28 de julio de 2010

TRANSICIÓN GUBERNAMENTAL OAXAQUEÑA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de julio de 2010.

En Oaxaca ha terminado la fiesta y ahora comienza el tiempo del pago de las facturas. Las cuentas del gobierno saliente no son nada halagüeñas, el entrante sólo observa una tolvanera, sin pies ni cabeza. Eso induce a muchos a acelerar la transición, como si fuera sólo un acto de voluntad. Quien sí tiene clara la película es el gobierno saliente. La ley es clara. El gobernador saliente es el responsable legal del estado, hasta las 12 de la noche del día 30 de noviembre del año en curso. A partir de esa hora, el nuevo gobierno se hace cargo de la institución. Ni un minuto antes, ni uno después.

Lo que sí es cierto es que ha habido gobernadores y equipos emergentes muy broncos y nerviosos; gente que se sentía desplazada y se desesperaba por asumir la estafeta. Así lo observamos al concluir el gobierno de Diódoro Carrasco. Los asesores y la camarilla del gobernador entrante lo empujaban al enfrentamiento con el saliente, porque exigían su inmediata participación en los asuntos gubernamentales. Quienes estuvieron en los equipos de los gobernadores cuentan que las relaciones se tensaron tanto, que llegaron incluso a las mentadas de madres entre los titulares. Nada de eso es necesario, ni siquiera por la rendición de cuentas. La responsabilidad de los titulares salientes no termina el último día de su gestión; al contrario, a partir de entonces comienzan a correr los días de las aclaraciones y reposiciones. La responsabilidad sobre los recursos administrados no fenece, sino hasta diez años después de haber entregado el mando.

Por cierto, es responsabilidad del gobierno saliente entregar las propuestas para el ejercicio administrativo del año siguiente, ante las instancias del gobierno federal. Para estas alturas, la secretaría de Hacienda tiene ya definido los montos, por programa y proyecto, que le corresponde a cada estado y lo entregarán en estos días, para su discusión en la Cámara de Diputados federal. Lo poco que el gobierno estatal puede lograr incrementar es el “asignable”, donde entren las obras regateadas al gobierno priista saliente: la presa y las supercarreteras a la Costa y el Istmo. En realidad, la parte más cuantiosa del presupuesto estatal son los programas y las obras en proceso, pero esos ya tienen cobertura presupuestal, así como los Ramos administrativos.

Administrativamente, no hay pierde. La transición será tersa y, en la práctica, se circunscribe a la entrega de los libros y la firma de las actas de entrega-recepción. Los problemas van a surgir un día después, cuando comiencen las dudas sobre la ubicación de algunos bienes muebles. Lo otro, lo grande, ahí donde se hicieron ricos muchos funcionarios salientes, le costará trabajo a la nueva administración entender el proceso del saqueo, porque pruebas visibles, difícilmente las encontrarán, salvo el caso de las tropelías menores. Eso lo saben los nuevos funcionarios, porque muchos ya pasaron por el mismo proceso.

Los acelerados de hoy, son quienes en realidad no conocen del tema y especulan con la frase “no hay perdón, ni olvido”; en el mismo saco están quienes quieren venganza, pero, sobre todo, quienes se sienten el “poder tras el trono” y mañana querrán dispensar cargos, honras y dádivas. Son los verdaderos causantes de las disputas por el poder en Oaxaca. En realidad, no hay prisas. Todo tiene su tiempo y, como dicen en los pueblos: “a cada santo le llega su día.”

LA AGENDA 21

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 24 de julio de 2010.

El modelo desarrollista se caracterizó por una identificación simplista entre crecimiento y desarrollo, entre consumo y bienestar, asumiendo también el avance tecnológico como motor principal del desarrollo. En la cosmovisión occidental predomina la idea de que cuanto más tenemos, mejor vivimos. En consecuencia, el desarrollo se encuentra ligado al crecimiento económico y al aumento sostenido del consumo, despertando permanentemente nuevas necesidades para satisfacer.

Frente a esta visión del desarrollo, amplios sectores intelectuales y sociales propugnaron por un modelo alternativo, construido a partir de la participación de todos los integrantes de la sociedad, con el objetivo de satisfacer las necesidades humanas de forma equitativa e igualitaria entre los géneros y teniendo en consideración las necesidades del resto del mundo vivo, para ser sostenible en el plano ecológico.

Estos procesos tuvieron su propia historia en América Latina. A fines de los sesenta comenzaron a surgir críticas a la idea del “efecto derrame” hacia los sectores más desprotegidos de la sociedad. En esa época surge la “teoría de la dependencia”, poniendo énfasis en el carácter histórico estructural de la situación de subdesarrollo y vinculaba su surgimiento a la dinámica de desarrollo del capitalismo. Estos enfoques coincidieron con los vastos movimientos sociales y políticos para derrocar a los regímenes militares latinoamericanos. Inmersos en la clandestinidad y la persecución política, los opositores al sistema enfocaron sus pensamientos y acción al trabajo barrial, porque la organización territorial “del pueblo” era el fundamento alternativo. Estas luchas políticas y sociales condujeron a una revisión del proceso de formación de los profesionales dedicados a la acción social, a partir de las críticas al desarrollismo y la planificación. Como resultado, se comenzó a teorizar y concretar la metodología de la investigación-acción y la investigación participativa, para rescatar el saber popular acumulado, como una dimensión del conocimiento.
La década de 1980 es la del regreso paulatino a los regímenes democráticos, pero en un marco de enormes desigualdades en la distribución del ingreso, como en la participación social. La producción intelectual se centró en los movimientos sociales, privilegiando las dimensiones sociales y culturales en el análisis de los procesos de democratización. Poco a poco, los enfoques metodológicos de intervención comunitaria desarrollados en ámbitos académicos comenzaron a ser aplicados en la región. La investigación participativa se generaliza, así como también toma carta de naturalización la planificación participativa.

En el mundo se daba, también, una revuelta crítica contra la inequidad del desarrollo económico mundial, que llevó a los países en desarrollo a exigir a los más desarrollados aportar recursos para impulsar el desarrollo mundial y la defensa del entorno ecológico. Estos amplios movimientos políticos y sociales confluyeron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río en 1992, donde se aprobó un Plan de Acción o Programa para el Desarrollo Sostenible, conocido como Agenda 21, donde ciento setenta y tres Estados propusieron favorecer la cooperación en materia de medio ambiente y desarrollo.

Importa destacar que la Agenda es un llamado a los Estados, especialmente a los municipios, para que asuman los objetivos generales del Programa y elaboren su propio plan de actuación, su Agenda 21 Local, porque las autoridades locales se ocupan de la creación, el funcionamiento y el mantenimiento de la infraestructura económica, social y económica, social y ecológica, supervisan los procesos de planificación, establecen las políticas y reglamentaciones ecológicas locales y contribuyen a la ejecución de las políticas ambientales en los planos nacional y subnacional.

La Agenda es un documento donde se recogen los fundamentos teóricos y el proceso a seguir por cada municipio para alcanzar el desarrollo, entendido como la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, en equilibrio con el medio natural y con las capacidades económicas locales. Desde esta perspectiva, fue la institucionalización internacional de una propuesta de planificación estratégica basada en lo local, en contra de los proyectos de bloques mundiales.

Hasta este momento, la visión teórica y práctica del desarrollo se desenvolvía en la idea de las soluciones macroeconómicas y también en las propuestas de las integraciones macrorregionales de integración de continentes enteros. Incluso, las ciudades adquirían características de gigantismo metropolitano, al ser habitadas por millones de personas y engullían a pueblos y ciudades enteros, proceso donde los individuos perdían el sentido comunitario para convertirse en anónimos ciudadanos desvinculados entre sí. Estas formas organizativas impiden el trato directo con las personas, haciéndolo con intermediarios, lo que limita una participación más directa y el control de personas sobre el ejercicio de sus autoridades. En contraposición, la Agenda considera al nivel local como el área donde es posible tomar las decisiones más prácticas, más participativas y más humanas. Por ser los ayuntamientos los órganos gestores y por el conocimiento real de los problemas de su entorno, debían promover las iniciativas locales y prestar los servicios públicos necesarios para mejorar la calidad de vida de sus vecinos.

21 de julio de 2010

DESBARAJUSTE POLÍTICO Y CULTURAL

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 21 de julio de 2010.

El país, como Oaxaca, parece vivir en un verdadero desbarajuste. No hay seriedad en la política ni en la administración, donde la carpa y la desfachatez han sembrado sus reales.

A nivel nacional, lo impensable se ha vuelto cotidiano y los supuestos antiguos adversarios ideológicos son ahora mozos de estoque de los señores. Al menos es la actuación de la dirigencia del PRD nacional. Desde el pasado febrero, casi cuando se anunciaba la alianza política, el jefe de la diputación federal de los Chuchos informaba sobre la intención de concretar una alianza legislativa entre el PRD y el PAN. En ese entonces, Guadalupe Acosta reconoció que sostenían reuniones “en lo oscurito” con los panistas para discutir temas de impuesto al consumo, los regímenes especiales, transparencia y rendición de cuentas, y una política de austeridad efectiva (Milenio, 12/II/2010).

Cinco meses después, el mismo Acosta anunció muchos avances con el PAN para impulsar las reformas política y la fiscal. La segunda es la mejor configurada y tiene como meta primordial la aplicación del IVA a alimentos y medicinas, aunque con una canasta básica sin el incremento. La propuesta es la misma que el PAN manejó desde el año pasado y ha sido reiteradamente rechazada por los priistas. Por cierto, el diputado Guadalupe Acosta es el más firme prospecto de los Chuchos perredistas para contender, el próximo año, por la gubernatura del estado de Nayarit. Quizá de ahí su deseo de congraciarse con el presidente Calderón y obtener su anuencia para formar una coalición PAN-PRD en ese estado, que lo haga competitivo y le dé recursos federales.

EN OAXACA
Si en la política nacional los Chuchos perredistas exhiben su cooptación política e ideológica, en Oaxaca, los actuales funcionarios estatales hacen ostensible su incapacidad y falta de voluntad para hacer bien las cosas. No contentos con rebajarse al mismo nivel de las hordas sindicales magisteriales al hacer la guelaguetza en una cancha deportiva, también se entramparon en el litigio comercial entre particulares por la propiedad del Bani Stui Gulal. En lugar de aprovechar el conflicto de intereses para regresar al pueblo de Oaxaca la propiedad de una obra colectiva, los funcionarios inventaron otra, al vapor y en medio de la improvisación.

Pomposamente le llamaron en zapoteco del Istmo “Cayuya uca chiqée”, cuya traducción es: “Viendo ocurrió antaño”. La traducción me recuerda a la construcción lingüística de cualquier aprendiz de una lengua extranjera. En mucho tienen razón los autores del desaguisado. Los actuales funcionarios gubernamentales no hablan el zapoteco del Istmo y quienes sí lo hacen, ni los toman en cuenta. La mayoría conoce lo rudimentario, así como buena parte de los mexicanos conocen el inglés y hablan espanglish. Quienes le pusieron el nombre a la nueva presentación olvidaron agregarle a la frase el equivalente al complemento directo del español, la palabra “ni” en zapoteco. La frase correcta debía ser “Cayuya ni uca chiquée”, cuya traducción es “Viendo lo que ocurrió antaño”, en un buen zapoteco que no se aprende en las tertulias ocasionales, ni se improvisa en el paso temporal por las oficinas públicas. Ojala enmienden este error gramatical, por respeto a la principal lengua estatal y a la inteligencia de quienes ven, oyen y leen las improvisaciones gubernamentales.

18 de julio de 2010

SALDOS ELECTORALES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 17 de julio de 2010.

Dos semanas después de las elecciones del 4 de julio, la resaca electoral ha bajado y estamos viendo el tamaño de los resultados. En general, vemos a una “izquierda” desdibujada, perdedora y a una derecha confundida ante el reto del futuro inmediato. El PRI se ha dividido en dos grandes segmentos: están quienes ven hacia el futuro político y trabajan en la construcción de un partido triunfador, pero también conviven ahí los caciques obnubilados en la prepotencia y la soberbia.

En la “izquierda” opositora hay tres grandes corrientes, dos de ellas definidas en torno a las próximas elecciones presidenciales, la de Manuel Camacho Solís y la de Andrés Manuel López Obrador, mientras la otra retoma su viejo camino de la entrega y el esquirolaje ideológico, es la “izquierda” institucionalizada de los Chuchos, quienes controlan la estructura del PRD. Estos últimos tienen muy claro que nunca podrán acceder al poder, por sí mismos y, por eso, se dirigen al camino fácil de la entrega ideológica y política con quienes detentan el poder, hoy sabemos que, para ellos, la ideología no importa, les da lo mismo servir al priismo dinosáurico o al panismo conservador.

Los principales voceros de la “izquierda” institucionalizada son: Jesús Ortega, quien ahora podemos deducir que negoció la presidencia nacional del PRD y está cumpliendo los posibles compromisos contraídos, aún a costa de desdibujar a la izquierda perredista. Guadalupe Acosta Naranjo, quien tiene la encomienda de inducir la alianza legislativa federal, para aprobar lo antes impensable: IVA a alimentos y medicinas, junto con las reformas estructurales como la del trabajo, para legalizar la contratación por horas y la desaparición de los derechos sindicales, además de la reelección inmediata e indefinida de los diputados, senadores y presidentes municipales, como paso previo a la de los gobernadores y presidente de la República. Junto a ellos, Graco Ramírez se encamina a la consolidación de una posible alianza entre el PRD y el PAN, para llegar juntos a la presidencia de la República en 2012, “cohabitación” le llaman los franceses, “gobierno de coalición”, dice el más viejo de los ex miembros del Partido Socialista de los Trabajadores.

En el PAN de Calderón saben que solos no pueden ganar. En las pasadas elecciones perdieron no sólo Aguascalientes y Tlaxcala, sino también les arrebataron todos los municipios y 15 de las 16 diputaciones de Baja California. Sus candidatos en los otros estados corrieron la misma suerte, desde Xóchitl Gálvez en Hidalgo, hasta la candidata de Quintana Roo.

Los supuestos triunfos panistas no pintan para el futuro. En Oaxaca, Gabino Cué salió de las caballerizas de Andrés Manuel López Obrador, con quien recorrió el estado a fines del año pasado; su último cargo, senador de la República, se lo debe a las altísimas votaciones que obtuvo el Peje en 2006; su lealtad política está más que clara, con miras a las próximas elecciones presidenciales. El otro triunfo reclamado por César Nava fue en Sinaloa, donde un senador priista abanderó la coalición opositora. Poco antes de aceptar la nominación, acudió a la inauguración de la fundación del líder priista del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones; hace unos días, cuando llegó a despedirse de los senadores, la prensa habló de un guiño cómplice entre Manlio y él, mientras el líder de los senadores panistas le decía que era un verdadero triunfador. En Puebla, la verdadera triunfadora es Elba Esther Gordillo, con un político que fue secretario de Finanzas de un gobernador priista, entre otros cargos. Es decir, donde el PAN tuvo candidatos propios, perdió; donde compitió con candidatos de otras fuerzas, triunfó la coalición, pero no es garantía para que en las próximas elecciones presidenciales, estos gobernadores conduzcan al rebaño político a votar por el candidato de Felipe Calderón.

El PRI tuvo pírricas victorias y grandes pérdidas. Llegó y salió con 9 gubernaturas, pero perdió estados grandes, con cientos de miles de electores. Lo único bueno del caso es que los priistas comprobaron que la ingeniería electoral es un mito y que las elecciones, vistas como negocios particulares, son un irremediable camino al fracaso. Los mariscales perdedores, esos que en lo personal no han podido llegar a ser candidatos de sus partidos, son, también, augurios de la derrota. En todos los estados donde se impuso la soberbia, los descalabros electorales fueron inminentes. La derrota y el entrampamiento de los caciques estatales deja sólo dos senderos a los priistas: el camino de la tersa negociación con el gobierno federal, impulsado desde el Senado de la República, y el de la rispidez y la confrontación política que impulsan desde el Estado de México, después del incumplimiento de los acuerdos de Nava y Calderón.

14 de julio de 2010

FINANZAS ESTATALES OAXAQUEÑAS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 14 de julio de 2010.

En Oaxaca, el recién nombrado coordinador de la Comisión del Presupuesto Federal 2011, del equipo de Enlace del próximo gobierno estatal, Carlos Altamirano Toledo, comenzó a abrir el pesado ostión de las componendas financieras para mantener una difícil gobernabilidad de los últimos gobiernos priistas.

Los profes fueron el muro de contención de los gobiernos y las aspiraciones personales de los políticos priistas. Para mantenerse, cedieron todo, empezando con la dirección operativa del IEEPO que Lino Celaya, siendo secretario General de Gobierno y encargado del IEEPO, les escrituró en 1992. Después vinieron las cesiones económicas. Días, semanas y meses sin trabajar fueron pagados religiosamente. El sindicato resuelve todos los problemas internos del IEEPO, además de los asuntos personales y sentimentales de sus agremiados, incluyendo los delitos sexuales contra los educandos, siempre a favor de los profes, porque, para eso, la Procuraduría General de Justicia del Estado les creó una Fiscalía Especial del Magisterio. Las promociones del personal, salarios extraordinarios, venta, entrega y cambios de plazas también están en sus manos. El gobierno les entrega uniformes y útiles escolares, no para sus hijos, sino para la población abierta, de acuerdo a los fines meramente proselitistas de sus organizaciones políticas. Incluso, el gobierno estatal les creó un pequeño banco para otorgar préstamos personales de acuerdo a los compromisos políticos de sus dirigentes sindicales. Además, se les pagan 90 días de aguinaldo, cuando la SEP sólo reconoce 45 días.

Parte de estos acuerdos sindicales le cuestan al gobierno del estado los dos mil seiscientos millones de pesos de déficit que mantiene el IEEPO con la SEP, la otra porción se cubre con los ingresos propios del gobierno estatal. Sin embargo, al menos para este año, no creo que sea un serio problema para el nuevo gobierno. De haber ganado el PRI, sí hubiera requerido una serie de acuerdos extraordinarios con el gobierno federal, porque se hubiera tratado de condicionar y debilitar a un nuevo gobierno priista. Siendo el próximo un engendro calderonista, estoy convencido que el dinero fluirá. Este año que comienza no será de tensiones financieras para el IEEPO, mucho menos de problemas administrativos entre su cúpula y la dirigencia sindical. Creo más bien, que los problemas pueden comenzar a mediados del próximo año, cuando las organizaciones políticas del magisterio se percaten que el presupuesto estatal no alcanzará para sus aspiraciones políticas y para cubrir las demandas financieras de todas las demás organizaciones que integraron la Alianza por la Paz y el Progreso.

El mismo camino transitarán las carreteras bloqueadas administrativamente durante largos años. La Oaxaca-Istmo es un interminable caos financiero y de problemas con los posesionarios de las tierras donde pasa. El recurso federal fluía a cuentagotas y la delegación de la SCT se encargaba de enredar las licitaciones y la ejecución de las obras. La carretera a Puerto escondido corría la misma suerte.

A partir de enero próximo, como por arte de magia, todos estos problemas se solucionarán. Habrá dinero y fluirá con rapidez; habrá voluntad de las delegaciones federales. Falta ver si los nuevos funcionarios estatales sabrán aprovechar las oportunidades y no se dedican, como los actuales, sólo a los negocios personales.

El próximo gobierno estatal tiene un bono democrático que durará, por lo menos, el próximo año y quizá el siguiente.

TRIUNFADOR

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 10 de julio de 2010.

Las elecciones del pasado cuatro de julio sí dejaron un triunfador, como también damnificados. Viendo las elecciones a la distancia, en realidad, el único que puede hacer la V de la victoria es el presidente Felipe Calderón. No porque haya ganado el PAN, que en realidad no ganó ninguna elección, sino porque triunfó su estrategia. Una que venían trabajando desde tiempo atrás.

Todo comenzó cuando Jesús Ortega se empecinó en dirigir al PRD, después de perder tres internas consecutivas. En la cuarta se encontró con la disposición del gobierno federal y se encaminó al Tribunal Federal Electoral. Ahí le reconocieron el triunfo y derrotaron a Alejandro Encinas, un viejo ex comunista y brazo político de Andrés Manuel López Obrador. Parecía un golpe contra el Peje, aquel viejo enemigo de la batalla del 2006 y para torpedear al “gobierno legítimo” que encabezaba. Pero en realidad, el proyecto político iba más allá.

Jesús Ortega, a diferencia de Encinas, es un hombre político, en el peor sentido de la palabra, ése que denota marrullería, falta de ética y carencia absoluta de ideología. Su enigma lo supo descifrar el equipo político de Calderón y lo encumbraron en la dirección nacional de PRD. Como en los buenos tiempos de su partido de origen, el Partido Socialista de los Trabajadores, Ortega inició el acercamiento con los empresarios, empezando con los de Monterrey. Se asumió socialdemócrata y anunció la era de un nuevo partido de izquierda, rediseñado para ganar elecciones.

En ese proceso, el PAN se desdibujaba en el ámbito político nacional. Empujado por la avalancha de votos de Andrés Manuel en 2006, el presidente Calderón se colgó del clavo ardiente de la lucha contra el narcotráfico, una vieja estrategia impulsada por todos los gobiernos estadounidenses, para impedir que las mafias extranjeras disputaran el comercio interno de las drogas a sus propios “padrinos” locales. Lo que parecía ser una ceremonial parada militar, muy pronto se convirtió en la parafernalia de la fiesta de las balas, donde han caído muchos civiles y se corre el riesgo de ensuciar la imagen patriótica de las fuerzas armadas nacionales. Esa guerra calderonista, desde un principio, adquirió los tintes dramáticos de la derrota predicha de la guerra de Vietnam estadounidense. A ello se aunó la crisis económica norteamericana, que en México pasó del simple catarrito, anunciado por Cartens, a ser una verdadera neumonía, sólo salvada por las reservas internacionales acumuladas a partir de los altos precios del petróleo, pero también por un oscuro acuerdo pactado entre el PRI y el PAN para incrementar el IVA, el ISR y los impuestos al consumo suntuario. Las pasadas elecciones federales fueron el cobro de la afrenta panista, más los intereses por su ineficacia administrativa.

La integración de la nueva cámara de diputados federal mostró a un PRI fortalecido, aunque no revitalizado, con todas las posibilidades de construir una ancha carretera que condujera al regreso a Los Pinos, en 2012. El riesgo era evidente y, por eso, el gobierno federal impulsó el pragmatismo político, contra el doctrinarismo que defendió durante tanto tiempo el panista Felipe Calderón. Como en las viejas novelas de espionaje, fue “despertado” Jesús Ortega y el PRD amaneció con una alianza entre los supuestos enemigos programáticos. A principios de este año, se firmó la alianza entre la derecha y la izquierda para contender en las elecciones estatales y tratar de detener el anunciado triunfo priista. Desdibujada la ideología, los candidatos de la alianza panerredista fueron ¡los priistas! despechados por no obtener la candidatura de su partido. En esa mezcla de ex priistas, panistas y perredistas, las alianzas obtuvieron tres triunfos y están disputando, palmo a palmo, la última en Durango.

Por eso insisto en que hubo un verdadero triunfador en las pasadas elecciones. Fue el presidente Calderón y su estrategia del pragmatismo político. Hay también un perdedor: el PRI de los cacicazgos estatales. Además, hay un partido totalmente desdibujado: el PRD de los Chuchos, que no ganó ninguna elección, perdió Zacatecas y mandó al basurero de la historia a la ideología de izquierda.

Calderón ganó la permanencia de su grupo en la dirigencia nacional panista y la posibilidad de proponer al próximo candidato panista a la presidencia de la República. En el PRI se abrió la posibilidad de la fractura al disminuir los activos estatales y ganar fuerza las personalidades políticas. En el PRD, las vías se enderezaron para conducir al próximo choque de trenes de Marcelo Ebrard y López Obrador. Están, pues, puestas ya las condiciones para una verdadera batalla campal en las próximas elecciones federales para elegir presidente la República.

10 de julio de 2010

REFLEXIONES POLÍTICAS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 7 de julio de 2010.

Los triunfos y las pérdidas en las pasadas elecciones, son un severo llamado de atención a todos los interesados en los asuntos sociales del país, no sólo de Oaxaca. En verdad, los resultados ponen en duda todas nuestras consideraciones, desde ideológicas hasta científicas.

Ahora ratificamos, con plena certeza, que las encuestas son sólo la fotografía de una intención ciudadana, válidas para un día determinado. No reflejan tendencias. Son solo instrumentos de medición para corregir tácticas y encauzar procesos. Válidas sólo para quien las contrata, sea un medio de comunicación, un partido o un candidato. La primera vez que esta enseñanza se manifestó fue en las ya lejanas elecciones presidenciales nicaragüenses, en la década de los ochenta, cuando las encuestas le daban un abrumador triunfo al sandinismo en el poder. El día de las elecciones, el electorado se encargó de echarlos del poder, que habían ganado con sangre y balas a la dictadura somocista.

En México, con la democracia entendida como alternancia en la administración pública, tenemos ahora a una ciudadanía política madura, inaugurando la era de las votaciones imprevisibles, porque difícilmente se podrá conocer el comportamiento de los votantes, sino hasta que marquen las boletas electorales. A partir de ahora, las casas encuestadoras dejarán de ser consideradas indicadoras de triunfo, aunque puedan seguir siendo instrumentos para moldear triunfos el día de las elecciones, como en la práctica ocurrió con las encuestas de Milenio. A las seis de la tarde del 4 de julio, su anunció sobre Oaxaca cerró cualquier otra expectativa de cualquiera de los contendientes, garantizando una transición pacífica. En las ya próximas elecciones presidenciales, no dudemos que la receta sea aplicada en los mismos términos y con los mismos resultados.

Estas elecciones también inauguraron el triunfo del pragmatismo político. Al menos uno de los contendientes, abrió las pesadas puertas del fin de las ideologías. Le tocó el privilegio al dirigente nacional panista, porque el del PRD ha practicado la estrategia desde su ya lejana juventud. El pragmatismo político de la unión de los “Espurios” con los “Legítimos” consolida la concepción de la democracia como simple y mera alternancia en el poder. Como en Estados Unidos y casi todo el mundo occidental, para los políticos mexicanos, la era de las ideologías y la búsqueda de nuevas formas de organización social han pasado a la historia. Ahora se trata de conservar o acceder a las administraciones públicas, por el simple placer de las prebendas, los salarios y los privilegios.

A los priistas les debe servir para entender que en los procesos electorales no funciona el esquema de los cacicazgos políticos. La venta de las candidaturas, el conflicto interno en los equipos de campaña, la imposición de los amigos y compañeras o compañeros sentimentales del gobernante en turno en los cargos de elección popular y la soberbia, son los mejores senderos para acabar en la derrota política y electoral. Un lugar en la oposición le debe servir al PRI para abrir el partido a nuevos torrentes ciudadanos, democratizar sus procesos y reencauzarse hacia la defensa de las aspiraciones populares. Por cierto, ojalá aprendan que los mariscales perdedores nunca pueden ser garantías de triunfo. Para ellos, la política y las elecciones son un negocio y no una apuesta de victoria.