17 de agosto de 2008

INCOMPETENCIA EN LA SAGARPA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 17 de agosto de 2008.

Es una verdadera lástima que en Oaxaca tengamos tantas necesidades y nos toque la pelusa de la burocracia federal. Haciendo un recuento de la capacidad y voluntad de los delegados de la federación, se puede confirmar que en la entidad existe la kakistocracia federal: la administración de los peores.

Ninguna otra área para demostrar lo evidente, que la delegación de la Sagarpa en el estado. A pesar de su desconocimiento y la abulia por el sector, Edgar Guzmán Corral comenzó, casi desde su llegada al cargo, a tratar de arrebatar la operatividad de los programas rurales a la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder) del gobierno estatal. En aquel entonces, lo contuvo la beligerancia de Irma Piñeiro y la abierta lucha de José Murat para que el gobierno federal no se entrometiera en cuestiones locales. Con el inicio del nuevo régimen, la delegación de la Sagarpa usurpó las funciones del gobierno estatal, de tal forma que en el agro oaxaqueño no se da un paso, si no es con la firma y el aval del delegado federal.

Hasta ahí todo iría bien, porque es la comprobación de que en política todo espacio vacío tiende a ser ocupado por el más astuto, aunque no necesariamente por el más capaz. El gran problema es que, dirigida desde la delegación de la Sagarpa, toda la política agraria estatal está condenada al fracaso. Primero, porque el delegado y sus compinches equivocan el enfoque de desarrollo rural y, segundo, porque todo lo pasan por el tamiz de la política electoral y la búsqueda del desprestigio del gobierno estatal, precisamente por el fracaso agrícola que ellos mismos propician. Un círculo vicioso, donde el más rapaz ha salido ganando.

Revisemos dos casos donde el delegado Edgar Guzmán ha metido las manos.

Para este año, lo que fue Alianza para el Campo se redujo a ocho programas. Dos de ellos eran sumamente importantes, por el espíritu de la política agraria federal. Uno se llama Adquisición de Activos Productivos y, el otro, Soporte. Con el primero se busca que los hombres y las mujeres de las áreas rurales obtengan recursos federales para adquirir tecnología y la materia prima para ser competitivos en el mercado globalizado mundial; a pesar de sus bondades, el programa tiene muchos vericuetos e intrincados trámites administrativos.

Para solventarlos, se le permitió al Programa Soporte contratar a un técnico por municipio para coordinar los trabajos agropecuarios y de desarrollo rural, además de poder pagar, también, para la elaboración de los expedientes y los trabajos técnicos de los solicitantes o de las organizaciones consolidadas. Ambos programa van de la mano; sin alguno de ellos, el proyecto federal cojea y es sólo un despilfarro de dinero. Eso fue precisamente lo que propició el delegado federal de la Sagarpa.

Por ordenamientos legales, el Programa para la Adquisición de Activos Productivos se abrió a fines de marzo y las ventanillas cerraron en junio de este año. Curiosamente, Edgar Guzmán Corral detuvo la autorización para la contratación del Programa Soporte, hasta que cerraron las ventanillas del otro programa. Así, los campesinos oaxaqueños tuvieron que meter su documentación sin ningún apoyo ni guía.

¿Cuáles fueron los logros del delegado federal? Muy sencillo. Va a obtener que, del total de los recursos destinados a Oaxaca en el Programa de Adquisición de Activos Productivos, se ejerza menos del 50% y, así, podrá regresar dinero a la Tesorería de la Federación, con el consiguiente bono anual que lo beneficiará personalmente. En segundo lugar, los principales beneficiarios del programa serán los campesinos tutelados por los empanizados (por cierto, sólo oportunistas, porque ni siquiera están afiliados al PAN) burócratas de la Sagarpa en el estado. Así, los funcionarios federales logran que no haya ni apoyo para los campesinos más necesitados ni desarrollo para la entidad.

Por último, hace unos días, los campesinos del distrito de Tlacolula acudieron a San Juan Guelavía a una reunión con el sector agropecuario. Ahí se quejaron amargamente, denunciando la falta de atención y respuesta a su demanda para obtener apoyos por daños de la sequía atípica del ciclo agrícola 2007, que les impidió obtener cosechas. Ante las quejas y los reclamos, los despistados burócratas de la Seder y Sagarpa sólo atinaron a explicar que el delegado de la Sagarpa no tramitó en tiempo, ni de acuerdo a los lineamientos de las Reglas de Operación, la solicitud para obtener los apoyos federales requeridos, por lo que difícilmente se obtendrían los recursos.

Así de sencillo. Sólo el reconocimiento de la incompetencia y la desobligación de Edgar Guzmán. A fin de cuentas, el resultado lo pagarán las familias más pobres del distrito de Tlacolula.

Para la desgracia del estado, este es el tipo de funcionarios que tienen el encargo de administrar los recursos federales. Su meta es empantanar el desarrollo estatal. Creen que encolerizando a la gente guanajuatizarán Oaxaca. Pero, además, están equivocando la estrategia, porque Guanajuato es el ejemplo típico de un estado donde hay unos pocos ricos, muy ricos, (uno de ellos después de ser presidente de la República) y la mayor parte de la gente viviendo como emigrantes en Estados Unidos.