FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 3 de abril de 2009.
Hace menos de un mes, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo advirtió que, ante la crisis internacional, América Latina aún no había tocado fondo y el crecimiento económico de la región se vería afectado, traduciéndose en menos empleos y más personas bajo la amenaza de regresar a las filas de la pobreza. Si la crisis durara sólo un año y el crecimiento económico fuera de 1.1 por ciento, "hasta 2.8 millones de personas podrían volver a caer este año en la pobreza en América Latina y el Caribe" –insistió (El Universal, 06/03/2009).
En otro contexto, al participar en el foro “México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?”, en la Cámara de Diputados, el presidente del Grupo Carso, Carlos Slim Helú expresó: “No quiero ser catastrofista, pero ante el colapso económico el PIB se va a desplomar, va a haber desempleo como no lo hemos visto desde los años 30, van a quebrar muchas empresas chicas, medianas y grandes, van a cerrar comercios, se verán locales cerrados por todos lados, los inmuebles estarán vacíos. Será una situación muy delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever, y después no estar llorando” (La Jornada, 10/02/2009).
Por su parte, la dirección de Estudios Económicos de Banamex declaró: “datos recientes indican que la recesión se intensificó más de lo anticipado en el primer trimestre del año, así que estamos revisando nuestro pronóstico para el crecimiento del producto interno bruto de 2009 y 2010 a -3.5 y 1.5 por ciento, respectivamente” (Milenio, 27/03/2009).
Por eso, no extraño que, 24 horas antes del anuncio presidencial de la nueva línea de crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI), de hasta 40 mil millones de dólares, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informara que el endeudamiento externo del sector público mexicano se incrementó 240 por ciento en los dos primeros meses de este año. Por cierto, el monto de la deuda es similar al de 1994, 85 mil 120.2 millones de dólares, previo al año en que se resintió la segunda mayor caída del producto interno bruto en México durante el siglo XX.
De dónde, pues, saca tanto optimismo el presidente Calderón para anunciar un mexicano mundo feliz ante los empresarios ingleses y, además, rematar objetando las políticas proteccionistas y la mayor intervención estatal para combatir las ineficiencias y la incapacidad de ese eufemismo conocido como “el mercado” y sus hijos reales, los empresarios privados. Esos mismos que le están recordando al segundo presidente de la derecha mexicana que ellos no tienen ideología, sino solo intereses y están actuando de la misma manera como lo hicieron en 1976, 1982, 1987 y 1994, cuando la fuga de divisas condujo a sucesivas devaluaciones y la intervención del FMI en la economía mexicana.
Alegremente, Calderón y sus corifeos anuncian que no le impondrán lineamientos económicos al país por el préstamo, como si no supiéramos que, desde 1982, la política económica mexicana es la del FMI: nula intervención del gobierno en materia económica, retiro de subsidios directos, y apertura total al comercio y al capital financiero internacional.En su ilusión para no quedar como el presidente devaluado que ya es, Calderón insiste que la crisis es importada y no generada aquí, como si eso le importara a los pobres de México, quienes saben que los gobiernos panistas son incapaces de generar empleos, porque a ellos solo les interesa la riqueza… pero de unos cuantos.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 3 de abril de 2009.
Hace menos de un mes, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo advirtió que, ante la crisis internacional, América Latina aún no había tocado fondo y el crecimiento económico de la región se vería afectado, traduciéndose en menos empleos y más personas bajo la amenaza de regresar a las filas de la pobreza. Si la crisis durara sólo un año y el crecimiento económico fuera de 1.1 por ciento, "hasta 2.8 millones de personas podrían volver a caer este año en la pobreza en América Latina y el Caribe" –insistió (El Universal, 06/03/2009).
En otro contexto, al participar en el foro “México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?”, en la Cámara de Diputados, el presidente del Grupo Carso, Carlos Slim Helú expresó: “No quiero ser catastrofista, pero ante el colapso económico el PIB se va a desplomar, va a haber desempleo como no lo hemos visto desde los años 30, van a quebrar muchas empresas chicas, medianas y grandes, van a cerrar comercios, se verán locales cerrados por todos lados, los inmuebles estarán vacíos. Será una situación muy delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever, y después no estar llorando” (La Jornada, 10/02/2009).
Por su parte, la dirección de Estudios Económicos de Banamex declaró: “datos recientes indican que la recesión se intensificó más de lo anticipado en el primer trimestre del año, así que estamos revisando nuestro pronóstico para el crecimiento del producto interno bruto de 2009 y 2010 a -3.5 y 1.5 por ciento, respectivamente” (Milenio, 27/03/2009).
Por eso, no extraño que, 24 horas antes del anuncio presidencial de la nueva línea de crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI), de hasta 40 mil millones de dólares, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informara que el endeudamiento externo del sector público mexicano se incrementó 240 por ciento en los dos primeros meses de este año. Por cierto, el monto de la deuda es similar al de 1994, 85 mil 120.2 millones de dólares, previo al año en que se resintió la segunda mayor caída del producto interno bruto en México durante el siglo XX.
De dónde, pues, saca tanto optimismo el presidente Calderón para anunciar un mexicano mundo feliz ante los empresarios ingleses y, además, rematar objetando las políticas proteccionistas y la mayor intervención estatal para combatir las ineficiencias y la incapacidad de ese eufemismo conocido como “el mercado” y sus hijos reales, los empresarios privados. Esos mismos que le están recordando al segundo presidente de la derecha mexicana que ellos no tienen ideología, sino solo intereses y están actuando de la misma manera como lo hicieron en 1976, 1982, 1987 y 1994, cuando la fuga de divisas condujo a sucesivas devaluaciones y la intervención del FMI en la economía mexicana.
Alegremente, Calderón y sus corifeos anuncian que no le impondrán lineamientos económicos al país por el préstamo, como si no supiéramos que, desde 1982, la política económica mexicana es la del FMI: nula intervención del gobierno en materia económica, retiro de subsidios directos, y apertura total al comercio y al capital financiero internacional.En su ilusión para no quedar como el presidente devaluado que ya es, Calderón insiste que la crisis es importada y no generada aquí, como si eso le importara a los pobres de México, quienes saben que los gobiernos panistas son incapaces de generar empleos, porque a ellos solo les interesa la riqueza… pero de unos cuantos.