23 de julio de 2009

POLÍTICAS NEOLIBERALES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 20 de julio de 2009.

De la que nos salvamos. Si los panistas hubieran ganado la elección federal pasada, ya tenían planeado el impulso a la “segunda generación” de las reformas estructurales del neoliberalismo. El primer embate de esta corriente política se dio cuando Salinas de Gortari negoció con el PAN su toma de posesión. En aquel tiempo, como ahora lo sabemos, el presidente electo entregó algunos gobiernos estatales, empezando por Baja California y Guanajuato, y muchas presidencias municipales más; pero, el golpe genial fue cuando los convenció de impulsar la economía neoliberal. Los panistas creyeron que Salinas hacía suyo su programa de gobierno, cuando fue exactamente lo contrario: fueron peones de esta mente, tan ágil como perversa.

Entonces comenzó la transformación del país. Con los votos panistas se modificó el artículo 27 constitucional para permitir la venta de tierras ejidales y comunales, con el argumento de obtener financiación para el campo, cuando en realidad se trataba de meter la tierra al mercado de la compraventa privada. La siguiente modificación fue una concesión al panismo militante. Se cambió el artículo 130 para reconocer la personalidad jurídica de las iglesias, pero fue un eufemismo para reconocer la participación social de la Iglesia Católica, paso previo, consideraban, para aceptar su activismo político, que era y es favorable al panismo militante.

La otra gran reforma, que no pasó formalmente por la Cámara de Diputados, fue la privatización de todas las empresas en manos o con participación mayoritaria del gobierno federal. Así se vendieron las aerolíneas, los hoteles, pero también la gallina que ponía huevos de oro, como Teléfonos de México, empresa que ha hecho a su dueño el segundo hombre más rico del mundo, mientras el gobierno mexicano está entre los más pobres de este planeta. Sólo les faltó concretar la venta de PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad. A Salinas le faltó tiempo y voluntad al PAN, porque ellos querían concluir las “reformas estructurales” en un régimen donde uno de los suyos estuviera gobernando.

También le faltaron ganas y voluntad al primer gobierno panista. Vicente Fox se dedicó a la dulce vida, a la luna de miel con Marthita y a preguntarle a quienes le exigían actuar: “¿Y yo, por qué?”. El segundo aire lo tomaron ya en este sexenio de Felipe Calderón. Sin embargo, nunca previeron que el perredismo se convirtiera en la segunda fuerza electoral y el priismo orquestara su retorno al poder sobre la base de la defensa del nacionalismo revolucionario. Por eso, cuando los panistas pretendieron privatizar PEMEX, se encontraron con un dique bipartidista contra la reforma tan anhelada.

Para este siguiente trienio, tenían pensado concretar la parte de la tarea pendiente. Según comenta José Ureña, en su sección “Primer Círculo” (Tiempo, 17/07/2009), en un desayuno con César Nava, le detalló la agenda política siguiente. En primer lugar, iban por “la segunda reforma de Pemex”, que incluiría privatizar la maquila de refinados y el transporte de petrolíferos, crudo y gas. Pero también querían impulsar la reforma laboral, para desaparecer los sindicatos y hacer que los mexicanos laboren por horas, pero con los miserables salarios pagadas por las empresas mexicanas. Buscarían eliminar el IETU, pero querían grabar con IVA los alimentos y las medicinas, una vieja demanda empresarial para que el pueblo pague lo que ellos quieren atesorar para sus generaciones venideras. También les interesaba la reelección, primero reduciendo el número de legisladores, lo que, con el decremento sufrido, lo van a pensar dos veces.

Hoy, que César Nava es el señalado por el dedo presidencial para dirigir a los panistas y a los diputados, va a tratar de inducir estas reformas tan deseadas por los neoliberales, del partido que sean. Su gran problema y el del presidente Calderón, es que van a encontrar a un priismo que no desea compartir el costo de la debacle del fin de sexenio, porque ven muy cerca la posibilidad del anhelado retorno a Los Pinos. Ojalá que la bancada de diputados federales oaxaqueños sepa aprovechar el momento y defiendan la economía popular y busquen atraer más dinero para la inversión pública estatal y no entren a la dinámica de la abulia y los intereses particulares, como lo hicieron los diputados lopezobradoristas salientes.