28 de febrero de 2011

GERARDO CAJIGA: AVORAZADO

Si algo caracteriza al actual gobierno estatal es la impericia y la voracidad económica. En el primer caso, no hay un solo acto de gobierno que haya impulsado este régimen, sin que obtenga un resultado catastrófico. Pero, lo más grave, para los oaxaqueños, es la voracidad que impulsa el actual secretario de Finanzas estatal.

Sin conocer Oaxaca, sin saber de las carencias y pobreza en que vive la gente, y viviendo en el mundo de la ilusión de los teóricos económicos que plantean más mercado, más impuestos y menos subsidios, Gerardo Cajiga planteó, desde su toma de posesión, que era necesario incrementar los impuestos, para tener más ingresos estatales propios. En aquel entonces argumentó que, del gasto estatal, sólo el 5 por ciento es de ingresos propios y era necesario incrementarlos.

Dicen, quienes lo conocen, que es compadre de Ernesto Cordero, secretario de Hacienda de Felipe Calderón. No dudo de la aseveración, porque, como dice el refrán: “Dios los hace y ellos se juntan”. Por si no nos enteramos, el economista Cordero es el mismo que la semana pasada planteó, sonriendo, que la economía nacional se ha recuperado tanto que, con un sueldo de 6 mil pesos mensuales, los mexicanos tienen para comer, pagar una casa propia, sacar a crédito un coche, mandar a sus hijos a una escuela privada e ir de vacaciones. Con esa misma cínica filosofía, el secretario de Finanzas estatal nos recetó, desde el primero de enero, un alza en todos los impuestos, empezando por el de la alfabetización y terminó con la estatización del impuesto federal de la tenencia vehicular.

Sí, ahora va a subir el ingreso propio del gobierno estatal, pero a costa de bajar el ahorro de los oaxaqueños y subir unas décimas los indicadores de pobreza patrimonial de muchos oaxaqueños. Ése es el rebote económico que estos inexpertos economistas de pacotilla no prevén.

Retomo el caso de la tenencia vehicular federal. Fue impuesta en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz para financiar las olimpiadas de su descrédito. Así se especificó en su exposición de motivos; sin embargo, al concluir los juegos, el impuesto se mantuvo. Desde entonces, se ha sentado suficiente jurisprudencia para reconocerlo como ilegal. Incluso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentenció la supletoriedad de los jueces federales para otorgar el amparo contra la tenencia federal. Con esta tendencia, el propio Felipe Calderón impulsó una ley para derogar su pago, sólo que, como buen panista, estableció una cláusula para que desapareciera a partir de 2012, justo el año en que entrega el cargo presidencial.

Hoy, hay cuatro estados que han derogado el pago del ilegal impuesto. Empezó Querétaro y continuó Yucatán. Hace unos días, el Gobierno del Cambio de Puebla eliminó el impuesto. El viernes, Enrique Peña anunció que en el estado de México también lo van a derogar.

A diferencia de la corriente nacional, en Oaxaca, la gente del actual gobierno no pensó nunca en suprimir el ilegal impuesto; por el contrario, en el presupuesto de ingresos, que en diciembre envió la secretaría de Finanzas a la Cámara de Diputados local, se estableció que ahora el impuesto es estatal. Como era de esperarse, los diputados de la Coalición por la Paz y el Progreso, por mayoría simple, aprobaron el cobro estatal del, hasta entonces, ilegal impuesto federal. Hoy, Gerardo Cajiga tiene un ingreso asegurado de 242 millones de pesos anuales, pero a costa del descrédito del gobierno que representa.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de febrero de 2011.

25 de febrero de 2011

RADICALISMO OAXAQUEÑO

Nunca imaginó Felipe Calderón el desaguisado que iba a ocasionar su visita a Oaxaca. Venía a concretar su política educativa derechista –subsidio a las escuelas privadas de educación básica e inauguración de universidades privadas en educación superior- y dejó una estela de humo, fuego y un gobierno estatal malparado. El final ya lo conocemos todos: provocadores heridos, profes transfigurados en pandilleros, mujeres policías golpeadas por misóginos, un secretario de Seguridad Pública convertido en hazmerreír nacional y la demostración de la inexistencia de una estrategia de gobierno clara y definida.

Según las crónicas, toda la estructura gubernamental estaba fuera del lugar. El vice gobernador de facto utilizaba el teléfono celular para intentar dialogar con el interlocutor inadecuado; Flavio Sosa nunca le contestó la llamada. La secretaria General de Gobierno, el vínculo político institucional, se hizo tan chiquita que nadie supo de ella en esas horas aciagas; por lo demás, la Sección 22 no le reconoce ninguna interlocución institucional. El director del IEEPO, supuesto patrón de los profesores oaxaqueños, asumió su verdadero papel: se disolvió en la nada y no articuló declaración alguna. El secretario de Protección Ciudadana hizo el ridículo más grande de la historia oaxaqueña, desde aquella vez que Tito Zárate cacheteó al director de tránsito estatal, Carlos Aldeco Reyes, hace casi 35 años.

Nadie entiende que la Sección 22 no es un liderazgo sindical. Es un conglomerado de intereses con fines particulares. Ahí coinciden, desde los que buscan su interés económico personal, hasta quienes están casados con la idea de la revolución armada para instaurar el socialismo real del siglo pasado. Hoy, quienes llevan la batuta del sindicato son los radicales herederos de los derrotados en el Movimiento Democrático Universitario de la década de los setenta; pero, en su viejo esquema, ni aparecen como tales, ni pueden asumir el control del sindicato magisterial. El gran problema de la guerrilla es que sus aliados están conscientes de sus atribulaciones. Ése quizá sea el origen del dramático calificativo de “delator” a uno de los asesores del gobernador actual. Al descalificarlo, cerraron un canal de comunicación y dejaron el mensaje de su presencia en el magisterio.

Todo lo demás es lo esperado. Los profes seguirán con sus marchas y las escuelas cerradas. Las disculpas exigidas y el perdón balbuceado por el gobierno no fueron suficientes. El resultado de la asamblea estatal es que no hay diálogo, sino exigencias que el gobierno debe cumplir, si quiere continuar con la ficción del entendimiento. Las demandas son claras: despido de tres funcionarios y varias más que sientan las bases para un zafarrancho en el plantón del próximo mayo. A menos que el gobierno entregue a la Sección 22 la dirección y los recursos financieros del IEEPO, además de los recursos económicos de los programas asistenciales, con lo que le estará echando gasolina al fuego del radicalismo oaxaqueño. En ese camino, un día no muy lejano, tendrá que volver a intervenir el Ejército y las fuerzas de élite de la PFP para contener la Ínsula Barataria que la guerrilla experimentó en 1977 en la UABJO y van a intentar revivir en la Oaxaca de la derecha del siglo XXI.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 25 de febrero de 2011.

17 de febrero de 2011

LA ALTERNANCIA

El año pasado, muchos oaxaqueños celebraron el cambio de partido del poder. Se demostró que la democracia electoral era cierta y una farsa la “mapachería”, la “alquimia” y la “ingeniería electoral”. El problema, para los oaxaqueños, es que la alternancia parece convertirse en un fin en sí mismo.

Durante la campaña política pasada, poco importaron los programas contendientes. La alternancia se convirtió en una expectativa razonable de cambio pronto. La esperanza llevó a muchos a caer en el error de confundir medios con fines. Por el contrario, en el diseño democrático, la alternancia está concebida como una palanca de contrapeso entre los partidos, como mecanismo de vigilancia mutua y un resorte para la rendición de cuentas.

Cierto es que la alternancia implica un castigo para un partido gobernante; pero, por sí misma, aunque sea beneficiosa para los nuevos gobernantes y sus respectivos partidos, es nula para los ciudadanos. Se supone que la alternancia abre la puerta para que los nuevos gobernantes revisen lo hecho por sus antecesores y, al encontrar algún abuso de poder, procedan a la sanción penal o administrativa correspondiente. La alternancia debía favorecer la rendición de cuentas y no ser un mero artificio. Lo contrario implica que el gobernador perdedor, en realidad pierda poco. Pierde su partido y su candidato, pero no él. Cuando la alternancia no se traduce en rendición de cuentas, sigue imperando la impunidad, esencia del autoritarismo.

Así, la alternancia es un fiasco para los ciudadanos, quienes, al votar y movilizarse en favor de un cambio de partido, buscan, entre otras cosas, que se llame a cuentas a los corruptos y se siente precedente para que sea más riesgoso incurrir en abuso de autoridad. Al no traducirse en rendición de cuentas, ni en un nuevo paradigma para ejercer el poder, la alternancia se convierte una ilusión óptica, una efímera válvula de escape al descontento acumulado.

En realidad, los gobernadores del cambio no llaman a cuentas a sus antecesores porque puede implicar un costo político, si aquellos mantienen fuerza política; pero también porque es muy difícil demostrar legalmente los excesos de poder de quienes los cometieron. Llamar a cuentas a los antecesores sienta un precedente muy sano para la democracia, pero no tanto para quien lo concreta, porque él mismo puede ser llamado a cuentas, cuando deje el poder.

La simulación en las alternancias ha llevado a los retornos políticos en los estados. El año pasado, tres gobiernos estatales regresaron al PRI: Zacatecas, Aguascalientes y Tlaxcala. Pareciera ser que ahí, las alternancias demostraron a los ciudadanos que no eran el camino del cambio esperado. Especialmente en Tlaxcala, donde han gobernado el PRI, el PRD y luego el PAN.

Así como la alternancia fue, durante décadas, una asignatura pendiente de nuestro sistema electoral, la rendición de cuentas lo sigue siendo en el ejercicio del gobierno. Una verdadera democracia exige romper el pacto de impunidad que impera entre los partidos y las dirigencias políticas. Son muy ávidos en la disputa por el poder, pero muy amigos en la hora de la rendición de cuentas.

Así como, en los procesos electorales los primeros votos contabilizados, por lo general, marcan el rumbo de la votación total, de continuar como hasta ahora, los primeros días del nuevo gobierno oaxaqueño nos marcan el rumbo de su verdadera visión del gobierno y la gobernanza. Nada halagüeño para la ciudadanía, ni para la democracia.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 18 de febrero de 2011.

13 de febrero de 2011

DESARROLLO PROPIO

La dificultad de entender un proceso de desarrollo, basado en la dinámica social, está en el colonialismo intelectual de la mayoría de nuestros técnicos e intelectuales. La gran mayoría de ellos, incluyéndonos a nosotros, leyeron textos escritos originalmente en inglés y pensados para desarrollar sociedades diferentes a las nuestras. En Estados Unidos, Inglaterra y Europa hubo una apropiación originaria de vastos territorios, que llevó a la configuración de una propiedad privada, clara y bien definida. A eso debemos agregar el espíritu del protestantismo y el sentido estamental militar que consolidaron las persistentes guerras europeas. Ese proceso generó lo que hemos conocido como el capitalismo clásico y es el origen del pensamiento económico que importaron nuestras universidades y leyeron nuestros letrados. Nada de ello ocurrió en las tierras mesoamericanas, donde se encuentra enclavado el estado de Oaxaca.

Por eso, un principio básico es considerar al desarrollo como un proceso y no sólo como meta y fin por alcanzar. Así, debía ser definido como una sucesión de acontecimientos, planeada por los participantes, para alcanzar las metas que escogen progresivamente. Los acontecimientos señalan cambios en un grupo y en los individuos que lo componen. La esencia del proceso no consiste en ninguna sucesión fija de acontecimientos, los que pueden variar grandemente de un grupo a otro y de una ocasión a otra, sino en los cambios que ocurren en los individuos, los grupos y las comunidades. El fin no es la empresa privada, pero el método sí es el empresarial.

Actualmente, hay cuatro grandes corrientes de pensamiento sobre el encauzamiento para impulsar el desarrollo. Las agrupo en dos tendencias: a) el desarrollo humano y el sustentable son visiones conceptuales establecidas a partir de índices, como bases para establecer el diagnóstico y como metas a lograr; son consideraciones genéricas, planteadas en términos de objetivos susceptibles de ser obtenidas en un futuro posterior; b) el desarrollo regional y el local, son consideraciones basadas en términos geográficos, en donde se contienen e integran los demás aspectos del concepto por desarrollar; sin embargo, estas dos últimas corrientes, en la práctica, sólo son metodologías para alcanzar la idea propuesta como desarrollo.

Las cuatro grandes corrientes de pensamiento no son excluyentes entre sí. Por el contrario, son complementarias y cada una de ellas matiza y mejora el concepto y la forma de impulsar el desarrollo. Precisamente ahí estriba la gran dificultad para concretar el escurridizo concepto. En la medida en que todas las aproximaciones se refieren a la misma cuestión, con diferentes especificaciones y puntos de prioridad, se han olvidado que la razón fundamental es el hombre, porque el proceso parte precisamente del hombre. Es el ser humano el centro, la razón primera y última, de todo este proceso. Además, es el único que puede desencadenarlo, siempre y cuando el proceso parta de las propias especificidades en que se desenvuelve.

No hay ningún individuo que se desarrolle solo, incluso en las novelas más imaginativas, como el Robinson Crusoe, por ejemplo, el autor debió buscar a otro acompañante humano para hilar la trama ahí contada. La sociedad humana se basa en relaciones sociales, establecidas a partir del tejido social organizado para sobrevivir a las inclemencias de la naturaleza y para aprovechar el entorno ambiental de las sociedades. Son esas relaciones sociales las que permiten ese aprovechamiento. La organización productiva tiene como base esas relaciones sociales; no se inventa de la nada, ni se importa. Las relaciones sociales son difíciles de modificar, cuando se copian estructuras foráneas y se pretenden calcar de una comunidad foránea a otra organizada históricamente de manera diferente.

En términos estrictos, la fórmula debía ser partir de las relaciones sociales, para impulsar un proceso de desarrollo basado en esas estructuras organizativas. En la medida en que los procesos se complementan, se entra a una espiral virtuosa y creciente de desarrollo. La fórmula debía ser: a mayor apropiación y aprovechamiento de las relaciones sociales, mayor es la sinergia del proceso de desarrollo. La relación entre los miembros de esta ecuación es directamente proporcional. Así, las relaciones sociales basadas en el individuo y sus intereses personales, inducirán necesariamente a un desarrollo con apropiación privada del excedente y los emprendedores privados serán el pivote vital para el take off del proceso económico; aquí, la empresa privada es el motor del proceso de desarrollo. Por el contrario, en las sociedades con relaciones sociales solidarias, deben concluir en procesos de desarrollo con apropiación comunitaria del excedente; su contraparte son los emprendedores comunitarios, enmarcados en empresas colectivas o cooperativas, con apropiación colectiva del excedente. Aquí, la empresa social debe ser el pivote esencial para el proceso de desarrollo.

De encauzar el proceso de esta forma, consolidaríamos una sociedad dual, donde seguramente las cooperativas serían las formas predominantes de acumulación de capital. A fin de cuentas, el capitalismo global no es más que un conglomerado de capitales sindicados, dirigidos por gerentes ávidos de ganancias y que se reparten entre los accionistas financieros de las transnacionales.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 12 de febrero de 2011.

7 de febrero de 2011

DESARROLLAR OAXACA

El gran problema de Oaxaca ha sido la incapacidad de los gobiernos para entender que no hay desarrollo, si no hay participación de la sociedad. Tampoco han comprendido que Oaxaca es una sociedad dual. Aquí conviven dos tipos societales: uno, las comunidades basadas en la solidaridad y la reciprocidad, que han generado sistemas de propiedad comunal o ejidal y ven a sus gobiernos administrativos como un servicio a la comunidad; dos, las sociedades urbanas basadas en el esquema del lucro y la ganancia generadas a partir de la propiedad privada de la tierra y los medios de producción. Buena parte de la población oaxaqueña vive en las sociedades urbanas, pero la mayor parte del territorio estatal está en manos de las comunidades. El 87 por ciento de las tierras oaxaqueñas es propiedad comunal o ejidal; ahí se encuentra casi la totalidad de la riqueza forestal y la toda la mineral, metálica y no metálica. 3 cada 5 municipios ven a sus autoridades como servidores públicos y no como gobernantes, a pesar de todos los esfuerzos de los partidos políticos por meterlos al esquema del servicio pagado en lugar del servicio comunitario.

Los últimos cinco sexenios priistas lucharon, con mayor o menor insistencia dependiendo del gobernador en turno, por inculcar a las comunidades la mentalidad del lucro, la avaricia y el egoísmo. No avanzaron mucho, como tampoco lo pudieron hacer los españoles durante los casi trescientos años de Colonia y dominación. Con todos los enredos que la actual administración gubernamental está teniendo con su proceso de planeación estatal, dudo mucho que logren entender que el desarrollo no es un proceso abstracto, ni tiene como finalidad última crear magnates nadando en un mar de pobres y miserables.

Espero que, en algún momento, algún gobierno logre entender que los sujetos sociales del proceso de desarrollo oaxaqueño son los entes colectivos y su capital económico es social, comunitario; todas sus relaciones económicas están tamizadas por las relaciones sociales comunitarias. Actualmente, todos los servicios en sus pueblos son comunitarios: el policial, los cargos religiosos, los administrativos municipales y comunales, entre otros; comunitaria también es la mano de obra para concretar obras de infraestructura social en beneficio de la comunidad. El gran problema en todas estas comunidades, ha sido la dificultad para traspasar esta experiencia colectiva comunitaria a las estructuras productivas, para generar excedentes y hacer sus proyectos exitosos y redituables.

Hasta hoy, se ha partido del impulso de proyectos de desarrollo económicos basados en la solidaridad social, pero sólo en la parte inicial, porque en las subsiguientes etapas se mantienen e impulsan los rasgos característicos de la empresa privada, destacados por Keynes como la avaricia, la usura y el egoísmo como puntales productivos y método de apropiación del excedente, cuando de lo que se trata es exactamente lo contrario: partir de la solidaridad y concluir en la distribución equitativa y colectiva. En realidad, se trata sólo de continuar el esquema organizativo comunitario y no romperlo para imponer un esquema desconocido para los pobladores y que ha dado al traste con todos los proyectos de desarrollo comunitario.

En la mayoría de los pueblos oaxaqueños, el capital social, el económico social y su concreción en los sujetos sociales, está matizado y tejido por los actores sociales, cuyas interrelaciones individuales logran generar las redes sociales para concretar el capital político y cultural que les ha permitido sobrevivir en el marco del territorio municipal o la localidad donde se desenvuelven. De ahí la importancia de partir del conocimiento de las características de las localidades y los municipios y, en un segundo momento de las microrregiones y regiones, para plantear las alternativas de desarrollo a partir de las especificidades de los pueblos.

Convertir a los actores sociales en sujetos sociales del desarrollo, sumergiéndolos en ese proceso de apropiación personal de la conciencia comunitaria de solidaridad y reciprocidad, en lugar de inducirlos a la individualidad egoísta; dejar a un lado el reiterado y equivocado proceso de conversión que intenta transformarlos de individuos de jure a individualidades de facto, mediante su conversión a la ideología del triunfo por sobre los demás, a quienes se identifica como perdedores o débiles, según describe Zygmunt Bauman, debían ser los grandes retos de cualquier gobierno que quisiera erradicar verdaderamente la pobreza y marginación en Oaxaca. Es un proceso difícil, pero no imposible; pero, también, el esquema gubernamental seguido hasta hoy, ha demostrado reiteradamente que sólo genera pobreza y miseria, y algunos exitosos comerciantes, pero no generosos industriales.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 5 de febrero de 2011.

2 de febrero de 2011

ALGUIEN MIENTE

El día de Reyes pasado, 6 de enero, el secretario de Finanzas, Gerardo Cajiga, anunció sonriente: “tal y como lo informó el gobernador Gabino Cué, durante su sexenio no habrá reemplacamiento...” Ayer, el Gobernador le corrigió la plana. Aceptó que habrá reemplacamiento, porque hay un programa que obliga a hacerlo cada tres años, aunque, dorando la píldora, reflexionó sobre la posibilidad que el trámite “se realice sin cargo para los automovilistas”. (Tiempo 1/II/2011)

Cuando analizamos la declaración completa de Cajiga, podemos entender por qué, desde la campaña política, el equipo opositor se opuso rotundamente a cualquier posibilidad de quitar la ilegal tenencia federal y reducir los onerosos impuestos cobrados por el gobierno estatal. Con el pago de la tenencia vehicular se busca recaudar un poco más de 220 millones de pesos, porque, para este año, los impuestos, como el de la alfabetización, subieron en un 12%, mientras los otros de transporte casi 15% con respecto del año anterior. Así, sólo por las placas, un ciudadano oaxaqueño pagará 699 pesos, un aumento de 83.88 pesos más que el año anterior. A eso hay que agregarle el pago de engomados, revista vehicular y la tenencia federal, el más caro, dependiendo de los años adeudados.

Al golpe le estuvieron dando vueltas durante varias semanas. El 27 de enero pasado, el secretario de Seguridad Pública, Marco Tulio López Escamilla, informó del inicio “de un operativo para detener vehículos que no cuenten con placas actualizadas, para garantizar la seguridad de la sociedad en general, ya que muchos vehículos sin placas son usados para cometer actos delictivos.” (Tiempo, 27/I/2011). Ante las quejas suscitadas, porque el anuncio implicaba que la policía preventiva asumiría funciones de tránsito municipal y estatal, el funcionario reculó, para especificar que el programa sería en dos etapas: en la primera, se haría conciencia de la necesidad de regularizar la documentación de los vehículos y, en la segunda, se procedería al decomiso de las unidades que tuvieran placas atrasadas o circularan sin placas. El secretario siempre habló de regularizar la tenencia vehicular y sólo para justificar la medida argumentó que en vehículos sin placas se cometían ilícitos.

En realidad, los hechos son claros. El gobierno estatal necesita dinero y la manera más fácil de obtenerlo es el reemplacamiento vehicular y la amenaza permanente de la detención de los vehículos que no tengan sus documentos -incluyendo las placas- actualizados. Pero no se han percatado que, en el esquema propuesto por el Secretario de Seguridad Pública, van a abrir las llaves de la corrupción, porque ahora no sólo serán los elementos de tránsito quienes pedirán la tradicional “mordida” para no detener los vehículos, sino también agregaremos a los policías en el esquema del cohecho.

Por lo demás, el emplacamiento vehicular oaxaqueño es el más caro de todo el país. Por eso, si observamos bien, en las calles ahora circula una creciente cantidad de vehículos con placas de otros estados, especialmente de Puebla y el Distrito Federal. No son vehículos irregulares, lo que pasa es que allá la tenencia vehicular es 30% más barato que en Oaxaca.

Ojalá los funcionarios del gobierno estatal se pongan de acuerdo y tengan una estrategia definida sobre los asuntos de la seguridad, el reemplacamiento, los impuestos y no estén dando golpes de ciego, de acuerdo a las ocurrencias del momento y según el humor del funcionario correspondiente.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 2 de febrero de 2011.