24 de abril de 2010

ECODESARROLLO Y SUSTENTABILIDAD

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 24 de abril de 2010.

Contra el catastrofismo del crecimiento cero, la propuesta del ecodesarrollo emergió en la lucha política por definir un nuevo orden mundial, planteando nuevos “estilos de desarrollo”, basados en el potencial ecológico de las diferentes regiones y en las capacidades propias de los pueblos del Tercer Mundo. La propuesta se inscribió en el movimiento a favor de un nuevo orden económico internacional, impulsado por los países No Alineados y avalado por la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, aprobada por la Asamblea General de la 0NU en 1974, ratificando el derecho de los pueblos del Tercer Mundo a tener el control de sus recursos económicos.

La corriente ecodesarrollista recogió gran parte de las críticas al concepto de desarrollo como equivalente lineal de crecimiento económico, como, por ejemplo, las críticas a los patrones de consumo dominantes, a los sistemas y escalas de producción, a los estilos tecnológicos que suponían la actitud predatoria sobre los recursos naturales e incorporó nuevas ideas como autodeterminación, escalas de producción reducidas, la preferencia por los recursos renovables y por las tecnologías adecuadas o blandas, buscando la conservación del medio natural.

En 1973, en la primera reunión del consejo de administración del Programa del Medio Ambiente de la ONU (PNUMA), en Ginebra, Maurice Strong, secretario general de la conferencia acuñó el término “ecodesarrollo”. La propuesta de la corriente era compatibilizar la economía con la ecología, pero poniendo el centro en “modelos” o “estilos” de desarrollo alternativos, autodeterminados y autocentrados, pensados y construidos desde la óptica de los dominados y desplazados en el orden mundial. Se trataba, principalmente, de una respuesta contra las visiones catastrofistas del crecimiento cero, reivindicando el crecimiento para el desarrollo, pero, a diferencia del ambienta1ismo moderado de la ONU, desde una óptica comunitaria y tercermundista. El discurso del ecodesarrollo se fue conformando y divulgando en diferentes reuniones internacionales con exclusiva o fuertes representaciones de los países pobres; por ejemplo, en el seminario de Founex, Suiza, en 1971, donde se logró ampliar la visión de los problemas ambientales a sus aspectos, causas y consecuencias sociales.

El modelo de la Fundación Bariloche.
En paralelo, la Fundación Bariloche impulsó un “Modelo Mundial Latinoamericano” contra el Informe al Club de Roma, proponiendo buscar caminos alternativos, donde el desarrollo tuviera como objetivo fundamental satisfacer las necesidades humanas básicas de toda la sociedad, administrando los recursos y cuidando el medio. Rechazaba la tesis de los límites físicos para el desarrollo como absolutos y planteaba las escalas temporales y espaciales importantes para la humanidad como límites operantes sociopolíticos y no físicos.
En su propuesta, los elementos básicos de la nueva sociedad serían: equidad a todas las escalas; no consumismo, en el sentido de que la producción y el consumo estén determinados por las necesidades sociales y no por el lucro privado; y el reconocimiento de las necesidades de acuerdo con el patrón cultural de cada sociedad. El concepto de propiedad privada de los medios de producción es sustituido por el concepto de uso y manejo de los medios de producción, definidos por cada sociedad en particular.

El ambientalismo moderado de la Declaración de Estocolmo.
Mientras tanto, las propuestas aprobadas en Estocolmo cimentaron el ambientalismo moderado y son los antecedentes del desarrollo sustentable consolidada en 1987, en Brundtland.

La Tierra es Única: El Cuidado y Mantenimiento de un Pequeño Planeta fue el documento donde la ONU adoptó una posición decididamente antropocentrista, planteando el cuidado de los recursos no como un fin en sí mismo, sino como medio para favorecer o posibilitar el desarrollo y la mejora de las condiciones de vida de la sociedad. Se olvidaba del crecimiento cero e inducía al crecimiento para superar la pobreza. Reconocía las diferencias entre países ricos y pobres, y recomendaba a los primeros buscar tecnologías limpias, pero también ayudar a los pobres, para hacerlos crecer económicamente. Aunque no distinguía entre crecimiento y desarrollo, porque no contraponía los conceptos y sus prácticas.

La pobreza aparecía indiferenciada como problema en sí y como causa de problemas ecológicos, pero dejaba abierta la posibilidad de entenderla más como una amenaza ambiental. El crecimiento poblacional la planteaba como causa de problemas ambientales y recomendaba el control de la natalidad, pero asumiendo que el ser humano es lo más valioso del planeta. Intentando detener la ambición de los países desarrollados sobre los recursos naturales de los más pobres, declaraba la soberanía de los Estados sobre sus recursos naturales.