7 de septiembre de 2008

TROPELIAS ADMINISTRATIVAS FEDERALES.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 7 de septiembre de 2008.

No me queda la menor duda que el gobernador Ulises Ruiz Ortiz es un hombre de buena fe, pero rodeado de un increíble grupo de descuidados y desaseados administradores. Si a eso le agregamos la mala fe de los delegados federales, tendremos el perfecto coctel para explicar el escaso desarrollo y la pobreza en el estado de Oaxaca.

El miércoles pasado se anunció, con bombos y platillos, la presencia del secretario de la Sagarpa para firmar, entre otros asuntos, el Anexo de Ejecución de los recursos a ser ejercidos por las autoridades municipales. Al menos, esa fue una de las zanahorias puestas enfrente de los presidentes municipales, para que asistieran al evento efectuado en un hotel de la ciudad. Hoy sabemos que el secretario nunca se presentó; pero, además, el acto estuvo plagado de errores de organización.

Por ejemplo, la invitación se les entregó una noche antes a las autoridades municipales, en una fotocopia simple, con las firmas del secretario de la Seder y el delegado de la Sagarpa escaneadas y fotocopiadas. Dicen, quienes intervinieron en la organización, que el delegado de la Sagarpa nunca quiso firmar la invitación, a pesar de ser uno de los principales oradores en la ceremonia. Una de dos: o el delegado sabía de la inasistencia del secretario o estaba conspirando para que ningún presidente se acercara al evento y dejar en entredicho la capacidad de convocatoria del gobierno del Estado.

Pero, lo más grave del asunto, es que jamás ha sido necesaria la firma tumultuaria de los anexos de ejecución para ejercer recursos municipalizados. Todos los años, de manera individual, los presidentes municipales firman un anexo conjunto con el delegado de la Sagarpa y el secretario de la Seder; igual que firman, solos, un convenio con el personal contratado por el programa Soporte, para que les otorguen asesoría en la elaboración de los planes municipales y en la gestión pública. Así, el acto de la firma tumultuaria de los anexos era una mera cuestión mediática, sin sentido administrativo práctico.

Por otra parte, las ventanillas para la recepción de las solicitudes del programa federal denominado Adquisición de Activos Productivos, según sus Reglas de Operación, cerraron el último día del segundo trimestre del año en curso. De fines de junio a la fecha, han transcurrido dos meses y ningún campesino sabe del destino de su solicitud. Según la convocatoria verbal, hecha a las autoridades municipales, el día del supuesto acto con el secretario de la Sagarpa se les iban a entregar los recursos de ese programa para ser ejercidos en el municipio. Esa era otra gran mentira, porque el dinero jamás se entrega a las autoridades, sino se paga directamente a los proveedores. Tampoco los beneficiarios del programa tenían la obligación de asistir, porque ellos no reciben ningún recurso económico de manera directa, sino solamente en especie.

Esta situación nos demuestra el desaseado manejo del programa de Adquisiciones, por la desorganización y el burocratismo de los empleados de la Sagarpa. Supuestamente, no pueden violar la normatividad de sus Reglas de Operación, las que establecen que las ventanillas para recepción de solicitudes se cerraron a fines de junio pasado; sin embargo, tres meses después envían a las autoridades municipales los anexos de ejecución para su firma. Eso implica que, tres meses después del cierre de las ventanillas, la Sagarpa comenzará a recibir las solicitudes hechas a través de las autoridades municipales, lo que viola flagrantemente sus famosos Reglas. Luego entonces, otra de dos: o las Reglas no sirven para nada y sólo son normas burocráticas para entretener la administración del dinero público federal o los empleados de la Sagarpa desconocen su propia normatividad.

Sabiendo de la incapacidad administrativa del actual delegado de la Sagarpa, veremos que incumplirá todas las normas que sus superiores le pongan. El problema es que, si cumplir con lo establecido le llevó tres meses, y dos meses después no hay ninguna respuesta a ningún peticionario, podemos deducir que los primeros apoyos del programa de Adquisiciones comenzarán a fluir en los últimos días de diciembre, precisamente cuando se esté cerrando el ejercicio administrativo federal correspondiente a este año. Así, la delegación de la Sagarpa podrá mantener en las arcas de la federación el dinero que tanto necesitan los campesinos oaxaqueños y podrá regresar otra buena parte a la Tesorería federal.

No está por demás recordar que, hace unos días, en el periódico Tiempo, José Ureña denunciaba que el gobierno federal les había pedido a sus funcionarios “dosificar el gasto a fin de terminar el año con ahorros equivalentes a 15 por ciento de su presupuesto total.” Pero, además, agregaba que un reporte del Grupo de Seguimiento del Gasto de la fracción priista en la Cámara de Diputados revelaba que el programa Alianza para el Campo, dentro del que se encuentran los programas Adquisiciones y Soporte, sólo había aplicado el 26% de los recursos asignados. Al menos, en Oaxaca, sabemos que el programa de Adquisiciones no ha ejercido un solo peso de lo presupuestado para el estado.

Así, el delegado de la Sagarpa, Edgar Guzmán Corral, rendirá las mejores cuentas al gobierno panista del que proviene y podrá recibir el más alto bono con el que, según dicen, el gobierno federal premia a quienes más dinero regresan a la federación.