6 de febrero de 2009

CALDERÓN, EL MENTIROSILLO.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 6 de febrero de 2009.

Encarrerado por los pequeños intereses de unos gobernadores que confunden la política con la polaca, el presidente Felipe Calderón vuelve a las andanzas de mentirle a los mexicanos con el cuento chino de que la privatización petrolera hubiera resuelto los problemas de México.

No dudo, en absoluto, que la venta de PEMEX habría hecho mucho muy ricos a los mexicanos... pero a los de la familia de Calderón y haría, a los familiares de Juan Camilo Mouriño, más ricos de lo que ahora son, bajo el amparo de los negocios del PEMEX todavía paraestatal y mexicano.

En su visita a la agencia municipal de La Ventosa, en Juchitán, Calderón inició una andanada política a partir de la petición del gobernador Ulises Ruiz para que la nueva refinería se estableciera en Salina Cruz. Respondió que con gusto hubiera dado su anuencia, pero inmediatamente aclaró que, como los partidos políticos de oposición se negaron a aprobar su iniciativa de ley, en esos momentos sólo se podía establecer una refinería y no cuatro o más, como supuestamente se hubieran establecido si las cámaras federales hubieran aprobado su propuesta de reforma.

En días pasados, seguramente sin haber leído la respuesta presidencial a la demanda del gobernador oaxaqueño, el gobernador priista de Campeche volvió a hacer la misma petición. Como era de esperarse, Calderón le volvió a recetar la filípica, pero ahora dio los nombres de sus detractores: el PRI, el PRD, el PT y Convergencia fueron los partidos que se opusieron a la propuesta presidencial que tenía el aval del PAN, el Panal y el PVEM. Con la negativa de los primeros, volvió a repetir Calderón, se cerraron las posibilidades de construir más de cuatro refinerías en diferentes puntos del país. Es decir, el partido de los pedigüeños era el responsable de su negativa y casi, casi, del desastre económico mexicano.

Lo que no dice Calderón, y curiosamente nadie le ha revirado, es que su famosa reforma modernizadora de PEMEX no era más que la venta de la paraestatal más grande e importante del gobierno y la que le ha permitido contar con los recursos suficientes para su gasto corriente y para el financiamiento de los programas asistenciales para los pobres del país, además de financiar el modelo de desarrollo económico basado en el enriquecimiento extremo de una pequeña capa de la población, vinculada a los consorcios internacionales y con posibilidades de exportar su producción. Sin PEMEX, todo el modelo se iría por la borda y quedaría un gobierno desnudo y sin recursos, en manos de las empresas petroleras internacionales, entre las que destacarían las españolas que hoy tienen las puertas abiertas, las mismas que les abrió el queridísimo amigo, pero desgraciadamente desaparecido, Juan Camilo Mouriño.

Lo más seguro es que, si se hubiera privatizado PEMEX, tampoco se pondrían las refinerías ni en Salina Cruz ni en Campeche. Sus sedes serían negociadas y financiadas a partir de los intereses del mercado petrolero más grande del mundo: al igual que ahora, pero en ese entonces de manera más abierta, la infraestructura petrolera estaría encaminada a satisfacer el voraz apetito de la industria norteamericana. Pero, también es seguro que, en ese entonces, Calderón y sus corifeos anunciarían que, por lo menos, se habrían creado algunos empleos más, aunque el país se desmoronara en sus cortas manos, como por cierto hoy lo está logrando, a punta de incapacidad administrativa y aridez intelectual.