Si algo caracteriza al actual gobierno estatal es la impericia y la voracidad económica. En el primer caso, no hay un solo acto de gobierno que haya impulsado este régimen, sin que obtenga un resultado catastrófico. Pero, lo más grave, para los oaxaqueños, es la voracidad que impulsa el actual secretario de Finanzas estatal.
Sin conocer Oaxaca, sin saber de las carencias y pobreza en que vive la gente, y viviendo en el mundo de la ilusión de los teóricos económicos que plantean más mercado, más impuestos y menos subsidios, Gerardo Cajiga planteó, desde su toma de posesión, que era necesario incrementar los impuestos, para tener más ingresos estatales propios. En aquel entonces argumentó que, del gasto estatal, sólo el 5 por ciento es de ingresos propios y era necesario incrementarlos.
Dicen, quienes lo conocen, que es compadre de Ernesto Cordero, secretario de Hacienda de Felipe Calderón. No dudo de la aseveración, porque, como dice el refrán: “Dios los hace y ellos se juntan”. Por si no nos enteramos, el economista Cordero es el mismo que la semana pasada planteó, sonriendo, que la economía nacional se ha recuperado tanto que, con un sueldo de 6 mil pesos mensuales, los mexicanos tienen para comer, pagar una casa propia, sacar a crédito un coche, mandar a sus hijos a una escuela privada e ir de vacaciones. Con esa misma cínica filosofía, el secretario de Finanzas estatal nos recetó, desde el primero de enero, un alza en todos los impuestos, empezando por el de la alfabetización y terminó con la estatización del impuesto federal de la tenencia vehicular.
Sí, ahora va a subir el ingreso propio del gobierno estatal, pero a costa de bajar el ahorro de los oaxaqueños y subir unas décimas los indicadores de pobreza patrimonial de muchos oaxaqueños. Ése es el rebote económico que estos inexpertos economistas de pacotilla no prevén.
Retomo el caso de la tenencia vehicular federal. Fue impuesta en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz para financiar las olimpiadas de su descrédito. Así se especificó en su exposición de motivos; sin embargo, al concluir los juegos, el impuesto se mantuvo. Desde entonces, se ha sentado suficiente jurisprudencia para reconocerlo como ilegal. Incluso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentenció la supletoriedad de los jueces federales para otorgar el amparo contra la tenencia federal. Con esta tendencia, el propio Felipe Calderón impulsó una ley para derogar su pago, sólo que, como buen panista, estableció una cláusula para que desapareciera a partir de 2012, justo el año en que entrega el cargo presidencial.
Hoy, hay cuatro estados que han derogado el pago del ilegal impuesto. Empezó Querétaro y continuó Yucatán. Hace unos días, el Gobierno del Cambio de Puebla eliminó el impuesto. El viernes, Enrique Peña anunció que en el estado de México también lo van a derogar.
A diferencia de la corriente nacional, en Oaxaca, la gente del actual gobierno no pensó nunca en suprimir el ilegal impuesto; por el contrario, en el presupuesto de ingresos, que en diciembre envió la secretaría de Finanzas a la Cámara de Diputados local, se estableció que ahora el impuesto es estatal. Como era de esperarse, los diputados de la Coalición por la Paz y el Progreso, por mayoría simple, aprobaron el cobro estatal del, hasta entonces, ilegal impuesto federal. Hoy, Gerardo Cajiga tiene un ingreso asegurado de 242 millones de pesos anuales, pero a costa del descrédito del gobierno que representa.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de febrero de 2011.