FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 11 de febrero de 2010.
La reciente declaración de César Nava, presidente nacional del PAN, avalando la candidatura de Gabino Cué al gobierno del estado, solo confirma, primero, mi ya vieja afirmación: esa candidatura se negoció en enero de 2008 y directamente con Felipe Calderón; segundo, en política, como en cualquier asunto social, hay eventos que marcan las tendencias y es posible predecir las acciones subsiguientes. Por eso ahora retomo lo que escribí en septiembre de 2009.
En 2004, supe que Gabino Cué iba a ser candidato de oposición al gobierno estatal, una fría mañana de enero de ese año, cuando se inauguró la biblioteca Andrés Henestrosa, en la Casa de la Ciudad. La señal la dio una cuarteta de personajes sentados, codo con codo, en la primera fila de invitados especiales: Alfredo Harp Helú, Diódoro Carrasco Altamirano, Jesús Martínez Álvarez y Ericel Gómez Nucamendi. El primero era y es el pariente, protector y financiero del entonces presidente municipal; el segundo traía un pleito casado con el entonces gobernador Murat; el tercero fungía como Secretario General del Partido Convergencia por la Democracia; y, el último, se sentía desplazado del poder tras el trono del gobierno estatal. Sólo el PRD no estuvo representado ahí, porque nunca tuvo ni tiene un liderazgo real y definido en la entidad.
El año pasado, en una de sus entregas, Adrián Ortiz Romero nos hizo recordar una reunión efectuada a fines de febrero de 2008, en un hotel del sur de la ciudad de Oaxaca. Ahí, el director jurídico del CEN del PAN, Roberto Gil Zuath, y uno de los beneficiarios del antiguo priismo oaxaqueño, Julio Esponda hijo, recriminaron a los dirigentes locales su entrega al gobierno estatal priista y, junto con los delegados federales, les anunciaron la proximidad de una alianza electoral entre el PAN y todos los partidos opositores al PRI en Oaxaca, a partir de una reunión efectuada entre Felipe Calderón y el senador Gabino Cué, en enero de ese año. Alfredo Harp Helú fue un invitado especial en ese encuentro y el periódico Noticias el único con acceso. Gabino era, desde entonces, el prospecto del PAN para la elección de gobernador en 2010.
Así como la reunión en la Casa de la Ciudad marcó el inicio de la alianza electoral de 2004 contra la candidatura priista de Ulises Ruiz, la reunión en ese hotel, en 2008, marcó el inicio de todo un complicado andamiaje para armar la actual coalición opositora, aún con los naturales pataleos del “Peje” López Obrador, por su natural aversión al PAN.
En ambos encuentros estuvo el autodenominado filántropo Alfredo Harp Helú, no sé si merced a su natural tendencia derechista o por su parentesco con el senador Cué; pero, lo cierto, es que aparece como gozne idóneo para garantizar alianzas y ser portavoz ante los peticionarios de recursos para proyectos personales.
Desde entonces, la alianza opositora estaba amarrada y afianzados los recursos económicos, que habrán de fluir con generosidad, para aceitar los intereses de los dirigentes opositores oaxaqueños y movilizar a las masas. No en vano, todos los recursos de la Fundación Alfredo Harp Helú van a fondo perdido y son deducibles de los impuestos de las empresas de su Presidente.
Los brincos y entripados de los precandidatos opositores, y los pataleos de las tribus perredistas sólo serán parte del sainete montado desde la presidencia de la República y, nunca como ahora, se puede ver que los dirigentes nacionales de los partidos son solo mozos de estoques del actual pragmatismo político panista.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 11 de febrero de 2010.
La reciente declaración de César Nava, presidente nacional del PAN, avalando la candidatura de Gabino Cué al gobierno del estado, solo confirma, primero, mi ya vieja afirmación: esa candidatura se negoció en enero de 2008 y directamente con Felipe Calderón; segundo, en política, como en cualquier asunto social, hay eventos que marcan las tendencias y es posible predecir las acciones subsiguientes. Por eso ahora retomo lo que escribí en septiembre de 2009.
En 2004, supe que Gabino Cué iba a ser candidato de oposición al gobierno estatal, una fría mañana de enero de ese año, cuando se inauguró la biblioteca Andrés Henestrosa, en la Casa de la Ciudad. La señal la dio una cuarteta de personajes sentados, codo con codo, en la primera fila de invitados especiales: Alfredo Harp Helú, Diódoro Carrasco Altamirano, Jesús Martínez Álvarez y Ericel Gómez Nucamendi. El primero era y es el pariente, protector y financiero del entonces presidente municipal; el segundo traía un pleito casado con el entonces gobernador Murat; el tercero fungía como Secretario General del Partido Convergencia por la Democracia; y, el último, se sentía desplazado del poder tras el trono del gobierno estatal. Sólo el PRD no estuvo representado ahí, porque nunca tuvo ni tiene un liderazgo real y definido en la entidad.
El año pasado, en una de sus entregas, Adrián Ortiz Romero nos hizo recordar una reunión efectuada a fines de febrero de 2008, en un hotel del sur de la ciudad de Oaxaca. Ahí, el director jurídico del CEN del PAN, Roberto Gil Zuath, y uno de los beneficiarios del antiguo priismo oaxaqueño, Julio Esponda hijo, recriminaron a los dirigentes locales su entrega al gobierno estatal priista y, junto con los delegados federales, les anunciaron la proximidad de una alianza electoral entre el PAN y todos los partidos opositores al PRI en Oaxaca, a partir de una reunión efectuada entre Felipe Calderón y el senador Gabino Cué, en enero de ese año. Alfredo Harp Helú fue un invitado especial en ese encuentro y el periódico Noticias el único con acceso. Gabino era, desde entonces, el prospecto del PAN para la elección de gobernador en 2010.
Así como la reunión en la Casa de la Ciudad marcó el inicio de la alianza electoral de 2004 contra la candidatura priista de Ulises Ruiz, la reunión en ese hotel, en 2008, marcó el inicio de todo un complicado andamiaje para armar la actual coalición opositora, aún con los naturales pataleos del “Peje” López Obrador, por su natural aversión al PAN.
En ambos encuentros estuvo el autodenominado filántropo Alfredo Harp Helú, no sé si merced a su natural tendencia derechista o por su parentesco con el senador Cué; pero, lo cierto, es que aparece como gozne idóneo para garantizar alianzas y ser portavoz ante los peticionarios de recursos para proyectos personales.
Desde entonces, la alianza opositora estaba amarrada y afianzados los recursos económicos, que habrán de fluir con generosidad, para aceitar los intereses de los dirigentes opositores oaxaqueños y movilizar a las masas. No en vano, todos los recursos de la Fundación Alfredo Harp Helú van a fondo perdido y son deducibles de los impuestos de las empresas de su Presidente.
Los brincos y entripados de los precandidatos opositores, y los pataleos de las tribus perredistas sólo serán parte del sainete montado desde la presidencia de la República y, nunca como ahora, se puede ver que los dirigentes nacionales de los partidos son solo mozos de estoques del actual pragmatismo político panista.