31 de marzo de 2010

OAXACA. CAMPAÑAS POLÍTICAS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 31 de marzo de 2010.

Han concluido las precampañas y lo único cierto es que, como desde un principio, hay cuatro candidatos confirmados a gobernador del estado. En otras palabras, el escenario estaba armado, desde antes y lo que vivimos y oímos fue sólo el refrito de lo que las camarillas del poder habían armado de antemano. En un mes más, comenzará la parafernalia de las campañas y, poco más de dos meses después, tendremos gobernador, junto con diputados y presidente municipales electos.

Según todo parece, los candidatos del PRI y el PAN, porque los demás partidos son sólo el relleno del proceso, habrán de dar una verdadera batalla para alcanzar la mayoría relativa y ser reconocidos como Gobernador Electo, antes de llegar a la batalla legal en el Tribunal Federal Electoral. Las dos coaliciones tienen suficientes recursos económicos y los están incrementando con sus alianzas con los hombres del dinero. Mientras el PRI le está apostando a los empresarios locales y las bolsas logradas por un grupo de actuales funcionarios estatales, la Coalición por la Paz y el Progreso, aunque en estricto sentido debíamos hablar del PAN, ha acudido a las cuentas bancarias de los empresarios foráneos, los mismos que financiaron a la Fundación Vamos México de Martha Sahagún, a los Amigos de Fox y concretaron la idea de que López Obrador era “un peligro para México”, en la campaña de Calderón.

Los dos principales candidatos cuentan con recursos económicos sobrados, tienen una estructura clientelar suficiente para garantizarles mítines concurridos y no dudo que la mayoría de las casillas electorales estarán cuidadas por representantes partidistas y de los candidatos. Va a ser una elección competida y casi en igualdad de circunstancias. Mientras el priista será arropado por la estructura gubernamental estatal, el panista contará con la cobertura del gobierno federal. La posibilidad de triunfo la tendrá quien logre transformar las inquietudes ciudadanas en deseo real de ir a las urnas. Como en el 2006, el voto volátil jugará un importante papel. Quien se confíe en la ingeniería electoral, estará en la picota de la derrota la noche del cuatro de julio; quien se fíe de la marejada magisterial, tendrá un horrible despertar con el próximo pronunciamiento del Tribunal Federal Electoral.

Es curioso, pero quienes lucharon contra Andrés Manuel López Obrador, ahora serán los encargados de tratar de darle una cabeza de playa estatal para su próxima precampaña electoral, aunque ellos piensen que estarán conformando la red para impedir el retorno del PRI a Los Pinos, en 2012. Perdido el Distrito Federal, porque Marcelo Ebrard también es precandidato perredista, Oaxaca puede ser la próxima tesorería lopezobradorista. De la misma forma, un grupo de priistas oaxaqueños la consideran su baluarte económico, en sus sueños por alcanzar la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional, el próximo año. Como se ve, no hay proyecto para la sociedad oaxaqueña. El estado sólo es visto como la “caja chica” para financiar aspiraciones futuras de los actuales cacicazgos políticos.

Por eso, la campaña será encarnizada. Se juegan intereses económicos y no sólo la representación política estatal. Después de un largo intermedio, que les permitirá a los candidatos negociar y encauzar las candidaturas de diputados y presidentes municipales, mayo será, no sólo mes del calor primaveral, sino también el comienzo de las fiebres futuristas.

27 de marzo de 2010

EL PROCESO DE DESARROLLO

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 27 de marzo de 2010.

Una de las primeras cosas que deben tener claro los planificadores, es que el desarrollo es un proceso y no una meta a alcanzar. Es un estadio inalcanzable, porque día a día sus metas se transforman. Las grandes dificultades para definir el concepto surgen en el momento en que se adjetiva, porque entonces, más que simplificarlo, se oscurece y complica el sentido del término.

Al final del camino, considero que las cuatro últimas grandes concepciones sobre el desarrollo, no se contraponen; por el contrario, son visiones que se acoplan y complementan, aunque no terminan por definir a cabalidad el universo del proceso perseguido. En mi concepto, el desarrollo sustentable y el humano son visiones genéricas conceptuales, mientras que el regional y el local son métodos para impulsar el proceso tan esquivo. Por eso, para cerrar el círculo, considero necesario establecer cinco grandes dimensiones que este proceso debe impulsar: la social, la económica, la cultural-simbólica, la política y la ecológica. Ninguna de ellas tiene preponderancia sobre las otras; sólo por cuestiones de análisis se le puede dar prioridad a una, como punto de arranque para desencadenar el proceso de desarrollo.

El gran problema surge cuando, por deformaciones profesionales, el analista le asigna la preponderancia a una de las dimensiones. Es por eso que el científico social debe investigar en el sitio las características esenciales de la sociedad inmersa en el proceso, para que, del diagnóstico obtenido, pueda definir cuál será la dimensión susceptible de incidir e influir en la rápida transformación de las otras, para acelerar el proceso. Por eso, en la dinámica de las transformaciones de las sociedades no puede haber recetas, ni los conceptos pueden ser traslapados de una sociedad a otra, sino deben adaptarse a las condiciones locales, transformándose en nuevas concepciones, a partir de las características endógenas. Lo contrario ha conducido al fracaso de nuestros procesos de desarrollo y al desfase entre nuestras formas de vida y las consideraciones teóricas de nuestras ciencias sociales y humanas.

También, es necesario impulsar el proceso desde los pequeños espacios locales, asegurando la autosuficiencia comunitaria y fortaleciendo los capitales de las comunidades. Un nuevo modelo basado en el valor solidario y la reciprocidad, en el reconocimiento de la otredad, a partir de un nuevo paradigma que implica una nueva productividad ecológica, el reconocimiento de los valores culturales, los significados subjetivos y la creatividad humana, en escenarios de diversidad cultural, la conservación de la soberanía nacional y las autonomías locales para alcanzar la articulación de economías locales sostenibles y sustentables.

Así definido el proceso, es necesario transformar a los actores sociales –en general casi todos los integrantes de las comunidades- en sujetos sociales que pueden y quieren encausar los procesos sociales, en la búsqueda de los mejores niveles de bienestar de sus comunidades. En las zonas rurales, los actuales sujetos son las autoridades municipales, las comunales y las organizaciones productivas, quienes deben recibir financiamiento y la atención gubernamental, y de las organizaciones civiles, para impulsar la integración de la comunidad a este proceso de desarrollo. No es individualizando a los integrantes de la comunidad, como se les hará participes del desarrollo; por el contrario, ese proceso rompe el esquema de desarrollo endógeno que las comunidades han impulsado desde hace varios siglos. Las actuales políticas asistenciales gubernamentales impiden la conversión a sujetos sociales, manteniéndolos sólo como actores, lo que promueve la desorganización social e incrementa la pobreza individual y la marginación social.

Creo que el estado tiene inmejorables condiciones para superar las contradictorias expectativas gubernamentales de desarrollo y su práctica en políticas públicas. Cuenta con un inmejorable andamiaje de relaciones sociales y organizaciones comunitarias que le ha permitido sobrevivir a las adversidades históricas. Sobre esas relaciones de solidaridad y reciprocidad, sus habitantes han construido un entramado económico, basado en la reciprocidad, que les permite crear y recrear su cultura, que es el cimiento ideológico que engarza a los individuos y también a las instituciones, permitiéndoles desarrollar un sistema de democracia participativa comunitaria –donde la participación femenina es un rasgo inacabado, pero susceptible de ser impulsado-, que les puede permitir conservar y aprovechar racionalmente el entorno ecológico, si se les deja en la libertad de impulsar sus propias alternativas para generar procesos de desarrollo locales.

En realidad, el proceso del desarrollo estatal debe estar basado en las posibilidades de las localidades, para, a partir de ahí, crear y consolidar microrregiones, construir y consolidar las regiones –a partir de la concepción de la territorialidad- para alcanzar la sustentabilidad y el desarrollo humano, basado en el impulso, el fomento y la consolidación de las cinco dimensiones del desarrollo aquí descritas.

24 de marzo de 2010

GOBERNANZA Y GOBERNABILIDAD

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 24 de marzo de 2010.

Uno de los grandes problemas de los líderes opositores, los partidos y los grupos políticos de la entidad es que aún no terminan de entender la diferencia entre gobernabilidad y gobernanza. Hasta hoy, el gobierno estatal y sus opositores se han enfrascado en el fenómeno de la gobernabilidad. Entre la cooptación económica y la represión policiaca, ambos han perdido de vista el desarrollo de la entidad. En su confrontación, quien ha salido perdiendo es la sociedad oaxaqueña.

No se trata de un mero ejercicio académico sobre conceptos teóricos, el problema es que la indefinición conceptual conduce al enrarecimiento las relaciones sociales y repercute en la falta de una política definida, clara y precisa para combatir la pobreza y la marginación. En la ignorancia conceptual, el Gobierno cree haber vencido a sus opositores sólo porque administra la vida política y las rentas gubernamentales; por su parte, sus adversarios creen que el bloqueo pertinaz de las acciones gubernamentales es una verdadera alternativa de futuro. En realidad, con sus acciones, los opositores han construido la gobernabilidad relativa del estado, mientras que el Gobierno no logra construir la gobernanza, para encauzar una visión estratégica de desarrollo estatal.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término gobernabilidad se refiere sólo a la “cualidad de gobernable”, mientras que gobernanza es el “arte o manera de gobernar [para] el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la Sociedad Civil y el Mercado de la Economía”. En ese sentido, la gobernabilidad tiene un sesgo donde se privilegia la acción gubernamental; es decir, es la capacidad del gobierno para decidir las cuestiones fundamentales para mantener el equilibrio en las relaciones sociales, decidir las prioridades de gobierno y lograr el acatamiento de sus disposiciones por parte de los miembros de la sociedad. Es pues, fundamentalmente, una relación que va del gobierno a la sociedad. Por el contrario, la gobernanza es un concepto más amplio, que incluye la reciprocidad de las relaciones entre la sociedad civil y la política; es una construcción de relaciones sociales, que implican el reconocimiento de todas las partes de la sociedad, para construir su proyecto de futuro. Exige la intervención organizada, conciente y participativa de todos los integrantes de una sociedad determinada, en condiciones de igualdad y de respeto.

Ése ha sido el problema de los actores políticos del estado. Ni el gobierno ha logrado construir la gobernanza necesaria para inducir proyectos de largo alcance, con visión de Estado, ni sus adversarios han logrado construir un bloque social, suficientemente fuerte, como para imponerle al gobierno la necesidad de escuchar sus planteamientos y, a partir de ellos, comenzar a construir una hegemonía alternativa de poder en el estado.

Enfrascados en la ilusión de la confusión de la democracia con la alternancia política, en realidad, los actores políticos oaxaqueños sólo le han apostado a mantener el equilibrio político inestable. Si mañana, una coalición opositora al gobierno actual llegara a triunfar, sólo repetiría el esquema en sentido inverso. Mientras los hombres del poder, tanto los del gobierno como los opositores, no lean y crean que administrar es sinónimo de gobierno y no comprendan la diferencia entre gobernanza y gobernabilidad, estarán condenados a seguir repitiendo la historia de conflictos y de fracasos, a los que ya casi nos tienen acostumbrados.

13 de marzo de 2010

ARRANCADERO POLÍTICO

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 13 de marzo de 2010.

Al parecer, las cosas están acomodadas en la política estatal. El PRI y el PAN tienen candidatos definidos, que a partir del sábado inician su respectivas precampañas. No, no es un sentido esa afirmación, Ocurre que, como son precandidatos de unidad, no tienen oponentes internos en sus coaliciones, por lo que serán candidatos de sus respectivos partidos; las actividades que inician ahora, sólo servirán para alargar un mes más las campañas oficiales. También es ocioso aclarar que Gabino Cué es candidato panista, aunque formalmente milite en el Partido Convergencia por la Democracia; nada mejor para aclarar qué partido lo postuló, que el sainete armado con la renuncia al PAN del secretario de Gobernación, y los enredos de mentiras y aclaraciones de César Nava, el presidente del CEN del PAN, con los acuerdos firmados, e incumplidos, para no integrar alianzas electorales con el PRD en los estados.

En el PRI, las aguas volvieron a sus niveles de costumbre. Los dos principales ex precandidatos se han integrado a la campaña de Eviel Pérez Magaña: Adolfo Toledo, el anterior adelantado en las encuestas, asume la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI y el actual presidente municipal, José Antonio Hernández Fraguas, será responsable de la campaña en los Valles Centrales. Sólo Jorge Franco ha mantenido, hasta el momento, su palabra de no levantarle la mano al candidato y únicamente apoyar con su solitario voto la campaña priista.

Si las cosas caminan como hasta hoy, la ex secretaria de Turismo pronto comenzará su campaña para presidenta municipal de la ciudad de Oaxaca de Juárez y los demás precandidatos se disputarán las dos diputaciones locales de la ciudad. Por cierto, en la definición de la candidatura de la presidencia municipal oaxaqueña, se va a aplicar el mismo esquema de la decisión de la gobernación estatal: candidato de unidad, con reparto de posiciones para los grupos perdedores. Si ya dio buenos resultados en la grande, ¿por qué no habrá de funcionar en la elección menor?

Como se puede observar, el PRI se ha reconfigurado y dará la batalla en términos de unidad. Al menos, no tendrán enemigos visibles internos y los despechados del momento, poco a poco se irán incorporando a la campaña, en los reacomodos administrativos y políticos por venir.

Del otro lado, las posiciones también están definidas. El candidato opositor aporta capital político y también económico, en un entorno de divisiones tribales, que aflorarán cuando se hable del reparto de candidaturas de diputados plurinominales y algunas presidencias municipales. En realidad, su único problema es alcanzar la utopía de rebasar los ochocientos mil votos, que consideran haber obtenido en 2006. Alguien le vendió la idea al candidato y a sus amigos, que los votos lo obtuvo el senador Cué y se olvidan de la campaña mediática presidencial de López Obrador y la movilización radicalizada de los profesores de la Sección 22. Por cierto, uno de los coordinadores de la campaña priista se ha comenzado a reunir con los líderes más radicales del magisterio; no creo que ahí traten del hermoso clima prevaleciente o de revivir a la APPO, más bien, pienso que se está comprando la neutralidad electoral del magisterio oaxaqueño.

Así, la oposición está partiendo mal en sus perspectivas electorales. Por el contrario, debían poner como meta inicial alcanzar la votación histórica de sus partidos y, como objetivo final, superarla. El voto duro priista difícilmente se mueve, salvo cuando la administración pública está ocupada en otros asuntos o le conviene dejar sólo a un candidato no bien recibido. Dudo mucho que, ahora, los oaxaqueños se lancen a la aventura del voto útil, ni creo que el gobierno juegue a perder. Sin conflictos internos y con un candidato afín, la maquinaria electoral priista avanzará como locomotora. En realidad, la coalición opositora difícilmente alcanzará su sueño y César Nava, junto con el verdadero jefe del PAN, comenzarán a pagar, en dolorosas cuotas, su inexperiencia política al no dejar concretar al secretario de Gobernación su proyecto de dividir al PRI oaxaqueño.

10 de marzo de 2010

RECONSTRUIR LA POLÍTICA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 10 de marzo de 2010.

A raíz de mi último artículo sobre la perversión de la política, recibí varios comentarios preguntando sobre las alternativas posibles. Una de ellas es la organización ciudadana independiente. Es una vía difícil, sin muchos beneficios inmediatos, pero con un inmenso caudal de futuro para quienes luchan por transformar a la sociedad.

En el sistema actual, los partidos políticos representan la llave de acceso o de permanencia en el poder, entendido éste como la distribución de canonjías, sinecuras, acceso al dinero público sin controles efectivos y el otorgamiento de contratos a los amigos, con el previo pago de un porcentaje del total del costo o, en el peor de los casos, a empresas fantasmas o de prestanombres de los mismos funcionarios públicos. Una verdadera camada de nuevos ricos está saliendo de las últimas administraciones sexenales, pero también de las municipales, sin ningún distingo por el partido donde militan. Destacan, por cierto, los últimos presidentes de Juchitán de Zaragoza, donde no solo hay un abandono absoluto de la obra pública, sino que tampoco comprueban los recursos municipales. Han sido célebres las huelgas de hambre de Leopoldo de Gyves y Alberto Reyna, ¡para que no les obliguen a comprobar millones de pesos! Para desgracia de los juchitecos, los gobiernos estatales han cedido al chantaje y todo queda en un acuerdo de mutua protección.

Los cargos de elección popular se distribuyen entre amigos de confianza –sin importar su capacidad académica, personal o profesional- o entre parientes consanguíneos, siempre y cuando garanticen la lealtad al Jefe y la defensa del estado actual de cosas. En este esquema se encuentra todos los partidos políticos. No hay uno solo que se salve. En todos los partidos los hijos, esposas, hermanos, primos y amantes cobran como senadores y diputados, tanto locales como federales. El proceso era muy observable, desde hace tiempo, en el PRD, pero recientemente se dispararon los números tanto en el PRI como en el PAN, destacándose este último partido por el cinismo de sus gobernadores, quienes hacen gala de esta nueva modalidad del nepotismo. En el Partido Verde el asunto también tiene hondas raíces, pero se destacó por sus últimas ventas de candidaturas a diputados federales a las empresas televisivas, a cambio de comentarios favorables en sus barras noticiosas y de opinión; a través del Verde, las empresas televisivas tienen bancadas parlamentarias.

Éstas han sido las causas, entre otras, para que los partidos políticos pierdan credibilidad y difícilmente pueden cambiar su forma de accionar; hacerlo implicaría un verdadero suicidio de sus dirigentes y camarillas. Por eso, la alternativa es el impulso de la autonomía de los ciudadanos, su organización en asociaciones civiles y ciudadanas, y una posterior confederación de muchas voces y activismo individual y colectivo. Esto implica el retorno al ágora pública, la reconquista de los espacios de concentración ciudadana para dialogar sobre la problemática social y encontrar propuestas de solución. Sacar las discusiones del parlamento actual y de las oficinas gubernamentales, para trasladarla a la plaza pública. Implica concienciar a la ciudadanía de sus derechos, pero también de sus obligaciones, especialmente aquél donde coinciden los dos términos: reconstruir la política, para que responda a los intereses de los ciudadanos y no al de las camarillas en el poder.

7 de marzo de 2010

LA PERVERSIÓN DE LA POLÍTICA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 6 de marzo de 2010.

Desde hace buen tiempo, uno de los principales problemas del sistema político mexicano es la falta de credibilidad de los partidos políticos. Casi nadie les cree, porque nunca cumplen con sus promesas; ahora, su credibilidad está más que desgastada, porque, incluso, se han desprendido de las caretas ideológicas por el sueño de ganar unas elecciones a costa de lo que sea, y, en el PRI, se ha declarado abierta y cínicamente la era de los caciquismos estatales.

El sistema político mexicano está estructurado de forma tal, que son los partidos políticos quienes representan a la sociedad general y gobiernan en su nombre. Los ciudadanos no cuentan, sino la militancia; incluso, cuando un político triunfa en las elecciones, no gobierna para la sociedad, sino en nombre de la corriente política que representa. Por eso, Felipe Calderón se asume como un presidente panista y, en abierta confrontación a la doctrina de ese partido, ha regresado al viejo esquema priista de ser el primer panista de la nación, quien quita y pone a los presidentes de ese partido y dicta la estrategia política de las alianzas electorales. Calderón es el poder en el PAN y no sólo en Los Pinos, con todo el riesgo que esa actitud entraña. Pero, también, los diputados y senadores no se asumen como representantes de la nación, sino como voceros de su partido político; por eso se convierten en fracciones parlamentarias partidistas, cuando asumen la curul, y de ahí los interminables discusiones y confrontaciones que observamos en la cámaras. Son los voceros de sus partidos y no los representantes de la soberanía popular. Son elementos facciosos y no representantes populares.

Esta tendencia, que ya se observaba desde el origen de los partidos, adquirió visos de perversión a fines del siglo XX, cuando la era de las ideologías se despedazó con la caída del Muro de Berlín, el fin de Socialismo Real y el mundo bipolar. El triunfo del capitalismo como motor económico de la sociedad, llevó también la moral comercial al terreno de la política. Como sabemos, el capitalismo se basa en el egoísmo, la usura y la avaricia; la acumulación de dinero, a costa de lo que sea, como forma y fin para alcanzar la satisfacción personal. Por eso, ahora a nadie le extraña que esa misma moral sea la base del quehacer político.

Atrás quedaron las épocas cuando el político era una persona admirada y querida, un personaje emulado y ejemplo a seguir, cuando la política era una lucha de ideales y existía la idea del Estado como fin último de la razón política. Fue la gran época de los liberales que combatieron por la República federal, el Estado laico y la democracia representativa; junto a ellos se batieron los conservadores de la monarquía como forma de gobierno, la Iglesia como estandarte y los estamentos como aglutinadores sociales. Hoy, todo ha quedado en el olvido. La política se ha convertido en el supremo arte de acceder al escritorio donde se puede distribuir el dinero público, de acuerdo a los intereses personales y de camarillas, donde se negocian porcentajes por cada obra asignada y no la resolución de la problemática social; ahora no se guían por el bien común, sino por la magnificación de los beneficios esperados. Por eso, porque los políticos han perdido la orientación social, los partidos se han convertido en meros instrumentos de negociación mercantil.

Nada mejor para ejemplificar este proceso, que la patética disputa entre Beatriz Paredes y César Nava, dirigentes del PRI y el PAN, por un acuerdo incumplido entre dos comerciantes del poder. Llegaron al extremo de firmar un documento con todas las características de un contrato comercial, incluido la presencia de dos testigos; sólo faltó la rúbrica de un notario público, para tener un instrumento mercantil, con fuerza legal para ser presentado ante una instancia federal.

No. No chamaquearon a los priistas. Lo que observamos en la disputa de acuerdos incumplidos es la consolidación de la era de los acuerdos comerciales, en un terreno donde debía privar la búsqueda del bien común y la ética del compromiso. Como diría el filósofo pueblerino: Ya no hay moral en la política, y los partidos se empeñan se mostrarse como verduleras y no como entidades de interés público. Por eso han perdido toda credibilidad en los últimos tiempos.

4 de marzo de 2010

CUATRO VISIONES SOBRE EL DESARROLLO

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 3 de marzo de 2010.

El viernes pasado, la Asociación Civil “Oaxaca con rumbo”, cumplió su primera promesa y objetivo. En un auditorio lleno, con capacidad para 500 personas, efectuaron el foro “Desarrollo Estatal: ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Para quiénes?”.

Desde un inicio, en nombre de la Mesa Directiva, Miguel Ángel Morales Amaya se pronunció por una organización civil, ajena a todo partido político, precandidato u organización política, para impulsar el debate y la participación ciudadana en la hechura de las políticas públicas y la concreción de las propuestas.

El primer ponente del Foro fue el doctor Javier Delgadillo Macías, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, quien habló de la dimensión territorial del desarrollo, la necesidad de partir de los espacios geográficos, con base en las relaciones sociales ahí establecidas, para aprovechar las potencialidades y las capacidades de los actores locales, para construir procesos ciudadanos y llegar a acuerdos mediante el análisis y los consensos. Para él, el proceso de desarrollo se construye territorialmente, de “abajo hacia arriba”, para cimentar no solo la gobernabilidad sino, fundamentalmente la gobernanza.

En su turno, la doctora Mara Rosas Baños, investigadora del CIIDIR-IPN-Oaxaca, explicó el tema del “desarrollo sustentable”, cuyo objetivo último es impulsar el proceso de desarrollo, sin poner en riesgo la preservación de los recursos naturales, buscando obtener la autosuficiencia alimentaria y mantener las relaciones comunitarias. Se busca la “producción sustentable, pero no la competitividad a costa del entorno ambiental”, incrementar la productividad, pero con productos orgánicos y ecológicos, que no inciden en el deterioro del medio ambiente; aprovechar el entorno, pero evitando la desertificación, cada vez más extendida en nuestro estado. Para ella, en condiciones de autosuficiencia, los trabajos agrícolas pueden revertir la migración.

El tercer ponente, fue el maestro José Rembrant Valdez Zúñiga, investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, quien explicó los avances del Plan Oaxaca 2032, que el Tecnológico de Monterrey está instrumentando en la entidad, con una metodología para la “innovación y la competitividad”, buscando identificar las oportunidades estratégicas de negocio para impulsar el desarrollo estatal.

El último ponente, fue el doctor Darío Vásquez Antonio, investigador de la División de Estudios de Posgrado e Investigación del ITO, quien hizo énfasis en la necesidad de que los mismos oaxaqueños tengan la voluntad de ser los protagonistas de sus proyectos de desarrollo, aprovechando sus capacidades y las potencialidades del entorno que les rodea: un territorio con más de 94 mil kilómetros cuadrados y cerca de 600 km de costa. Para el ponente, las dificultades se deben superar y los problemas resolverse con la participación y la corresponsabilidad ciudadana.

El Foro fue un éxito, al presentar cuatro visiones sobre el proceso de desarrollo que requiere el estado de Oaxaca. Cada uno de los ponentes resaltó las especificidades propias de su ámbito profesional, pero concluyeron en la necesidad de impulsar la participación de los actores sociales que se desempeñan en los entornos locales o territoriales, buscando un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, pero sin depredar el entorno natural, para incrementar los niveles de bienestar de la gente que vive en las localidades.