FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 31 de agosto de 2008.
De nueva cuenta, los profesores oaxaqueños y los normalistas vuelven a ser la nota negativa. A partir del jueves y hasta el martes próximo, los profes se tomarán un inmerecido asueto, supuestamente para asistir a unos cursos de capacitación profesional. Por otra parte, el jueves pasado, los alumnos de las normales de la ciudad salieron a las calles para protestar contra la firma de un convenio que busca incrementar la calidad educativa en la nación.
Los profesores oaxaqueños comienzan sus paros de labores y habrán de continuar el próximo mes, cuando elijan a su nueva dirigencia sindical, más aquellos días que los líderes políticos de la Sección 22 decidan, con el argumento de combatir la ley del ISSSTE, misma que, por cierto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya avaló, por lo que no hay manera alguna de combatirla. Los paros y manifestaciones contra la ley son sólo pretextos para incumplir la obligación de estar en las aulas enseñando a los niños oaxaqueños.
Según todas las disposiciones administrativas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), todos los cursos para los profesores debían ser en los periodos vacacionales y durante los fines de semana; porque, a fin de cuentas, quienes tienen periodos vacacionales son los niños y jóvenes estudiantes, no los profesores. Al menos así era cuando el sindicato no controlaba la estructura educativa estatal.
A partir de que el ingeniero Lino Celaya Luria entregó el IEEPO a la dirigencia sindical, las cosas cambiaron. Por eso, ahora, no solo dejan a los niños sin clases, sino, incluso, hacen un pequeño puente, pudiendo asistir al curso de jueves a sábado, como cualquier persona normal lo hubiera planteado. Pero no se trata de asistir a curso alguno, sino demostrar el control y la presión en el área educativa y dejar a un lado cualquier disposición gubernamental. Se busca manifestar a la sociedad y al gobierno que el derecho corporativo está por encima de los intereses de la gente.
Junto con ellos, los alumnos de las normales tomaron las calles, denunciando la falta de recursos para mejorar la infraestructura educativa y para rechazar el examen de oposición para acceder a las plazas magisteriales. Con su acción y sus declaraciones, estos pobres muchachos demuestran su incongruencia y su desconocimiento.
Precisamente, la Alianza por la Calidad Educativa fue pensada para vincular la modernización de los centros escolares con la profesionalización de la planta de profesores y alcanzar mejores niveles de aprovechamiento de los educandos. Fue resultado de las evaluaciones de la OCDE y ENLACE, quienes demostraron la insuficiencia de la educación pública impartida en México. Por eso, la negativa de la Sección 22 para entrar al proceso del examen de oposición, ya le representó al estado la disminución del recurso federal para mejorar la infraestructura educativa en este año; además, las plazas y las horas destinadas a la educación básica disminuyeron en un 90% de lo que el IEEPO planteaba. Al menos así lo declaró Abel Trejo González, director de ese instituto.
Es verdaderamente lamentable que un estado tan pobre como Oaxaca tenga que destinar recursos propios para pagar los elevadísimos sueldos y prestaciones de una planta magisterial que no cumplen con sus funciones educativas. Por eso, la Sección 22 también debía estar preocupada por el cada vez más decreciente número de alumnos que asisten a las escuelas públicas.
En el ciclo escolar 2003-2004 acudían a las escuelas primarias 624 mil 595 alumnos, mientras que en el ciclo 2006-2007 sólo lo hicieron 567 mil 801 alumnos. En cuatro años, la población escolar de primarias disminuyó en 2 mil 327 niños; sin embargo, el número de profesores de primarias sólo disminuyó 190 plazas. Menos del 1 por ciento de profesores tuvo que salir, mientras que la población a la que atienden disminuyó en un 10 por ciento. Esta desigual distribución es producto de las presiones sindicales y la ineficiencia operativa de quienes debían dirigir la administración educativa estatal.
Por cierto, estadísticamente, para el período 2006-2007, cada profesor de educación primaria atendía, en promedio, a 21 alumnos por escuela. Menos alumnos que los estándares de los países más desarrollados del mundo.
El otro problema aparejado es que los alumnos de las normales han tenido un crecimiento de poco más de 22 por ciento en el mismo periodo en que decreció la población de las primarias. En 2003 habían inscritos 5 mil 962 alumnos en las normales y, para 2007, ascendían a 7 mil 303. El dilema resolver es: ¿cómo hacer para contratar a tantos egresados de las normales, cuando hay un evidente retroceso en la cantidad de niños que requieren educación? Pero, además, ¿cómo hacerlo, cuando la Sección 22 ha logrado que todo profesor jubilado deje en su plaza a un familiar suyo, sin importar su preparación profesional?
Independientemente de nuestra opinión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y de quienes operan en la SEP, éstos son los verdaderos problemas a resolver.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 31 de agosto de 2008.
De nueva cuenta, los profesores oaxaqueños y los normalistas vuelven a ser la nota negativa. A partir del jueves y hasta el martes próximo, los profes se tomarán un inmerecido asueto, supuestamente para asistir a unos cursos de capacitación profesional. Por otra parte, el jueves pasado, los alumnos de las normales de la ciudad salieron a las calles para protestar contra la firma de un convenio que busca incrementar la calidad educativa en la nación.
Los profesores oaxaqueños comienzan sus paros de labores y habrán de continuar el próximo mes, cuando elijan a su nueva dirigencia sindical, más aquellos días que los líderes políticos de la Sección 22 decidan, con el argumento de combatir la ley del ISSSTE, misma que, por cierto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya avaló, por lo que no hay manera alguna de combatirla. Los paros y manifestaciones contra la ley son sólo pretextos para incumplir la obligación de estar en las aulas enseñando a los niños oaxaqueños.
Según todas las disposiciones administrativas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), todos los cursos para los profesores debían ser en los periodos vacacionales y durante los fines de semana; porque, a fin de cuentas, quienes tienen periodos vacacionales son los niños y jóvenes estudiantes, no los profesores. Al menos así era cuando el sindicato no controlaba la estructura educativa estatal.
A partir de que el ingeniero Lino Celaya Luria entregó el IEEPO a la dirigencia sindical, las cosas cambiaron. Por eso, ahora, no solo dejan a los niños sin clases, sino, incluso, hacen un pequeño puente, pudiendo asistir al curso de jueves a sábado, como cualquier persona normal lo hubiera planteado. Pero no se trata de asistir a curso alguno, sino demostrar el control y la presión en el área educativa y dejar a un lado cualquier disposición gubernamental. Se busca manifestar a la sociedad y al gobierno que el derecho corporativo está por encima de los intereses de la gente.
Junto con ellos, los alumnos de las normales tomaron las calles, denunciando la falta de recursos para mejorar la infraestructura educativa y para rechazar el examen de oposición para acceder a las plazas magisteriales. Con su acción y sus declaraciones, estos pobres muchachos demuestran su incongruencia y su desconocimiento.
Precisamente, la Alianza por la Calidad Educativa fue pensada para vincular la modernización de los centros escolares con la profesionalización de la planta de profesores y alcanzar mejores niveles de aprovechamiento de los educandos. Fue resultado de las evaluaciones de la OCDE y ENLACE, quienes demostraron la insuficiencia de la educación pública impartida en México. Por eso, la negativa de la Sección 22 para entrar al proceso del examen de oposición, ya le representó al estado la disminución del recurso federal para mejorar la infraestructura educativa en este año; además, las plazas y las horas destinadas a la educación básica disminuyeron en un 90% de lo que el IEEPO planteaba. Al menos así lo declaró Abel Trejo González, director de ese instituto.
Es verdaderamente lamentable que un estado tan pobre como Oaxaca tenga que destinar recursos propios para pagar los elevadísimos sueldos y prestaciones de una planta magisterial que no cumplen con sus funciones educativas. Por eso, la Sección 22 también debía estar preocupada por el cada vez más decreciente número de alumnos que asisten a las escuelas públicas.
En el ciclo escolar 2003-2004 acudían a las escuelas primarias 624 mil 595 alumnos, mientras que en el ciclo 2006-2007 sólo lo hicieron 567 mil 801 alumnos. En cuatro años, la población escolar de primarias disminuyó en 2 mil 327 niños; sin embargo, el número de profesores de primarias sólo disminuyó 190 plazas. Menos del 1 por ciento de profesores tuvo que salir, mientras que la población a la que atienden disminuyó en un 10 por ciento. Esta desigual distribución es producto de las presiones sindicales y la ineficiencia operativa de quienes debían dirigir la administración educativa estatal.
Por cierto, estadísticamente, para el período 2006-2007, cada profesor de educación primaria atendía, en promedio, a 21 alumnos por escuela. Menos alumnos que los estándares de los países más desarrollados del mundo.
El otro problema aparejado es que los alumnos de las normales han tenido un crecimiento de poco más de 22 por ciento en el mismo periodo en que decreció la población de las primarias. En 2003 habían inscritos 5 mil 962 alumnos en las normales y, para 2007, ascendían a 7 mil 303. El dilema resolver es: ¿cómo hacer para contratar a tantos egresados de las normales, cuando hay un evidente retroceso en la cantidad de niños que requieren educación? Pero, además, ¿cómo hacerlo, cuando la Sección 22 ha logrado que todo profesor jubilado deje en su plaza a un familiar suyo, sin importar su preparación profesional?
Independientemente de nuestra opinión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y de quienes operan en la SEP, éstos son los verdaderos problemas a resolver.