FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 2 de enero de 2009.
Por lo visto, ningún gobierno municipal va a poder resolver el problema de los congestionamientos viales. Primero, porque eligen como directores de tránsito a personas sin capacidad técnica y sin voluntad para actuar; segundo, porque los responsables políticos, tanto del municipio como del estado, tampoco tienen idea alguna para resolver el problema de la vialidad, ni tienen voluntad política para hacerlo y están coludidos con el pulpo camionero.
He mencionado en reiteradas ocasiones y ahora lo ratifica mi amigo Juan Diego, así como los reporteros de Tiempo, que uno de los principales problemas es la desincronización de los semáforos. Los únicos aparatos más o menos sincronizados están en la calle de Juárez, de ahí hacia delante los demás los instalaron como Dios les dio a entender y pensando que su función es sólo detener el tráfico, sin comprender que deberían servir para agilizar la circulación vehicular. Este problema es producto de la incapacidad técnica de los directores y el personal administrativo de tránsito municipal, porque no cuentan con personal capacitado y las autoridades quizá no sepan de la existencia de una carrera técnica llamada ingeniería vial que se estudia en algunos tecnológicos y universidades.
Ahí se aprende, entre otras cosas, que la sincronización de los semáforos se hace mediante modelos matemáticos y no como en Oaxaca, mediante la práctica del acierto y el error. Esa nefasta idea del “ahi se va” produce el absurdo de ver que, cuando un semáforo se pone en verde, en la siguiente esquina automáticamente el otro se pone en rojo. Los aparatos están puestos para entorpecer el tráfico y no para permitir una circulación fluida, a la vez que permitieran el control del tráfico en las calles adyacentes.
El otro problema es la falta de voluntad de los directores de tránsito para poner orden en la circulación de los camiones urbanos. Es verdaderamente lamentable observar las largas filas de los destartalados camiones en las calles de la ciudad. He llegado a contar hasta 12 camiones, uno tras otro. Pero lo grave del asunto es que, como se pelean el pasaje, se rebasan en las bocacalles, haciendo verdaderos tapones y van compitiendo en las pequeñas calles de nuestra ciudad, para ganarle el pasaje al otro. En sus locas carreras han provocado una gran cantidad de muertos, pero, sobre todo, bloquean la vialidad vehicular.
En realidad, el problema del transporte urbano es fácil de solucionar, pero implica voluntad y que los directores de tránsito no tengan compromisos y no reciban dádivas de los dueños del pulpo camionero. Implica también, obviamente, una verdadera y bien meditada modificación de la ley municipal de tránsito, no una light y echa al vapor, como la anterior.
Visto así, el principal responsable de los congestionamientos viales en la ciudad es el Director de Tránsito municipal, quien debía comprender que su función no es nada más sentarse ante el escritorio, contabilizar la cantidad diaria de multas impuesta por cada agente y pensar en nuevos topes de multas. Su verdadero trabajo es diseñar un programa que haga fluida la vialidad citadina, lo que, por cierto, no implica solamente la instauración del “hoy no circula”, que en el Distrito Federal no ha dado resultado positivo alguno. Ése es el gran reto y dudo mucho que este gobierno municipal lo pueda resolver.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 2 de enero de 2009.
Por lo visto, ningún gobierno municipal va a poder resolver el problema de los congestionamientos viales. Primero, porque eligen como directores de tránsito a personas sin capacidad técnica y sin voluntad para actuar; segundo, porque los responsables políticos, tanto del municipio como del estado, tampoco tienen idea alguna para resolver el problema de la vialidad, ni tienen voluntad política para hacerlo y están coludidos con el pulpo camionero.
He mencionado en reiteradas ocasiones y ahora lo ratifica mi amigo Juan Diego, así como los reporteros de Tiempo, que uno de los principales problemas es la desincronización de los semáforos. Los únicos aparatos más o menos sincronizados están en la calle de Juárez, de ahí hacia delante los demás los instalaron como Dios les dio a entender y pensando que su función es sólo detener el tráfico, sin comprender que deberían servir para agilizar la circulación vehicular. Este problema es producto de la incapacidad técnica de los directores y el personal administrativo de tránsito municipal, porque no cuentan con personal capacitado y las autoridades quizá no sepan de la existencia de una carrera técnica llamada ingeniería vial que se estudia en algunos tecnológicos y universidades.
Ahí se aprende, entre otras cosas, que la sincronización de los semáforos se hace mediante modelos matemáticos y no como en Oaxaca, mediante la práctica del acierto y el error. Esa nefasta idea del “ahi se va” produce el absurdo de ver que, cuando un semáforo se pone en verde, en la siguiente esquina automáticamente el otro se pone en rojo. Los aparatos están puestos para entorpecer el tráfico y no para permitir una circulación fluida, a la vez que permitieran el control del tráfico en las calles adyacentes.
El otro problema es la falta de voluntad de los directores de tránsito para poner orden en la circulación de los camiones urbanos. Es verdaderamente lamentable observar las largas filas de los destartalados camiones en las calles de la ciudad. He llegado a contar hasta 12 camiones, uno tras otro. Pero lo grave del asunto es que, como se pelean el pasaje, se rebasan en las bocacalles, haciendo verdaderos tapones y van compitiendo en las pequeñas calles de nuestra ciudad, para ganarle el pasaje al otro. En sus locas carreras han provocado una gran cantidad de muertos, pero, sobre todo, bloquean la vialidad vehicular.
En realidad, el problema del transporte urbano es fácil de solucionar, pero implica voluntad y que los directores de tránsito no tengan compromisos y no reciban dádivas de los dueños del pulpo camionero. Implica también, obviamente, una verdadera y bien meditada modificación de la ley municipal de tránsito, no una light y echa al vapor, como la anterior.
Visto así, el principal responsable de los congestionamientos viales en la ciudad es el Director de Tránsito municipal, quien debía comprender que su función no es nada más sentarse ante el escritorio, contabilizar la cantidad diaria de multas impuesta por cada agente y pensar en nuevos topes de multas. Su verdadero trabajo es diseñar un programa que haga fluida la vialidad citadina, lo que, por cierto, no implica solamente la instauración del “hoy no circula”, que en el Distrito Federal no ha dado resultado positivo alguno. Ése es el gran reto y dudo mucho que este gobierno municipal lo pueda resolver.