FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 23 de junio de 2010.
Ante el previsible descalabro electoral, la alianza de la derecha pragmática y la “izquierda” institucionalizada han abierto un segundo frente en las elecciones para gobernador.
En Oaxaca, hasta la semana pasada se mantenían en el tradicional esquema de atizar la hoguera de la confrontación. Comenzaron enviando a un alborotador, el “Alebrije”, a la conflictiva zona triqui; les dio buenos resultados: dos muertos y la atención nacional e internacional. Continuaron con la provocación magisterial, al aventarlos al tradicional plantón del zócalo oaxaqueño; pero, además, buscan provocar al gobierno estatal con los bloqueos del aeropuerto, cruceros, supermercados y bancos de la ciudad; la semana pasada, los profes estaban en la incertidumbre de la rebelión de los radicales por intervenir en las elecciones estatales o sólo aparentar la movilización, para ganar tiempo y posibilidades de futuro con el próximo gobernador.
A pesar del golpeteo político, las encuestas serias y las del gobierno federal no les son favorables, a sólo dos semanas de la elección. Sobre esa base se definió la siguiente escala electoral. Ya no se trata de contener la operación política del gobernador Ulises Ruiz. También se decidió ensuciar el proceso electoral y generar un entorno de violencia criminal y agitación social. La meta es clara: llegar al Tribunal Federal Electoral para intentar revertir los resultados o, en el mejor de los casos, argumentar la causal abstracta, para anular las elecciones. El gobierno federal se decidió por Antonio Solá, el asesor publicitario español de Felipe Calderón, para lanzar la campaña negra y olvidarse de la estructura electoral.
En Oaxaca esto se traduce en muertos. En San Agustín Etla, hubo un enfrentamiento con un muerto y varios heridos. En San José del Progreso, Ocotlán mueren dos personas y hay cuatro heridos. El conflicto agrario entre Ixcatlán y Chalcatongo vuelve a producir un muerto más. En todos los casos, siempre hay un hilo conductor que llega hasta la estructura de la APPO, los radicales de la sección 22 y la iglesia católica, en su sección de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, y sus centros de derechos humanos.
La campaña mediática la abrió Aurora López Acevedo, con su improbada denuncia de secuestro y un demencial delito que no puede definir como abuso sexual o violación. En paralelo, el gobierno federal, a través de César Nava, difundió conversaciones telefónicas del gobernador oaxaqueño con dirigentes de la campaña y las instituciones electorales.
Frente a todos los ataques, se observa a un gobierno estatal paralizado y sin iniciativa para revertir los ataques mediáticos. La razón es clara: la mayor parte del gabinete estatal siempre estuvo integrado por ineptos e incapaces, buenos para los negocios, pero malos para la política y la administración. Los segundones, muchos de ellos militaron en la oposición y ahora tienen una vela encendida en el santuario de la Paz y el Progreso.
Para la fortuna del gobierno estatal y la candidatura priista, Oaxaca tiene un buen caudal de voto duro. Esos mismos electores a quienes han despreciado los garúes de la campaña priista, llegándolos a definir como “municipios no rentables electoralmente”, aunque al final los van a llevar al triunfo. Por cierto, después, los mariscales derrotados en todas las campañas donde han tenido la responsabilidad directa, se habrán de deshacer en halagos de autocomplacencia, para apropiarse del triunfo del voto duro oaxaqueño.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 23 de junio de 2010.
Ante el previsible descalabro electoral, la alianza de la derecha pragmática y la “izquierda” institucionalizada han abierto un segundo frente en las elecciones para gobernador.
En Oaxaca, hasta la semana pasada se mantenían en el tradicional esquema de atizar la hoguera de la confrontación. Comenzaron enviando a un alborotador, el “Alebrije”, a la conflictiva zona triqui; les dio buenos resultados: dos muertos y la atención nacional e internacional. Continuaron con la provocación magisterial, al aventarlos al tradicional plantón del zócalo oaxaqueño; pero, además, buscan provocar al gobierno estatal con los bloqueos del aeropuerto, cruceros, supermercados y bancos de la ciudad; la semana pasada, los profes estaban en la incertidumbre de la rebelión de los radicales por intervenir en las elecciones estatales o sólo aparentar la movilización, para ganar tiempo y posibilidades de futuro con el próximo gobernador.
A pesar del golpeteo político, las encuestas serias y las del gobierno federal no les son favorables, a sólo dos semanas de la elección. Sobre esa base se definió la siguiente escala electoral. Ya no se trata de contener la operación política del gobernador Ulises Ruiz. También se decidió ensuciar el proceso electoral y generar un entorno de violencia criminal y agitación social. La meta es clara: llegar al Tribunal Federal Electoral para intentar revertir los resultados o, en el mejor de los casos, argumentar la causal abstracta, para anular las elecciones. El gobierno federal se decidió por Antonio Solá, el asesor publicitario español de Felipe Calderón, para lanzar la campaña negra y olvidarse de la estructura electoral.
En Oaxaca esto se traduce en muertos. En San Agustín Etla, hubo un enfrentamiento con un muerto y varios heridos. En San José del Progreso, Ocotlán mueren dos personas y hay cuatro heridos. El conflicto agrario entre Ixcatlán y Chalcatongo vuelve a producir un muerto más. En todos los casos, siempre hay un hilo conductor que llega hasta la estructura de la APPO, los radicales de la sección 22 y la iglesia católica, en su sección de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, y sus centros de derechos humanos.
La campaña mediática la abrió Aurora López Acevedo, con su improbada denuncia de secuestro y un demencial delito que no puede definir como abuso sexual o violación. En paralelo, el gobierno federal, a través de César Nava, difundió conversaciones telefónicas del gobernador oaxaqueño con dirigentes de la campaña y las instituciones electorales.
Frente a todos los ataques, se observa a un gobierno estatal paralizado y sin iniciativa para revertir los ataques mediáticos. La razón es clara: la mayor parte del gabinete estatal siempre estuvo integrado por ineptos e incapaces, buenos para los negocios, pero malos para la política y la administración. Los segundones, muchos de ellos militaron en la oposición y ahora tienen una vela encendida en el santuario de la Paz y el Progreso.
Para la fortuna del gobierno estatal y la candidatura priista, Oaxaca tiene un buen caudal de voto duro. Esos mismos electores a quienes han despreciado los garúes de la campaña priista, llegándolos a definir como “municipios no rentables electoralmente”, aunque al final los van a llevar al triunfo. Por cierto, después, los mariscales derrotados en todas las campañas donde han tenido la responsabilidad directa, se habrán de deshacer en halagos de autocomplacencia, para apropiarse del triunfo del voto duro oaxaqueño.