Los anuncios de la asamblea estatal de la Sección 22 no anuncian nada bueno. Al contrario, parecen ser los nubarrones de la tormenta que se avecina en mayo. Serán más días sin clases, marchas, bloqueos carreteros y plantones en las oficinas públicas. Nada nuevo, sólo más de la lucha por el poder, al que se están encarrilando los radicales enquistados en el sindicalismo magisterial.
En febrero pasado, después de la zarandeada propinada al gobierno estatal, anunciaron un plan básico de movilización para exigir la destitución de la secretaria General de Gobierno, el director del IEEPO y el secretario de Protección Ciudadana. Cumplieron con la suspensión de labores el 25 de febrero, para efectuar reuniones internas; concretaron el paro de actividades el 8 de marzo y efectuaron su marcha en la ciudad de Oaxaca; el 10 lo hicieron en el Istmo de Tehuantepec, justo cuando se cumplían los primeros cien días de la administración gubernamental.
Mientras radicalizaban sus posiciones por los vaivenes y desmentidos del gobierno estatal, desapareció el profesor Carlos René Román Salazar, un activo militante de la organización magisterial. El aparente secuestro tuvo todos los visos de un aviso mafioso: su vehiculo apareció aparcado en una calle de San Jacinto Amilpas, con el motor encendido y todas sus pertenencias intocadas, incluyendo laptop, Ipad y celular. Parecía un claro mensaje de El Padrino de Mario Puzo y, afortunadamente por el momento, no una amenaza de un cártel de la droga.
Como en el enfrentamiento del Martes Negro, el gobierno se perdió por la tangente y nos dio otra muestra de su inoperancia e incapacidad administrativa. Si después de la gresca acusaron al PRI de los hechos, ahora sólo atinaron a balbucir el clásico “Yo no fui” y nos demostraron que en Oaxaca no hay “inteligencia” policial o gubernamental y, rememorando las películas del Oeste, anunciaron una ridícula recompensa de 500 mil pesos para quienes proporcionen información del paradero de profesor.
Cuando inició la asamblea previa a la estatal magisterial, no se sabía nada del profesor, pero, en la noche, a alguien se le ocurrió quemar un autobús de la Escuela Normal de Educación Preescolar y dejar el mensaje: “Chepi: bájale a los huevos”. El resultado es que habrá marcha masiva en Guelatao para conmemorar el natalicio del Benemérito de las Ameritas y los nuevos funcionarios público, tanto de la “izquierda institucionalizada”, la derecha panista y los acomodaticios de siempre, habrán de escuchar las viejas consignas: “Ésos son, los que van al paredón” o el clásico: “burgueses, ‘eggones’, por eso están panzones”.
Nos esperan una serie de movilizaciones del 21 de marzo al 2 de abril. El 22 de marzo, los 37 sectores magisteriales instalarán foros de denuncia y fortalecerán el campamento del zócalo capitalino; el 23 suspenderán las clases y bloquearán las carreteras; en los días subsiguientes, protestas en dependencias gubernamentales y una movilización representativa en la Ciudad de México. El 10 de abril tampoco habrá clases, de acuerdo al calendario de febrero pasado.
No hay nada nuevo en el asunto magisterial: por un lado, radicalización de las posturas y, por el otro, incompetencia y desorganización en las filas gubernamentales. Mientras tanto, la educación de calidad duerme el sueño de los justos, y se ahonda la brecha entre los educandos que acuden a las escuelas privadas y quienes mendigan educación en las escuelas públicas.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 21 de marzo de 2011.