28 de septiembre de 2009

DESESPERANZAS POLÍTICAS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de septiembre de 2009.

Hay dos claras muestras de desesperación en la política que incide en Oaxaca: por un lado, la del gobierno federal y el CEN panista por detener su inminente derrota en 2012, que los induce a la pifia de aliarse con el primero que se les pone enfrente, y, segundo, la de la dirigencia formal del PRI en el Estado de Oaxaca. A pesar de su aparente semejanza, ninguna tiene bases idénticas.

El gobierno federal tiene muestras clara para sumir que 2012 será de pesadilla para sus ansias de poder. Sin ningún candidato posicionado, ante la prematura muerte del Delfín Mouriño, y las escasas luces de los secretarios de Estado, el panorama partidista es aterrador; pero, además, con las secuelas de “la crisis que llegó de fuera” con el número de desempleados y la carestía de la vida en constante ascenso, la credibilidad política del gobierno federal va en caída libre. Además, no cuentan con el espantajo de un dictadorzuelo de opereta encabezando las encuestas, para espantar a los dueños del dinero; por el contrario, el rival anunciado va de la mano con las televisoras y los magnates, además de navegar en las olas de los suspiros de las damas mexicanas, por cierto, el sector mayoritario en las listas de votantes.

Por lo demás, el PAN parte de un diagnóstico mal encaminado, aunque no equívoco. Mal encaminado porque la dirigencia considera que desplazando a los gobernadores priistas tienen el triunfo asegurado; por eso, la consigna de aliarse con quien sea fue una indicación desde las más altas esferas del poder, como bien lo ha documentado en este diario Adrián Ortiz, pero quienes votan son los ciudadanos y no los gobernadores, y lo hacen por una estructura organizativa y no por la “ingeniería electoral”. Pero tampoco andan muy errados –en el diagnóstico-, pero sólo pueden triunfar si el Ejecutivo –estatal o federal- duda o se inclina por la traición partidista, como fue el caso del triunfo nacional del PAN, cuando Zedillo y su secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco –hoy panista y, como dicta el clásico, en política no hay coincidencias- desmontaron aquel PRI que funcionaba como Secretaría de Acción Electoral del gobierno federal, para darle el triunfo al que consideraban el más manejable opositor: Vicente Fox, el primer “Juanito” de la política nacional.

De los demás coalicionistas no hay mucho por analizar, las tribus perredistas se van a aliar con quien sea, porque no tienen ni ideología ni masas ante quienes justificarse. Sólo buscan espacios de poder, para acomodar a las amantes, las esposas, los hermanos o los primos; para ellos, el poder es un asunto familiar o de prebendas económicas como las concesiones de taxis, mototaxis, puestos ambulantes y dinero de proyectos nunca puestos a producir; sus únicos opositores son los priistas, porque compiten vanamente por las mismas bases sociales. Los Convergentes tienen la misma plataforma: son ex priistas ansiosos de recuperar el poder, del que sienten despojados. Del Partido del Trabajo, ni que decir: si acompañaron a Ulises Ruiz en el 2004, ¿quién no puede ser su candidato?

Ésa es la desesperación federal: la aristocracia pueblerina se junta con la pelusa, para detener la catástrofe que ven venir. Pero la humareda la ha hecho visible la desesperación de la “Burbuja” política oaxaqueña, porque ahora sí se sienten acotados para tratar de influir en el ánimo del dedo elector priista oaxaqueño. No debía de ser. Como le dije a David Colmenares, que andaba sudando la calentura de la candidatura priista en 1992, la decisión sobre el sucesor se tomó el mismo día cuando se decidió la candidatura por las senadurías oaxaqueñas. Todo lo demás, es parte de la parafernalia priista. Pero, además, no debían preocuparse. El PRI no descabeza a sus opositores internos, salvo cuando ellos deciden, por sí mismos, poner casa ajena; mientras tanto, tienen el Poder Judicial a su disposición y los dos primeros años del nuevo sexenio para traicionar a su protector en turno.

La batahola priista en la Cámara federal fue, como dijera Salman Rushdie, “el último suspiro del Moro”. No va a hacer historia, porque ésta comenzará a escribirse hasta el próximo año, cuando, curiosamente, en las tierras juaristas –Oaxaca y Veracruz- puede resurgir la figura del Benemérito anticonservador, constitucionalista y laico.

25 de septiembre de 2009

COALICIONES ELECTORALES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 25 de septiembre de 2009.

En 1989, cuando el Muro de Berlín se hacía polvo, Francis Fukuyama, anunciada, con bombos y platillos, el fin de la Historia. En realidad, se cerraba el periodo histórico de las ideologías confrontadas y se abría paso al aventurerismo, la simulación, el pragmatismo y la ambición como normas del quehacer y la acción política.

Desde entonces vimos como, en nombre de los intereses del pueblo -ese inasible fantasma- muchos actores políticos brincaban, como profesionales del trapecio, de un partido a otro, sólo para acceder o seguir disfrutando de las mieles de la administración pública. Fueron cosa cotidiana, también, las alianzas entre partidos disímbolos ideológicamente. El ideal y el interés de clase se echaron al cesto de la basura, para esgrimir el banal interés de llegar al poder, por el poder mismo.

En México, ocurrió con personas a quienes su partido de origen no satisfacía sus intereses políticos inmediatos; pasar a otro partido les representaba la posibilidad de la candidatura o el cargo administrativo de forma automática. Así vimos a Ifigenia Navarrete, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Marcelo Ebrard, Manuel Camacho Solís y al mismo Andrés Manuel López Obrador dejar las filas del PRI, para integrarse a las candidaturas del PRD. O ahora, cuando López Obrador deja al PRD para integrar una probable alianza entre el PT y Convergencia, para enfrentar la naciente candidatura de Marcelo Ebrard, su antiguo protegido.

Con el mismo sentido, en Chiapas, Tlaxcala y Guerrero, el PAN y el PRD encabezaron alianzas electorales para derrotar al antiguamente invencible PRI; con una característica adicional: el candidato triunfante era un distinguido priista, molesto por no ser el elegido de ese partido. Así, el grupo triunfante era una maraña de interés, sin ninguna ideología ni programa, sino amalgamados solamente por el interés de manejar el presupuesto público de esas entidades.

Precisamente, por esa política del trapecio y las alianzas entre supuestos enemigos ideológicos, en todas las encuestas recientemente levantadas hay un definido rechazo de la población contra los partidos políticos y los representantes populares. La gente del común no tiene ya un marco de referencia para definir sus intereses hacia una agrupación política o persona, porque terminan aliados con quienes decían combatir. Es el dramático caso de Héctor Sánchez López, cobrando una miseria -en términos de su supuesto capital político- en la administración del Gobernador al que enfrentó y denostó en la pasada campaña electoral.

Es el mismo camino que siguen el PAN y el PRD, con la coalición electoral anunciada recientemente y donde, seguramente, habrán de integrarse el PT y Convergencia por la Democracia. Van por el Gobierno, por el presupuesto o, si se quiere, por la “caja chica” para la próxima campaña federal. Como bien lo dicen sus dirigentes, como el agua y el aceite, no se mezclan, sino sólo se amalgaman, por el interés del dinero público. No hay proyecto, no hay programa, ni lo habrá, porque no los conduce el interés público, sino sólo el interés personal. Que bueno que así sea, porque será la demostración práctica de la política real oaxaqueña. Lo único malo, para el PAN, el partido gobernante en el país, es que una derrota en Oaxaca será la primera gota de la cascada nacional que culminará en el retorno del PRI a esos Los Pinos tan deseado.

21 de septiembre de 2009

HELADIO RAMÍREZ Y PEDRO VÁSQUEZ: PLANES ESTATALES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 21 de septiembre de 2009.

Las diferentes concepciones del desarrollo, han sido plasmados en los planes estatales de desarrollo presentados por los gobernadores. Reviso ahora dos de la década de los ochenta.

Pedro Vázquez Colmenares (1981-1986).

Su proyecto de desarrollo se basaba en el reconocimiento de 8 regiones geoeconómicas desigualmente integradas. Por eso se buscaba la integración física y socioeconómica de la entidad. La integración es el concepto básico y la meta perseguida. El desarrollo económico y el social se alcanzarían mediante políticas públicas basadas, por un lado, en la estructura sectorial de la administración, y, por el otro, las fundadas en las regiones geoeconómicas. Planteaba programas sectoriales, pero también programas regionales de desarrollo.

Para el Plan, las políticas públicas debían conducir a un proceso de creciente industrialización, para procesar internamente la materia prima vendida a bajos precios en el exterior, mientras se compraban caros los productos manufacturados. Debían buscar, también, el incremento de la productividad agrícola, el sector con mayor aportación en el Producto Interno Bruto estatal. Para alcanzar estos objetivos, el Gobierno planteaba la necesidad de la modernización administrativa. Con estos procesos, se debía alcanzar la paz social e inducir la capacitación y la organización de la sociedad. Especial énfasis se hacía en la necesidad de la vinculación educativa a los procesos productivos.

Además, el gobierno estatal planteaba incrementar la captación financiera, obtener mayores recursos de la federación e incrementar la inversión privada. Las fuentes de financiamiento estaban basadas en la estructura económica de la época: el sector social, el sector privado y el sector paraestatal, para crear e impulsar las empresas generadoras de riqueza, para cerrar el círculo de la integración en los diferentes aspectos considerados necesarios: la integración política de los ciudadanos, los partidos y las instituciones; la integración social entre los diferentes componentes de la sociedad; la integración cultural de la pluralidad étnica; y la integración económica de todos los oaxaqueños y de las regiones, en planos de igualdad.

Heladio Ramírez López (1987-1992)

También partía de la existencia de ocho regiones geoeconómicas, pero, a diferencia del sexenio anterior, ponía el énfasis en el combate contra la desigualdad. Los problemas estatales residían en la falta de equidad económica, en el desigual crecimiento de las regiones y en la desigualdad en las relaciones entre las entidades federativas, entre otros puntos.

El Plan conceptuaba el desarrollo como integral, estableciendo la búsqueda del desarrollo del entorno político de la entidad, para lograr mayor participación y más democracia; también hablaba del crecimiento económico, tanto de los pueblos y sus organizaciones sociales, como de las empresas privadas. El desarrollo debía reflejarse en las relaciones sociales de igualdad entre todos los oaxaqueños, pero también en la creación de las condiciones para impulsar las expresiones artísticas y de los productos culturales de todas las etnias oaxaqueñas.

El Plan partía de la existencia y el reconocimiento de la organización social existente en los pueblos de Oaxaca y planteaba la necesidad de fortalecer su organización interna, inyectarles recursos económicos y capacitar a sus integrantes para impulsar el crecimiento económico. Partía también de la necesidad de promover la productividad y la adquisición de tecnología de punta, por parte de las empresas existentes, y la necesidad de instalar nuevas empresas, para generar empleos y riqueza, para combatir la desigualdad y así alcanzar la meta del desarrollo integral, en sus cuatro aspectos fundamentales: desarrollo político, económico, social y cultural.

Alcanzado este estadio, el Plan consideraba relanzar el impulso a la organización social, estableciendo un círculo virtuoso para generar un proceso de constante desarrollo integrado estatal. Para el Plan, el proceso de desarrollo debía ser continuo y constante, pero basado en el reconocimiento y el impulso de las organizaciones sociales y productivas basadas en la solidaridad, para impulsar el desarrollo integral. El desarrollo empresarial privado, era visto como una variable más para alcanzar el crecimiento económico que tanto se requería, para incrementar los niveles de bienestar de la sociedad oaxaqueña.

18 de septiembre de 2009

CAROS, INEFICIENTES Y CORRUPTOS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 18 de septiembre de 2009.

No es el título de alguna famosa película norteamericana de vaqueros, pero sí es el “jingle” de los panistas enquistados en la administración pública federal, incluidos los delegados federales.

Desde la autoproclamación de Vicente Fox como un gobierno de y para empresarios, la administración federal se convirtió en un enorme botín. Hace unos días, la diputación priista denunció que, en los gobiernos panistas, se incrementó la alta burocracia, al pasar de 89 a mil 11 plazas de subsecretario o de nivel salarial equivalente; de 69 a mil 212 las de jefe de unidad o titular de entidad; de mil 396 a 6 mil 845 las de director general adjunto, y de 4 mil 446 a 38 mil 427 las de director de área. Esos “gatos de Angora” le cuestan a los mexicanos 100 mil millones de pesos más (Milenio, 14/09/2009).

Con la llegada de Fox al poder, los mejores pagados son los privilegiados de los mandos superiores del gobierno. Pero ser la burocracia mejor pagada, no los hizo ni más eficientes ni más eficaces; por el contrario, las administraciones panistas han sido reconocidas como la de los hombres grises, que solo dicen sandeces, como la frase del “catarrito” del secretario de Hacienda, las torpezas del secretario de Economía en Europa y las cotidianas barbaridades del secretario de Trabajo; pero, quizá, el gran premio lo tenga el ex secretario de Agricultura, el famoso “Caballo Negro” que terminó siendo “Burro Pardo”, cuando pedía la desaparición del populismo en el campo, mientras impulsaba la candidatura de su esposa a una diputación federal.

Esa misma situación se reflejan en las delegaciones federales en Oaxaca, donde la característica fundamental para ocupar el principal cargo no es capacidad técnica o administrativa, sino la militancia política en el PAN: tal pareciera que ser un derrotado o un bueno para nada, es condición suficiente, porque garantizan la lealtad partidista.

Pero también hay funcionarios que cobran sin trabajar. Es el caso específico del representante especial de la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) y su estructura burocrática, quienes ni siquiera hacen el intento para resolver los problemas agrarios de la entidad. Todos los conflictos agrarios son atendidos por la Junta de Conciliación Agraria, una institución estatal. En todas las reuniones, los enviados de la SRA asumen el papel de convidados de piedra. En los problemas de límites, los funcionarios federales ni siquiera se asoman por la zona en conflicto, solo van los funcionarios estatales, cuando, en estricto sentido, no tienen ninguna facultad legal para resolver asuntos agrarios. La actitud de los funcionarios federales es un verdadero fraude a la nación, porque cobran sin trabajar.

El gobierno foxista institucionalizó la corrupción. Ciro Gómez Leyva lo describe magistralmente: “2001 marcó el ascenso de Marta Sahagún... Mujer de poder y odios. Todo en ella era cursilería. Todo olía a corrupción.” (Milenio, 17/09/2009). Hoy, ésa es la característica de las delegaciones federales. Sólo como ejemplo, en las pasadas elecciones federales fue constantemente denunciado Edgar Guzmán Corral, delegado de la Sagarpa, por entregar recursos públicos para financiar la actividad política de los candidatos del PAN, pensando que el dinero les daría la confianza ciudadana y la organización política que nunca pudieron concretar, porque han sido siempre una burocracia cara, de ineficientes y corruptos.

14 de septiembre de 2009

PLANIFICADORES Y DESARROLLO

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 14 de septiembre de 2009.

Como decía la semana pasada, el grupo técnico-administrativo de las campañas partidistas influye de manera decidida en la visión de desarrollo de los posteriores gobiernos estatales. Por ejemplo, durante el sexenio de Heladio Ramírez, la estrategia general fue definida como el combate contra la desigualdad. El gobierno se percató de la existencia de las organizaciones sociales, de la comunidad como base de la organización de los pueblos del Estado; por eso, en el proyecto de desarrollo se insistía en un proceso para impulsar también la organización social en las comunidades, como forma de alcanzar el crecimiento económico buscado. Para esta concepción, fue muy importante la destacada participación de Armando Labra Manjarrez, cuya influencia continuaría en la siguiente administración.

En el sexenio siguiente, el de Diódoro Carrasco, el plan también hacía énfasis en la necesidad de buscar la participación colectiva, a partir del reconocimiento de la existencia de las organizaciones sociales y el mantenimiento de los sistemas de organización colectiva para los trabajos comunitarios; sin embargo, este sexenio retomó la propuesta anterior, pero como medio para concretar los proyectos de infraestructura social del Programa de Solidaridad. En el sexenio de Ulises Luis Ortiz, al menos en el plan estatal, se puede observar la declaratoria para apoyar a las organizaciones productivas sociales para impulsar el crecimiento económico.

En esos tres sexenios se percatan de la existencia, la fortaleza y la presencia de las organizaciones sociales en las comunidades; su diferencia estriba en el objetivo planteado para esa fuerza social: mientras el gobierno de Heladio Ramírez lo retoma como una fuerza motriz para crear y establecer una dinámica constante y creciente de crecimiento económico, Carrasco Altamirano lo planteaba como fuerza de apoyo para las obras de infraestructura social, pero no como fuerza para impulsar el crecimiento económico de la entidad; por el contrario, Ulises Ruiz habla de las organizaciones para promover el desarrollo económico.

Por su parte, en el plan de Pedro Vázquez Colmenares, hay un patente olvido de la estructura social de las comunidades. El documento solamente plantea la utilización de los recursos públicos, tanto federales como estatales, para la instalación de las empresas paraestatales y el impulso a la empresa privada, como fuerza motriz del desarrollo. En esta visión, el sector social es visto solamente como una instancia colateral, para apoyar y servir de soporte para crear industrias privadas. Esta visión es retomada en el sexenio de José Murat, donde nuevamente se desconoce la importancia de las organizaciones comunitarias y sociales, para plantear solamente la necesidad del impulso empresarial privado; en su esquema, el gobierno solo tenía como objetivo la creación de las condiciones estatales adecuadas para lograr mayor atractividad y mayor productividad en las empresas establecidas.

Como se puede ver, el papel de los técnicos es sumamente importante para definir el concepto del desarrollo y la mecánica propuesta para alcanzarlo. Sobre esas bases, cada uno de los gobiernos estatales, desde 1981 a la fecha, han establecido sus proyectos de desarrollo.

En general, los planes estatales de desarrollo buscan alcanzar un desarrollo marcado con el adjetivo de integral, en el entendido que implica mejores condiciones y el incremento de la participación política, el constante incremento de la productividad para alcanzar mayores niveles económicos, recursos suficientes para dotar de infraestructura social a las localidades y municipios, y el reconocimiento y la integración de la pluralidad cultural de todas las regiones del Estado de Oaxaca.

Cada uno de ellos coincide en la identificación del desarrollo con el crecimiento económico. Al que consideran como medio para crear la riqueza privada; cuando ésta excede las expectativas de acumulación de los empresarios, impulsa a la redistribución social mediante los incrementos salariales y las prestaciones sociales, para mejorar las condiciones de vida de las familias y de los trabajadores. Así, consideran, la riqueza individual se convierte en riqueza social. También, todos coinciden en la necesidad de impulsar a la empresa privada, como base y motor del desarrollo estatal. Si bien, en algunos planes estatales de desarrollo se identifica la importante presencia de las organizaciones sociales y comunitarias, en realidad no se valoran sus posibilidades reales como factores de crecimiento económico y desarrollo, y sólo se les deja como una instancia de apoyo a la política de desarrollo empresarial privado. Como siempre ocurre, los buenos deseos establecidos en los planes de desarrollo quedan solo como buenas intenciones, a la hora de concretar las políticas públicas del desarrollo.

Estos han sido los orígenes del círculo vicioso del subdesarrollo en Oaxaca y la cuna de la miseria y la marginación que persiste hasta hoy.

11 de septiembre de 2009

DERECHA CONSERVADORA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 11 de septiembre de 2009.

Con pleno conocimiento de las limitaciones intelectuales de la derecha en el poder, hace poco más de un mes decía que los panistas no terminaban entender que el pueblo mexicano les había propinado una de sus peores derrotas, el 5 de julio pasado, por su incapacidad administrativa y su inhabilidad política.

Voltear los ojos hacia la gente, es una propuesta inadmisible para la derecha, de cualquier partido donde militen, porque una de sus banderas fundamentales es la de incrementar la brecha de la desigualdad, para crear una pequeña minoría de ricos, muy ricos, sin importarles la gran cantidad de pobres, muy pobres, generados en el proceso. En el fondo, la derecha conservadora parte del supuesto de que la existencia de una minoría muy enriquecida, más el control de las fuerzas policiacas y militares, les garantiza el control de un país. Nunca ha entendido que esta política económica solo les ha conducido al suicidio político.

Por eso, no es extraña esta propuesta de Felipe Calderón para, supuestamente, salir de la crisis económica. Pretende subir los impuestos a todo aquello que consumen los mexicanos, desde la gasolina, hasta los chicles. En la práctica, también el IVA sube al 17% y los alimentos y medicinas se graban con un dos por ciento.

En todos los países del mundo, los gobiernos recortan impuestos; incluso, en Estados Unidos, regresaron impuestos a los contribuyentes. La idea es clara: esos gobiernos buscan generar ahorro interno, para reactivar el mercado. Quieren dinero circulante, para que la gente compre, se venda la mercancía hoy almacenada y las fábricas produzcan más, generando más ingresos y más empleos, para salir de la recesión y reactivar la economía. Esta política económica, al parecer, está dando buenos resultados en Norteamérica y en Europa. Pero aquí, nuestro obtuso gobierno federal plantea exactamente lo contrario: quiere más impuestos, para tener más dinero para gastar, aunque la economía siga en el tobogán del desastre financiero.

En el delirio de imponer su visión derechista, aunque la gente los haya derrotado, nadie del gobierno recuerda que, a fines del mes pasado, la Auditoría Superior de la Federación documentó que, en el primer año del gobierno de Calderón, los grandes consorcios privados no pagaron 43 mil 864 millones de pesos por obligaciones fiscales. (La Jornada, 27/08/2009). Casi un sexto del famoso boquete económico anunciado por el secretario Carstens.

En ese mismo mes, la Secretaría de Hacienda informó que el gobierno federal dilapidó seis de cada diez pesos de los fondos de estabilización creados en el auge de los precios del petróleo. El dinero se tiró en el caño del gasto corriente, haciéndolo crecer de poco más de medio billón de pesos en 2001, a un billón 181 mil 911.6 millones de pesos, en 2008 (119 por ciento): otro tanto se fue a servicios personales de la burocracia que aumentó en 68.6 por ciento, entre diciembre de 2001 y diciembre de 2008 (La Jornada, 30/08/2009). Estos fueron algunos de los pésimos resultados de los gobiernos panistas.

Ojalá los diputados priistas oaxaqueños comprendan que el reto no es sólo lograr “un presupuesto histórico para el Estado”, sino evitar que todos los oaxaqueños sean exprimidos por esta succionadora federal. Ahora esperemos la declaración de apoyo del filántropo y los miniempresarios oaxaqueños a este tramposo incremento del IVA, pero imploren la disminución del ISR, para no lesionar la economía empresarial.

7 de septiembre de 2009

ENLACES Y RUPTURAS EN LA PLANEACIÓN OAXAQUEÑA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 7 de septiembre de 2009.

Uno de los más grandes errores, en los gobiernos estatales oaxaqueños, ha sido la discontinuidad en el equipo técnico planificador de las políticas públicas. Por ejemplo, ninguno de los técnicos de Pedro Vázquez Colmenares continuó en la siguiente administración; tampoco quedó nadie del equipo de Diódoro Carrasco en la administración de José Murat.

Donde sí hubo continuidad fue entre la administración de Heladio Ramírez (1987-1992) y la de Diódoro Carrasco (1993-1998), cuando la estructura de la Secretaría de Planeación se distribuyó en toda la administración gubernamental. Incluso, quien ideaba las políticas de desarrollo en el sexenio de Ramírez López, el economista Armando Labra Manjarrez, mantuvo una posición influyente en la siguiente administración. Esta situación se rompió con la llegada de José Murat (1999-2004). Ninguno de los integrantes de la anterior administración continuó en sus cargos; pero sí llamó en su auxilio a la estructura política y técnica de Pedro Vázquez Colmenares. Entre ése y el actual sexenio, sí hubo continuidad, pero no con el personal técnico de Vásquez Colmenares.

Así, podemos observar que durante las últimas cinco administraciones gubernamentales, existen dos pares con continuidad y dos rupturas entre sexenios. Obviamente, estos procesos de transiciones y rupturas marcan también la continuidad y el rompimiento de las estructuras técnicas que conceptualizan y operan los procesos de planificación del desarrollo estatal, lo que dificulta la funcionalidad y la interconexión de las políticas públicas.

Durante el periodo gubernamental de Vázquez Colmenares, el equipo planificador estuvo encabezado por los economistas Celestino Alonso y Oswaldo García Criollo, quienes durante los dos sexenios siguientes estuvieron alejados de la administración pública; sin embargo, en el sexenio de Murat, vuelven a integrarse a la estructura de gobierno, el primero como Coordinador General del Coplade, la instancia de planificación estatal.

En el siguiente sexenio, el gobernador Heladio Ramírez trajo del Distrito Federal a un grupo técnico emanados del Colegio Nacional de Economistas, encabezado por Armando Labra Manjarrez, quien, durante su periodo al frente de la organización, tuvo como vicepresidente a David Colmenares Páramo, posterior secretario de Finanzas del gobierno estatal, y como colaboradores a Diódoro Carrasco Altamirano y Armando Navarrete Cornejo. Este grupo de trabajo se integró al Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPES) del PRI, para coordinar los foros de consulta popular. Como resultado, Labra Manjarrez se convirtió en jefe de Asesores del Gobernador y coordinó la elaboración del plan estatal de desarrollo y los informes de gobiernos posteriores, mientras Diódoro Carrasco asumió el cargo de secretario de Planeación y coordinador general del Coplade, donde se operaron los programas establecidos en el plan; por su parte, Armando Navarrete Cornejo fue director de Planeación, Programación y Presupuestación de esa Secretaría.

Al concluir el gobierno de Ramírez López, el candidato Diódoro Carrasco integró un equipo técnico de campaña encabezado por José Antonio Estefan Garfias, Armando Labra Manjarrez y Armando Navarrete Cornejo, quienes se hicieron cargo del Cepes priista, coordinando los foros de consulta. Al asumir el gobierno, Armando Labra se mantuvo como jefe de Asesores, mientras Armando Navarrete se hacía cargo de la coordinación general del Coplade y José Antonio Estefan Garfias dirigía la secretaría de Finanzas.

Parte de esta línea de sucesión técnica para la planificación volvió a cobrar vida durante la campaña de Ulises Ruiz, en 2004. Armando Navarrete se convirtió en el coordinador de los foros de consulta, donde se integraron los servidores públicos que habían servido o lo estaban haciendo en la administración de Murat. Aún cuando la Coordinación General del Coplade se mantuvo en manos de Adolfo Toledo Infanzón, a principios de la administración de Ruiz Ortiz, casi un año después, Navarrete Cornejo se hizo cargo del Coplade; en el lapso que no dirigió la planificación estatal formal, se desempeñó como secretario Técnico del Poder Ejecutivo. Como se puede ver, hay una continuidad entre parte del equipo de trabajo que inició su desempeño durante la administración de Heladio Ramírez López, pasando por la del gobernador Diódoro Carrasco Altamirano, para volver a tomar impulso en el actual sexenio del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

Esas rupturas y continuidad técnica se pueden observar en los conceptos del desarrollo de los respectivos planes estatales de desarrollo, que después comentaré.

4 de septiembre de 2009

CANDIDATO OPOSITOR

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 4 de septiembre de 2009.

Supe que Gabino Cué iba a ser candidato de oposición al gobierno estatal, una fría mañana de aquel no tan lejano enero de 2004, cuando se inauguró la biblioteca Andrés Henestrosa, en la Casa de la Ciudad. La señal la dio una nada rara cuarteta de personajes sentados, codo con codo, en la primera fila de invitados especiales: Alfredo Harp Helú, Diódoro Carrasco Altamirano, Jesús Martínez Álvarez y Ericel Gómez Nucamendi. El primero era y es el pariente, protector y financiero del entonces presidente municipal; el segundo traía un pleito casado con Murat, desde el inicio de su propia campaña al gobierno estatal; el tercero fungía como Secretario General del Partido Convergencia por la Democracia y, el último, se sentía desplazado del poder tras el trono del gobierno estatal. Los tres últimos eran muy visibles cabezas de grupos políticos enfrentados al entonces gobernador José Murat. Solo el PRD no estuvo representado ahí, porque nunca tuvo ni tiene un liderazgo real y definido en el Estado.

Traigo a colación este hecho, porque, recientemente, Adrián Ortiz Romero nos ha hecho recordar una reunión efectuada a fines de febrero de 2008, en uno de los hoteles del sur de la ciudad de Oaxaca. Ahí, el director jurídico del CEN del PAN, Roberto Gil Zuath, y uno de los beneficiarios del antiguo priismo oaxaqueño, Julio Esponda hijo, recriminaron a los dirigentes locales su entrega al gobierno estatal priista y, junto con los delegados federales, les anunciaron la proximidad de una alianza electoral entre el PAN y todos los partidos opositores al PRI en Oaxaca, a partir de una reunión efectuada entre Felipe Calderón y el senador Gabino Cué, en enero de ese año. Gabino era, desde entonces, el prospecto del PAN para la elección de gobernador del próximo año. Alfredo Harp Helú fue un invitado especial en ese encuentro y el periódico Noticias el único que tuvo acceso; por cierto, su dueño es el suplente de Cué en la Cámara de Senadores.

Para el próximo año, vuelven a confluir los mismos personajes de 2004, aunque con la nada notoria ausencia de Jesús Martínez Álvarez, pues el senador Cué es el verdadero dirigente del Partido Convergencia. Como se puede ver, la alianza para la próxima sucesión gubernamental ya estaba marcada y encaminada. Así como la reunión en la Casa de la Ciudad, marcó el inicio de la conformación de la alianza electoral de 2004 contra la candidatura priista de Ulises Ruiz, la reunión en ese hotel, en 2008, marcó el inicio de todo un complicado proceso para la coalición opositora de 2010, aún con los naturales pataleos del “Peje” López Obrador, por su natural aversión contra el PAN.

En ambos encuentros destaca la presencia del autodenominado filántropo Alfredo Harp Helú, no sé si merced a su natural tendencia derechista o por su parentesco con el senador Cué; pero, lo cierto, es que aparece como gozne idóneo para garantizar alianzas y ser portavoz ante los peticionarios de recursos para proyectos personales. Tal como parece, la alianza opositora ya está amarrada y están afianzados los recursos económicos que habrán de fluir con generosidad, para aceitar los intereses de los dirigentes opositores oaxaqueños y movilizar a las masas en los ya próximos mítines políticos de la sucesión gubernamental. No en vano, todos los recursos de la Fundación Alfredo Harp Helú van a fondo perdido y son deducibles de los impuestos de las empresas de su Presidente.