FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 15 de agosto de 2008.
Cuánta razón le asiste a Heriberto Pazos al denunciar que el problema real en la delincuencia es la impunidad. Nadie mejor que el dirigente del PUP-MULT para decirlo, porque es uno de sus mejores impulsores en este estado.
Hace unos meses, dos activistas de una radiodifusora pirata de San Juan Copala, Juxtlahuaca, fueron asesinadas a balazos cuando salían de su pueblo. Mucha gente ha denunciado los nombres de dos personas como probables responsables del hecho; incluso, los padres de las víctimas tuvieron una audiencia con las autoridades estatales y volvieron a repetir el nombre de los supuestos implicados; por cierto, todos ellos también los identifican como militantes del MULT.
En lugar de actuar ante la denuncia pública, los funcionarios encargados de velar por la seguridad de los oaxaqueños, especialmente los del área política del gobierno estatal, sin el conocimiento de los asesores y padres de las mujeres muertas, armaron una supuesta mesa de paz y escenificaron el teatro de una reconciliación entre las dos organizaciones políticas antagónicas de la zona triqui. Al parecer, solo para la fotografía, se dieron la mano los supuestos autores intelectuales de los crímenes y los padres de las víctimas. Entonces supimos la otra parte de la truculenta historia.
Meses antes, otras dos jóvenes triquis desaparecieron sin dejar rastro alguno. Hasta hoy, nadie sabe qué les pasó: si las secuestraron, las asesinaron o simplemente las desaparecieron; tampoco se conoce ni se ha dicho nada sobre las razones del plagio. El MULT las reivindicó como sus militantes. Por otra parte, la radiodifusora donde trabajaban las dos asesinadas a balazos pertenecía a la UBISORT, los enemigos triquis del MULT.
Visto así, parecía que el gobierno del estado, tanto la Secretaría General de Gobierno como la Procuraduría General de Justicia estatal, no quisieron actuar porque afectaban la Ley del Talión, que al parecer impera en la zona triqui: mujer por mujer, crimen por crimen.
Una ley no escrita que ha costado cientos de víctimas caídas en la lucha por el control de los recursos públicos destinados a los marginados y empobrecidos triquis, y que ha dado por resultado la aprobación de un partido político: el PUP (Partido Unidad Popular a diferencia del de Los Agachados de Rius, de los años setenta), una candidatura al gobierno estatal que desembocó en una Comisión para la Reforma del Estado y muchísimas plazas para familiares y amigos de los involucrados, dos diputaciones locales y cientos de millones de pesos destinados al combate contra la pobreza de los triquis, pero cuyo destino real nadie conoce.
Hace apenas unos días, en otra mesa de negociación, el MULT-PUP obtuvo cerca de cincuenta millones de pesos para obras y proyectos en la zona triqui, junto con la declaración pública del Procurador de Justicia estatal de que no se ejecutaría ninguna orden de aprehensión en la zona triqui, porque eso vulneraría los acuerdos de paz establecidos en las mesa de negociaciones.
El gran problema es que, no aplicar la ley es delito de omisión y, en el mejor de los casos, es avalar la impunidad. Ésa misma que acrecienta la delincuencia, porque le da patente de corso a los pequeños caciques políticos, los comandantes policiacos y a la delincuencia organizada. Por esa misma impunidad, en Oaxaca, los patos le tiran a las escopetas y declaran contra la situación que ellos mismos propician.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 15 de agosto de 2008.
Cuánta razón le asiste a Heriberto Pazos al denunciar que el problema real en la delincuencia es la impunidad. Nadie mejor que el dirigente del PUP-MULT para decirlo, porque es uno de sus mejores impulsores en este estado.
Hace unos meses, dos activistas de una radiodifusora pirata de San Juan Copala, Juxtlahuaca, fueron asesinadas a balazos cuando salían de su pueblo. Mucha gente ha denunciado los nombres de dos personas como probables responsables del hecho; incluso, los padres de las víctimas tuvieron una audiencia con las autoridades estatales y volvieron a repetir el nombre de los supuestos implicados; por cierto, todos ellos también los identifican como militantes del MULT.
En lugar de actuar ante la denuncia pública, los funcionarios encargados de velar por la seguridad de los oaxaqueños, especialmente los del área política del gobierno estatal, sin el conocimiento de los asesores y padres de las mujeres muertas, armaron una supuesta mesa de paz y escenificaron el teatro de una reconciliación entre las dos organizaciones políticas antagónicas de la zona triqui. Al parecer, solo para la fotografía, se dieron la mano los supuestos autores intelectuales de los crímenes y los padres de las víctimas. Entonces supimos la otra parte de la truculenta historia.
Meses antes, otras dos jóvenes triquis desaparecieron sin dejar rastro alguno. Hasta hoy, nadie sabe qué les pasó: si las secuestraron, las asesinaron o simplemente las desaparecieron; tampoco se conoce ni se ha dicho nada sobre las razones del plagio. El MULT las reivindicó como sus militantes. Por otra parte, la radiodifusora donde trabajaban las dos asesinadas a balazos pertenecía a la UBISORT, los enemigos triquis del MULT.
Visto así, parecía que el gobierno del estado, tanto la Secretaría General de Gobierno como la Procuraduría General de Justicia estatal, no quisieron actuar porque afectaban la Ley del Talión, que al parecer impera en la zona triqui: mujer por mujer, crimen por crimen.
Una ley no escrita que ha costado cientos de víctimas caídas en la lucha por el control de los recursos públicos destinados a los marginados y empobrecidos triquis, y que ha dado por resultado la aprobación de un partido político: el PUP (Partido Unidad Popular a diferencia del de Los Agachados de Rius, de los años setenta), una candidatura al gobierno estatal que desembocó en una Comisión para la Reforma del Estado y muchísimas plazas para familiares y amigos de los involucrados, dos diputaciones locales y cientos de millones de pesos destinados al combate contra la pobreza de los triquis, pero cuyo destino real nadie conoce.
Hace apenas unos días, en otra mesa de negociación, el MULT-PUP obtuvo cerca de cincuenta millones de pesos para obras y proyectos en la zona triqui, junto con la declaración pública del Procurador de Justicia estatal de que no se ejecutaría ninguna orden de aprehensión en la zona triqui, porque eso vulneraría los acuerdos de paz establecidos en las mesa de negociaciones.
El gran problema es que, no aplicar la ley es delito de omisión y, en el mejor de los casos, es avalar la impunidad. Ésa misma que acrecienta la delincuencia, porque le da patente de corso a los pequeños caciques políticos, los comandantes policiacos y a la delincuencia organizada. Por esa misma impunidad, en Oaxaca, los patos le tiran a las escopetas y declaran contra la situación que ellos mismos propician.