9 de mayo de 2009

SUSPIRANTES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 9 de mayo de 2009.

A principio de la semana dio comienzo la campaña política que llevará a, por lo menos, once oaxaqueños a disfrutar una opípara beca en la Cámara de Diputados federal. Ese privilegio ya lo tuvieron nueve perredistas, quienes, sin sudar ni acongojarse, de repente tuvieron la gran oportunidad de su vida; desgraciadamente la desperdiciaron y transcurrió, con más penas que gloria, su fugaz paso por los asientos más cómodos de la burocracia mexicana.

La legislatura federal que ahora concluye, se caracterizó por dar acceso a la estructura del poder de la nación, a un grupo de anodinos que, sin hacer campaña política, recibieron el título de diputados federales. Cuenta la leyenda que, incluso, un candidato perredista de la Mixteca debió recibir un telefonema de la dirigencia de su partido para enterarse de su triunfo. Era tanta la seguridad en la inercia derrotista de los años anteriores, que ni siquiera se tomó la molestia de estar al pendiente de los resultados electorales. Para algunos, fue el “efecto Peje López Obrador”, aunque yo lo atribuyó a la falta de una estructura organizativa real del partido gobernante en Oaxaca.

Sobre la base de esa experiencia triunfal, muchos suspirantes de la vida fácil, la leyenda de los grandes sobresueldos y los viajes de placer alrededor del mundo, se anotaron en las tan traídas y llevadas listas de candidatos uninominales que disputarán el voto de los electores el próximo julio. Algunos nombres nos trajeron recuerdos, porque fueron resultados de los acomodos personales en el ánimo de ex gobernadores oaxaqueños.

Ahí reapareció la ya no tan nueva “Tortolita cantadora”, Emilia García Guzmán, quien dejó la vocación magisterial en la conflictiva Huautla de Jiménez, para convertirse en la política de las cuotas de género del hacendado cuicateco, Diódoro Carrasco Altamirano. Ahora deja las filas del PRI, que la condujeron a la diputación local oaxaqueña, donde supo la facilidad de ganar buen dinero, sin casi hacer nada, salvo asistir a las sesiones semanales para levantar la mano y aprobar todas las propuestas que el Ejecutivo de la época les hacía llegar. Va como candidata del PAN, no por méritos propios, sino por la orfandad de liderazgos locales de ese partido y para que se sienta la mano del neopanista presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados federal.

Pero también están tres hombres de la camada del ex gobernador José Murat. Se anotó el compadre más que cómodo, José Soto Martínez, quien se hizo rico controlando el dinero y las cuotas de los cañeros de la región de Tuxtepec y durante mucho tiempo controló parte del corporativismo priista en esa región; ahora compite por esa rara alianza, “Salvemos México”, que le está apostando al ya viejo “efecto López Obrador”. También logró la inclusión el ex fiscal de asuntos electorales, ex dirigente municipal priista y derrotado candidato a presidente municipal priista de Juchitán, Francisco Vázquez Rasgado, pero ahora compite bajo las azules alas del panismo santiguado. Otro candidato, pero mecido en las sandungueras notas del perredismo tehuano, es Froylán Cruz Toledo, el ex director del IEEEPO, quien intentará revivir las glorias de no hacer nada para ganar holgadamente. En las oficinas educativas fue su estrategia, frente a un sindicato avasallador, que le permitió ensanchar sus alforjas personales con el dinero mal controlado de las nóminas magisteriales, pero también engrandecer sus ranchos con recursos destinados a los campesinos pobres, pero desviados por las amistades supuestamente priistas, de un gobierno que hizo del dinero la mercancía para ganar lealtades y complicidades.
Son los ex priistas que intentarán pasar por el pantano, sin manchar sus alas con el lodo de los tránsfugas y los chaqueteros. Sus únicos problemas es que estas campañas comenzaron muy desangeladas y, como muchos prevemos, el escaso entusiasmo de los ciudadanos puede llevar a un arrollador triunfo de los candidatos priistas, no porque sean los mejores, sino porque son los menos peores y, en esta campaña, triunfarán los votos duros de los partidos tradicionales.