Es muy grave la denuncia del pasado sábado, del director de la Agencia JM de noticias. Mario Emilio Zárate Vásquez, un político perredista, ex síndico municipal de Xoxocotlán y ex director jurídico de la Secretaría General de Gobierno lo ha acusado de daño moral, exigiendo como reparación la cantidad de veinte millones de pesos.
Como todos recordamos, a mediados de enero de este año, fue detenido Flavio Méndez Santiago, alias “El Amarillo”, acusado de ser parte de la delincuencia organizada ligada al narcotráfico. Inmediatamente saltó el tema de que fungió como director de la Policía Municipal de Santa Cruz Xoxocotlán.
Dicen los diarios locales que “El Amarillo” comenzó a trabajar en el ayuntamiento encabezado por Roberto Molina. “Andaba pegado al jefe y lo seguía para todos lados”, recuerdan personas que trataron con él, quienes aseguran que nunca imaginaron que se trataba de una persona “muy pesada” por su relación con el crimen organizado. Tras la destitución de Roberto Molina, el entonces síndico procurador Mario Emilio Zárate Vásquez apadrinó a “El Amarillo” y lo mantuvo unas semanas a su servicio. Y en una sesión de cabildo, Mario Emilio Zárate, propuso a los regidores a Flavio Méndez Santiago para que se hiciera cargo de la dirección de la Policía Municipal, al argumentar que quien se encontraba al frente, era una persona de la tercera edad.
Fue así como “El Amarillo” llegó a ocupar el cargo de director de la Policía Municipal… Meses después y por requerimiento de autoridades estatales para que todos los policías quedaran inscritos en el Registro Único de Policías de Oaxaca (RUPO), Flavio Méndez Santiago, dejó el cargo, ya que sabía que tendría que pasar por diversos exámenes, entre ellos el de antidoping.” (Diario Despertar, 21/01/2011).
Cuando detuvieron al “Amarillo”, Mario Emilio Zárate era nuevo funcionario del “gobierno del cambio y la alternancia”. Unos días después presentó su renuncia. En ese lapso, todos los medios de comunicación publicaron el caso y escarbaron en las relaciones. El ex director jurídico, mientras tanto, acudió a la PGR y la procuraduría estatal para informarse si había órdenes de aprehensión en su contra. Fue un plan con maña, porque, como abogado, sabía que la prensa difundía sus vínculos como ex funcionario municipal con un mafioso, pero nunca lo vincularon a las actividades de narcotráfico. En realidad, se trataba del viejo tema de la ética y la responsabilidad pública. Así se entendió y así se manejó.
Ya con la calma de no saberse involucrado en delitos mayores intentó retornar a sus funciones oficiales en el gobierno estatal, pero le fue negado. Dejarlo regresar implicaba aceptar posible vínculos con la delincuencia: un tema fatal en el trato con el gobierno federal. Así que, con el rencor a cuesta y el natural deseo de limpiar su nombre, el ex funcionario buscó la vía legal. Anunció la demanda por daño moral y ahora la está haciendo realidad. Con todo el tiempo del mundo, enfocó las baterías contra los medios pequeños, aquellos que trabajan para vivir y no cuentan con bufetes de abogados a su servicio, pensando que son la presa fácil.
Ojalá Mario Emilio Zárate recapacite. La mejor forma de limpiar su nombre es dedicándose al trabajo honesto y productivo. Si tiene la piel tan sensible, la política es el peor camino; la demanda judicial tampoco le traerá buenos beneficios, salvo que su padrino crea que el papel de líder de jauría es productivo para sus intereses.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 6 de junio de 2011.