El 10 de marzo pasado, el gobierno estatal cumplió sus primeros 100 días de ejercicio administrativo. En ese periodo, han perdido el tiempo en una concatenación de declaraciones contradictorias y acciones sin objetivos precisos. Con esas bases, muchos comentaristas lo han calificado como un gobierno de ocurrencias y simulaciones. Las características fundamentales han sido los anuncios mediáticos, marcados por el encono y la frustración; las propuestas demagógicas, que esconden un autoritarismo ramplón; programas asistenciales y electoreros; y una verdadera pérdida de tiempo en integrar un gabinete donde nunca han estado las mejores personas que Oaxaca ha producido. Es, verdaderamente, el gobierno de la inexperiencia, la ineficacia, la ilegalidad, la ineptitud y la incapacidad.
Comenzó con la baladronada de la iniciativa de Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, que concluyó en el show de los falzatis y un delincuente que cambio de posición para seguir cobrando en la misma secretaría: don Alfredo Ahuja Pérez, supuesto psicólogo que compró un título universitario y una cédula falsos; en lugar de encarcelarlo y multarlo, el gobierno lo envió como subsecretario de Turismo. Luego siguió Benjamín Robles, al que rotaron de la Jefatura de la Oficina del Gobernador a la Secretaría Particular, desde donde cobra el mismo sueldo y opera las mismas funciones. La secretaria General de Gobierno y Salomón Jara, de SEDAFP, con cinismo sonríen y siguen enredando al gobierno en la ilegalidad oficial. Sólo el de Asuntos Indígenas está enfrascado en el proceso de su titulación.
Después enviaron una iniciativa de reformas constitucionales, hecha en el Distrito Federal y por una persona que conoce Oaxaca sólo por sus visitas a la tesorería estatal. La ley propuesta es un remedo de autoritarismo y entrampa procesos ya establecidos en la Constitución estatal.
A la inexperiencia se sumó la incapacidad, que condujo al enfrentamiento con el magisterio estatal, aquel martes negro pasado. Sin interlocutor aceptado, el gobierno se confió en la buena voluntad de los liderazgos magisteriales y el resultado fueron los gases lacrimógenos, los heridos, descalabrados, las mujeres policías secuestradas, y la patiza física y moral propinada al ¡secretario de Protección Ciudadana! Sin aceptar sus culpas, el gobierno intentó culpar a ¡los priistas!, como si fueran ángeles de la devoción magisterial. Los comentarios periodísticos defeños se encargaron de echar abajo el sueño goebbeliano de la comunicación social gubernamental.
Luego presentaron el Programa Bienestar. Un programa asistencial, que beneficia a algunos oaxaqueños con dádivas gubernamentales, y con fines claramente electorales, donde sólo el componente de uniformes y útiles escolares es universal, pero responde a una demanda del magisterio y no a una política pública estatal.
La semana pasada concluyó la ¡tercera ronda! de las consultas públicas para el Plan Estatal de Desarrollo, donde oyeron a las mismas personas, sobre el mismo tema. El último foro sólo se destacó por la presencia del ex secretario de Hacienda de un gobierno priista, Don Pedro Aspe Armella y de otro ex priista, el gobernador Gabino Cué.
El próximo 21 de marzo se cumplen los 111 días que anunciaron al presentar el “Programa Preliminar de Gobierno”. No sabemos si, en unos días, el gobierno pueda dar un golpe de timón espectacular que lo saque de la medianía y la continuidad en que se desenvuelve actualmente. Lo dudo, pero ojalá lo puedan lograr.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 18 de marzo de 2011.