FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 21 de agosto de 2009.
Tal parece que nuestros diputados federales electos viven en el sueño de los justos. Mientras en las cámaras de senadores y diputados ya se discuten las propuestas y alternativas para enfrentar la crisis económica del país, la mayoría de los diputados oaxaqueños se han perdido en el anonimato de sus casas, mientras otros se unen a la Gira del Presupuesto, que su presunto Coordinador organiza para recabar demandas y solicitudes, supuestamente para obtener más presupuesto federal el próximo año.
Mientras el secretario de Hacienda ya anunció un faltante de 300 mil millones de pesos con respecto al presupuesto de este año, los diputados federales oaxaqueños -o su presunto coordinador-, están soñando traer un presupuesto mayor del ejercido este año; claramente, la coordinación de la bancada oaxaqueña en el congreso federal está caminando en un carril diferente al de la realidad económica del gobierno federal. Está sembrando esperanzas que se le pueden revertir el próximo año, netamente electoral en la entidad.
Mucha razón tiene el gobernador Ulises Ruiz al declarar: “El que piense que somos muy chingones porque ganamos en julio pasado, se equivoca. Nadie gana elecciones en una crisis como la que vive el país”. Ésa, precisamente, debía ser la divisa de los funcionarios y los políticos oaxaqueños. El próximo año será de campaña electoral para elegir gobernador, diputados locales y presidentes municipales. Con el recorte presupuestal federal, el gobierno estatal no podrá afrontar ni siquiera los compromisos ya contraídos. No solo se atrasarán las supercarreteras al Istmo y la Costa, sino también todos los programas de obras e infraestructura social. Eso quiere decir que, el próximo año, el gobierno estatal no podrá satisfacer las demandas recogidas en la Gira del Presupuesto. Andan pepenando demandas que no podrán satisfacer.
Lo más grave es que, a nivel federal, hay ya dos grandes corrientes que se van a confrontar en el Congreso de la Unión. Por un lado, están los diputados del PAN —y sus aliados—, los representantes de las organizaciones empresariales y los funcionarios federales exigiendo una reforma hacendaria, para aplicar el IVA a alimentos y medicinas, y el establecimiento de otros impuestos; una nueva reforma energética, para privatizar PEMEX; una reforma laboral para establecer el pago por horas laboradas y el combate contra los sindicatos; y el alza del precio de las gasolinas, la electricidad y los servicios del gobierno. Por la otra, van a estar los diputados de las corrientes opositoras al régimen, tratando de ganar la simpatía del electorado negándose a aprobar las propuestas conservadoras, pero sin una clara definición de cuáles serían las alternativas para salir de la crisis, sin terminar de vaciar el bolsillo de los trabajadores mexicanos.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 21 de agosto de 2009.
Tal parece que nuestros diputados federales electos viven en el sueño de los justos. Mientras en las cámaras de senadores y diputados ya se discuten las propuestas y alternativas para enfrentar la crisis económica del país, la mayoría de los diputados oaxaqueños se han perdido en el anonimato de sus casas, mientras otros se unen a la Gira del Presupuesto, que su presunto Coordinador organiza para recabar demandas y solicitudes, supuestamente para obtener más presupuesto federal el próximo año.
Mientras el secretario de Hacienda ya anunció un faltante de 300 mil millones de pesos con respecto al presupuesto de este año, los diputados federales oaxaqueños -o su presunto coordinador-, están soñando traer un presupuesto mayor del ejercido este año; claramente, la coordinación de la bancada oaxaqueña en el congreso federal está caminando en un carril diferente al de la realidad económica del gobierno federal. Está sembrando esperanzas que se le pueden revertir el próximo año, netamente electoral en la entidad.
Mucha razón tiene el gobernador Ulises Ruiz al declarar: “El que piense que somos muy chingones porque ganamos en julio pasado, se equivoca. Nadie gana elecciones en una crisis como la que vive el país”. Ésa, precisamente, debía ser la divisa de los funcionarios y los políticos oaxaqueños. El próximo año será de campaña electoral para elegir gobernador, diputados locales y presidentes municipales. Con el recorte presupuestal federal, el gobierno estatal no podrá afrontar ni siquiera los compromisos ya contraídos. No solo se atrasarán las supercarreteras al Istmo y la Costa, sino también todos los programas de obras e infraestructura social. Eso quiere decir que, el próximo año, el gobierno estatal no podrá satisfacer las demandas recogidas en la Gira del Presupuesto. Andan pepenando demandas que no podrán satisfacer.
Lo más grave es que, a nivel federal, hay ya dos grandes corrientes que se van a confrontar en el Congreso de la Unión. Por un lado, están los diputados del PAN —y sus aliados—, los representantes de las organizaciones empresariales y los funcionarios federales exigiendo una reforma hacendaria, para aplicar el IVA a alimentos y medicinas, y el establecimiento de otros impuestos; una nueva reforma energética, para privatizar PEMEX; una reforma laboral para establecer el pago por horas laboradas y el combate contra los sindicatos; y el alza del precio de las gasolinas, la electricidad y los servicios del gobierno. Por la otra, van a estar los diputados de las corrientes opositoras al régimen, tratando de ganar la simpatía del electorado negándose a aprobar las propuestas conservadoras, pero sin una clara definición de cuáles serían las alternativas para salir de la crisis, sin terminar de vaciar el bolsillo de los trabajadores mexicanos.
En medio de esta disyuntiva llegarán los diputados oaxaqueños a San Lázaro, con un montón de demandas y solicitudes levantadas por su Coordinador, pero sin una idea precisa y clara de cuál es la propuesta oaxaqueña para salir del shock económico diagnosticado por el doctor Carstens, secretario de Hacienda. Como van las cosas, lo más seguro es que volverán a ser parte del Bronx legislativo: la pelusa, como ya lo fue la mayoría en la antepasada legislatura. Serán, pues, levantadedos y peleoneros, porque no supieron consensuar una alternativa viable, imaginativa y creadora para presentar, como fracción, en la trituradora política de la próxima legislatura federal.