31 de octubre de 2009

PARA VERGÜENZA


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 30 de octubre de 2009.

Como van las cosas, para el fin de mes el Congreso de la Unión ratificará el alza generalizada de impuestos. Al parecer, los senadores dieron marcha atrás. No habrá corrección a la plana de la desvergüenza diputadil. Todo fue una falsa alarma y los intereses creados van a terminar venciendo al olfato político de los senadores que aún guardan cierto decoro público.

La semana pasada, los diputados no se quebraron mucho la cabeza. Lo más fácil fue pegarle a quienes menos tienen y menos gritan -o, al menos, nadie los oye. Por eso le apostaron al incremento del IVA al 16%. Para salvar la cara, tanto los diputados priistas como los perredistas, exentaron del impuesto a las medicinas y los alimentos. En el caso del PRI, no se podía esperar más, porque el actual coordinador de su bancada, hace dos trienios era el más entusiasta defensor de un incremento generalizado del IVA, incluyendo medicinas y alimentos, cuando la nefasta Elba Esther Gordillo dirigía a los diputados priistas. La cabecita de Francisco Rojas no dio para más y el interés de los gobernadores veló por su santo y por sus aspiraciones futuras.

El gran problema del PRI es que va a cargar con la losa de haber avalado un impuesto que le va a pesar a todos los mexicanos, pero también de haber afectado a los intereses de quienes más tienen: los empresarios y las clases medias, a quienes les subieron el ISR de 28 a 30%. Aunque la mayoría de los empresarios se desgañitan porque les afecta nominalmente su tasa de ganancia, los verdaderamente importantes callan, porque se mantuvo la exención de impuestos a los regímenes especiales. Ahí están metidos los gallones empresariales, esos que pudieran haber desatado un tsunami político al régimen panista y sus aliados priistas. Sin embargo, el PRI queda como el cohetero: le silban todos, incluso los panistas.

Lo vergonzoso del caso es que, quienes llegaron a la cámara con el argumento de servir a los más necesitados, se quedaron callados a la hora de la verdad. Solo un diputado oaxaqueño votó en contra del alza indiscriminada de impuestos: Manuel García Corpus, según lo ha dicho Rosy Ramales en este periódico. Todos los demás se hundieron en la ignominia del silencio y el voto favorable a un impuesto que lesiona gravemente la economía de quienes les dieron su confianza. Atrás quedó el espíritu de Bronx y nos demostró que solo sirve para la chunga y el vodevil político.

Por el momento, ninguno de los diputados priistas oaxaqueños ha dado una explicación coherente sobre su desfachatez. Quizá, antes de fin de año, el Coordinador de la bancada oaxaqueña salga a cacarear las minucias del tercio del incremento al IVA destinado a los mandatarios estatales. Nos intentará dorar la píldora, pero jamás podrá justificar como un golpe tan grande a la economía familiar, sólo servirá para seguir despanzurrando las calles del Centro Histórico y entregando pavimentos de ostentación en calles ya pavimentadas, mientras los automovilistas caen en los baches y hoyancos en casi todas las calles de la ciudad.

El próximo año, cuando el candidato priista a gobernador recorra los pueblos para pedir votos para el partido, difícilmente un diputado federal priista podrá hacer uso de la palabra como representante popular, porque los futuros votantes estarán trinando por la exprimida a sus bolsillos y cuyos efectos más palpables se verán, precisamente, durante la siguiente campaña electoral.

26 de octubre de 2009

SENDERO DERECHISTA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 26 de octubre de 2009.

Fue realmente una larga lucha la de los conservadores para desbarrancar al Estado basado en las alianzas de clases y estamentos triunfantes durante la Revolución de 1910. Probaron de todo. Desde negar el origen popular de la Revolución, el levantamiento religioso armado, la creación del PAN, hasta tratar de desvirtuar la historia revolucionaria institucionalizada. Sólo pudieron triunfar cuando los hijos de sus hijos, quienes se culturizaron en las universidades norteamericanas, llegaron a los cargos de poder.

El caso de Zedillo fue dramático y sintomático. En su estancia en la Secretaría Educación Pública impulsó una nueva historia oficial, donde se intentó desaparecer a los Niños Héroes de Chapultepec y se quiso responsabilizar al ejército de la masacre de 1968, además de intentar identificarlo como un movimiento popular y no como el político que fue y terminó siendo.

Ese sexenio, el de Salinas, fue también la época cuando se estableció la concertación para otorgarle triunfos a una oposición que los demandaba, pero reconocía la imposibilidad de obtenerlos mediante los votos populares. Según muchos analistas, deslegitimada su elección, Salinas negoció con el PAN los gobiernos estatales, para que le permitieran su toma de protesta constitucional. Comenzó con el reconocimiento del triunfo de Rufo en Baja California y, después, con el arreglo para que gobernara Carlos Medina Placencia en Guanajuato, en lugar de Vicente Fox ¡el candidato panista perdedor en las urnas! También escucharon las denuncias de la oposición, negando algunos de los privilegios de los funcionarios federales, como el reclamo ante la protección del Estado Mayor Presidencial a los candidatos presidenciales priistas.

Colosio cometió el error de prestarles atención y quiso minimizar y hacer casi invisible la presencia de los militares en su aparato de protección. Lo pagó muy caro: con su propia vida. Desgraciadamente, el Estado mexicano cubrió la deuda con el desmantelamiento de su estructura institucional, al entregarle el poder al primer pocho con acta de nacimiento mexicano que gobernó al país: Ernesto Zedillo Ponce de León.

Durante el periodo gubernamental de los neoliberales en el poder, el planteamiento fue cómo socavar las bases sociales del PRI, sin desencadenar una revuelta política y social de los grupos que reivindicaban la Revolución Mexicana como origen del mandato político, como ocurrió con Cuauhtémoc Cárdenas y la entonces izquierda priista, quienes terminaron fundando el PRD. Carlos Salinas intentó el viraje creando una estructura paralela al PRI, mediante el Programa Nacional de Solidaridad. Sin embargo, el proyecto no cuajó, porque el candidato salinista, Luis Donaldo Colosio, había sido dirigente del PRI; pero sí fructificó el viraje derechista de la política nacional con la aprobación de tres importantes reformas constitucionales: el reconocimiento legal de la iglesia católica, las reformas al artículo 27 constitucional y, por último, la reforma constitucional para permitir a los hijos de padres extranjeros competir por la presidencia de la República.

La muerte de Colosio y la llegada de Zedillo a la presidencia de la República fue solamente el interregno para aterrizar la transformación de los conservadores en la nueva derecha en el poder. Con el Tratado de Libre Comercio como paraguas para la defensa institucional y como acicate para la consolidación de la identificación de la democracia con la alternancia partidista, el régimen zedillista comenzó el desfondamiento del hasta entonces invencible Partido Revolucionario Institucional. El secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco Altamirano, fue el operador para nulificar el activismo de los gobernadores priistas en el proceso electoral. En la práctica, el PRI nunca existió; era el brazo electoral del Gobierno, su Secretaría de Acción Electoral. Cuando el Gobierno le retiró su apoyó, simplemente el brazo electoral dejó de existir. Si a eso le agregamos que el candidato priista era un hombre viejo, cansado y sin impulso político vital, podemos observar el marco perfecto para la catástrofe electoral priista. Fue un largo y bien pensado proceso, de casi 18 años, para alcanzar el objetivo pregonado por Lampedusa: “Cambiar un poco para que todo siga igual”.

Hoy la derecha conservadora es dueña del poder y socia de los grandes negocios empresariales. Como nunca antes, en el gobierno priva el sentido empresarial de los cargos: se llega a hacer negocios, no a gobernar; a hacerse ricos, no a servir. Para su desgracia, su problema es que son ineficaces, ineficientes e incapaces.

23 de octubre de 2009

VICTORIA PRIISTA PÍRRICA


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ


Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 23 de octubre de 2009.

Como lo han hecho desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el PRI y el PAN dieron la cara para salvar al régimen neoliberal que gobierna México. Ante el incremento del 2% de impuesto especial generalizado, la bancada priista sólo acertó proponer un IVA de 16%, excluyendo las medicinas y los alimentos. Casi todo lo demás quedó igual a la propuesta panista.

Así, la victoria priista es verdaderamente pírrica. En la realidad, el discurso contestatario priista quedó reducido a la lucha de los gobernadores por manejar una mayor tajada del presupuesto. No se trataba de impedir que los mexicanos pagaran un impuesto especial de 2%, sino de detener la voracidad federal por contar con más dinero para programas asistenciales, manejados directamente por los incapaces y corruptos funcionarios y delegados federales panistas. Con el 1% aprobado, los gobernadores contarán con recursos para obras, mientras que con la propuesta presidencial sólo se quedarían mirando el inhábil, altanero y despilfarrador manejo de los delegados federales.

Ganaron los gobernadores, pero también ganó la administración federal panista, porque contará con el dinero suficiente para pagar la pesada, ineficiente y muy bien pagada burocracia que, desde el régimen de Vicente Fox, ha crecido en proporción geométrica a su ineficiencia.

Cuando se aprobada el presupuesto federal, nadie se acordó de los casi 100 mil millones de pesos incrementados en el gasto corriente panista, para pagar a su alta burocracia. Es más, ningún diputados discutió cuánto del déficit presupuestal se debía al incremento de salarios y a la creación de nuevas plazas federales. Por cierto, los diputados y los gobernadores están espantados con la desaparición de tres secretarías federales y están luchando por el retiro de la propuesta. De ser aceptada, pondría en riesgo a todos los amigos y amigas incluidos en las nóminas estatales en los cargos equivalentes. En Oaxaca, por ejemplo, debería adelantar su viaje a Estados Unidos la actual secretaria de Turismo, Beatriz Rodríguez Casasnovas y regresar a su verdadero nivel de inoperancia el secretario de la Contraloría, Bernardo Barragán.

Tampoco se acordaron los diputados del inmenso caudal de dinero de los regímenes especiales, que permiten a los grandes empresarios darle verdaderas migajas a la hacienda pública. Son 416 mil millones de pesos. Sólo este concepto hubiera podido cerrar el boquete financiero del presupuesto federal. Sin embargo, cargar el peso de la crisis sobre los hombros de los empresarios hubiera hecho inviable el modelo económico neoliberal; era el verdadero suicidio de un esquema que impulsa la creciente acumulación de riqueza en cada vez menos pocas manos, mientras agranda y democratiza la pobreza y la miseria.

Por eso, tampoco es extraño el regocijo empresarial por el 1% de incremento al IVA y se rasguen las vestiduras por el 2% de incremento al ISR. Claro, el IVA lo cargarán directamente a la cuenta de los consumidores, mientras que el pago del ISR afectará directamente la tasa de ganancia empresarial.

La batalla por el presupuesto realmente la está ganando el gobierno federal y mediáticamente la va a perder la bancada priista. Lo peor es que, en los procesos electorales del otro año, los votantes se lo van a recordar a los partidos que los ensartaron con más impuestos y sin ningún satisfactor de beneficios claramente observables que provengan del sacrificio popular.

19 de octubre de 2009

LA RESOLUCIÓN

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 19 de octubre de 2009.

Para desgracia de muchos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sí cumplió su papel: aparentar hacer, para no hacer nada. El mandato constitucional de la Corte es investigar si el Gobierno incumplió en la aplicación de las leyes, en un determinado momento y en un lugar específico. Los particulares no aplican, no deben aplicar las leyes, por eso la Corte no puede pronunciarse sobre ellos; cuando los ciudadanos trasgreden las leyes, es el Ministerio Público local el encargado de castigar a los infractores.

Ahí reside el problema de Oaxaca. La Corte determinó, en la revisión de la Trifulca Política del 2006, que el Gobierno del Estado fue incapaz de contener el conflicto, por la desidia y el abandono del Poder Ejecutivo estatal; es la culpabilidad por omisión. Por su parte, quienes debían ser castigados por violar la ley, fueron exonerados ¡por parte de quienes debieron castigarlos! La propia Procuraduría General de Justicia del Estado se encargó de presentar pruebas a su favor o enredar las averiguaciones previas, para que los indiciados pudieran alcanzar la libertad. En muchos casos, el gobierno estatal pagó las fianzas para sacarlos de las cárceles.

En estricto sentido, la Corte cumplió. Emitió su opinión en el caso analizado. Nadie le pidió su parecer sobre la participación federal, tampoco está obligada a emitir –de oficio- una opinión no solicitada (por cierto, otro de los graves problemas de nuestros gobernantes es utilizar los servicios de abogados, solo por el hecho de ser sus amigos y, quienes asesoraron el caso, solo se han caracterizado por sus pifias judiciales y ganar casos, cuando el asunto está “maiceado” por la Superioridad).

La Corte tiene toda la razón: el asunto oaxaqueño pudo solucionarse en dos momentos. Primero, cuando la Sección 22 había alcanzado todas sus demandas políticas y salariales, solo faltaban 12 millones de pesos para cubrir los asuntos varios: horas clase y apoyos políticos; entonces vino la cerrazón de Coplade, argumentando que ya no había más dinero para un asunto resuelto y se rompieron las negociaciones. Segundo: entrampados en sus terquedades, la Secretaría General de Gobierno orquestó y ordenó el desalojo policiaco del Centro de la ciudad, sólo se enteraron los mandos policiacos y a última hora; incluso, la entonces Procuradora de Justicia se enteró casi conjuntamente con el inicio del operativo. No hubo inclusión, organización, ni inteligencia informativa, sólo autoridad: Sun Tsu se quedó arrumbado en las librerías.

Por cierto, el Gobernador no debe, no puede estar en las negociaciones. Sería un desgaste innecesario de la investidura. Sin embargo, su presencia es necesaria en el cierre final de las negociaciones o para enderezar el rumbo, cuando se pierde, como en este caso. El problema comenzó, porque los negociadores del asunto nunca supieron cuál era el meollo del asunto. Sólo hasta fines de año se enteraron que, en abril, un mes antes del inició formal del movimiento sindical, la Sección 22 se había pronunciado por la renuncia del Secretario General de Gobierno y del Gobernador, argumentando que el movimiento ya no era sindical, sino ahora iban por el poder. Condujeron un movimiento, sin información vital.

Sin embargo y a pesar de todo, el conflicto está resuelto. Fue una suerte para el gobierno estatal que lo encabezaran esos dirigentes y no otros más capaces. La reciente declaratoria de la Corte tampoco conduce a ninguna parte. Sin mayoría en el Congreso, el gobierno federal tiene atadas las manos. La declaratoria sólo podía surtir sus efectos cuando el presidencialismo priista contaba con las cámaras. Con la simple amenaza de una declaratoria como ésta, no solo hacía renunciar a gobernadores, sino los ponía en el quicio de la cárcel. El último espantado fue el de Guerrero, aquel de la masacre de Aguas Blancas.

En Oaxaca, muchos discutirán del caso. Pero, como he insistido: el Gobernador no se va por este asunto. Su permanencia también se la debe a la Sección 22 y a la APPO. Si en 2006 hubieran sabido hacer política y no jugar a la revolución, otro gallo le cantaría a los oaxaqueños.

16 de octubre de 2009

CULTURA CIUDADANA

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 16 de octubre de 2009.

Hace unos días estuve en la ciudad de Puebla. Me impresionó ver que, a sólo tres horas de Oaxaca, tenemos una ciudad de la que mucho debíamos aprender. Cierto, Puebla no tiene los hermosísimos monumentos históricos de Oaxaca. Tampoco cuenta, salvo en Cholula, con sitios arqueológicos tan impresionantes y hermosos como Monte Albán, Mitla, Lambityeco, Yagul. Pero es una ciudad para disfrutarla.

Es ya verdaderamente cosmopolita. Su población ha crecido, atraída por el desarrollo industrial y comercial, pero también por las excelentes escuelas de educación superior. Allá van los hijos de los oaxaqueños que les pueden pagar una educación superior particular, incluso llegan a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Como Oaxaca, Puebla ha visto crecer sus zonas periféricas y sus ciudades satélites. Los gobiernos y las empresas privadas han creado fraccionamientos, nuevas colonias y casi pequeñas ciudades; pero ahí comienzan las diferencias. No están trepados en los cerros circundantes, tampoco son ciudades perdidas, ni asentamientos irregulares. Pero, lo más interesantes es que, ni ahí, ni el Centro Histórico poblano existe un solo tope. ¡En Puebla, no hay topes!

Además, es impresionante, para un oaxaqueño, que los semáforos estén sincronizados. Saben que los semáforos sirven para agilizar el tránsito vial y no para entorpecer el paso de los vehículos. A pesar de tener calles tan angostas, como las de Oaxaca, en Puebla es muy difícil encontrar bocacalles congestionadas por los camiones o el atascamiento vehicular. En el Centro Histórico de la ciudad no corre el transporte urbano; es para los transeúntes, pero también para los automovilistas. No hay camiones rebasándose unos a otros o tratando de ganarse el pasaje. Incluso, los taxistas son mucho más educados, hasta para manejar. Por cierto, el Zócalo poblano no está cerrado al tráfico vehicular y no hay calles solo para peatones. Obviamente, tampoco hay comercio ambulante obstaculizando el tráfico vehicular y las banquetas de los peatones.

¿Qué nos diferencia de la sociedad poblana? Porque también tienen pobres en las ciudades y en la Sierra, donde viven los indígenas. Además, a finales de los sesenta, fue el centro de una de las rebeliones universitarias más difíciles y sangrienta. Sin embargo, hoy no tienen organizaciones supuestamente sociales que peleen proyectos productivos mediante la presión y el chantaje. Hasta ahora, no he leído sobre una carretera poblana bloqueada o tomada por alguna organización, para exigir el cumplimiento de sus demandas. Sus hermosas casas coloniales, de cantera y cerámica de Talavera, tampoco están pintarrajeadas. Ahí no hay Sección 22 radicalizada, ni APPOs ensoberbecidos. Cuando un ciudadano trasgrede la ley, va a dar a la Comisaría o a la cárcel.

Hago esta reflexión, porque creo que en Oaxaca necesitamos rehacer nuestras redes de convivencia y nuestros códigos de conducta. Fue una apuesta que este gobierno estatal no quiso tomar, sumido en la arrogancia de una “Burbuja” que se consideró sobredotada y, al final, terminó siendo el ejemplo claro de lo que no se debe ser ni hacer en la política. Es la primera recomendación que debemos tomar en cuenta de los devaneos de la Suprema Corte de Justicia. Lo siguiente, es vernos en el espejo poblano para tratar de imitarlos, porque han superado, con creces, la infamia de la frase: “Guano, perico y poblano…”

12 de octubre de 2009

DIÓDORO Y LÓPEZ OBRADOR. CACIQUES POLÍTICOS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 12 de octubre de 2009.

En la sucesión de Oaxaca, por parte de la oposición local, se juegan fundamentalmente los intereses de los caciques políticos: Andrés Manuel López Obrador y Diódoro Carrasco Altamirano. Solo mirando, se quedan los electores y los dirigentes partidistas.

En primerísimo lugar, tenemos la ambición del tabasqueño López Obrador por contar con una caja chica, para sortear con éxito las demandas económicas de la próxima campaña presidencial. Sin la Tesorería del Distrito Federal, porque obviamente Marcelo Ebrard será el candidato del PRD, Andrés Manuel necesitará otra fuente de financiamiento para su campaña, porque sabe que carismático no es, liderazgo tampoco tiene y, cuando le quiten las redes sociales de los programas asistenciales del Distrito Federal, sólo quedará el cascarón vacío del autoritario mesías tropical. Por eso le urge la caja chica oaxaqueña y, por eso, su insistencia para que Gabino Cué Monteagudo, sea el candidato a gobernador.

En segundo término, por cierto también en importancia, se encuentra el deseo manifiesto de Diódoro Carrasco Altamirano por volver a recuperar los privilegios del poder, que absurdamente dejó escurrir de las manos. Sin cargo político alguno, sin reconocimiento entre las filas del panismo, porque es un militante vergonzante, el ex gobernador oaxaqueño sueña con que su siempre protegido pudiera encabezar una coalición donde se incluyera al PAN. Ganar Oaxaca es su necesidad, para alcanzar la siempre negada notoriedad política nacional por el triste papel que le asignó Ernesto Zedillo: el de traidor al partido que lo llevó a la cúspide del poder local, al amarrar a los gobernadores priistas para permitir el triunfo del panista Vicente Fox en la presidencia de la República.

Su gran problema es que este Gabino no es aquel a quien le creó la Secretaría Técnica del Poder Ejecutivo cuando era gobernador, ni siquiera es el que le manejó el presupuesto de la Secretaría de Gobernación para acercar, cooptar e inducir a los periodistas de los medios del Distrito Federal, cuando lo hizo subsecretario encargado de los medios de comunicación. Éste es otro Gabino, jugando en otros carriles y con otras fuerzas. El panismo, desde el presidente de la República, hasta el presidente del Comité Directivo Estatal en Oaxaca, saben que el senador Cué responderá a los intereses de López Obrador en lo inmediato y, en su momento, jugará su propia alternativa política en la perspectiva de un priismo con opciones de triunfo en 2012. A fin de cuentas, Gabino no tiene ni ideología, ni lealtades. Como Diódoro, para ellos, la traición es un simple cambio de chaquetas y… nada más.

Ése, también, es el dilema del PAN. Saben que perder Oaxaca será la continuación del tobogán que concluirá en el 2012, cuando entreguen la presidencia de la República con la detestable marca de ineptos, incapaces y corruptos. A diferencia del PRI, su fugaz paso por Los Pinos será la mortaja del partido que nunca se pudo asumir de “centro-derecha liberal”, como pomposamente se quiere autodefinir Diódoro Carrasco. Por eso, también, la poca resistencia panista a sumarse a una coalición sin condiciones de por medio. Quieren triunfar, pero no para beneficio de otros. Quieren ganar, pero posiciones de poder. Lo demás, es lo de menos, incluyendo las aspiraciones populares, que a la derecha siempre le han importado muy poco.

También por eso, el PRD se ha sumado con entusiasmo a la coalición. En Oaxaca no representan ninguna alternativa ideológica, política o de masas. Tampoco tienen cartas para jugar. La única aspiración de sus dirigentes es contar con espacios políticos para darle chamba a sus amantes, esposas, primos, hermanos y toda la parentela habida y por haber. Ni siquiera es la búsqueda del poder, sino el simple arrebato por los cargos y el dinero.

Al final del día, estoy convencido que la oposición ya tiene candidato. Irán juntos, como en el 2004. Parafraseando a Marx, para repetir la tragedia, ahora como comedia. Por cierto, en ese teatro de la risa, quedará indemne el orgullo familiar del autodenominado filántropo oaxaqueño, para seguir financiando los guiños del poder.

9 de octubre de 2009

ENSEÑANZAS DE LA CORTE

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 9 de octubre de 2009.

El resultado de la investigación efectuada por una comisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sobre la Trifulca Política del 2006, es muy claro: no hubo capacidad intelectual, ni organizativa. Quien quiera leer la conclusión del ministro Mariano Azuela como falta de capacidad técnica o cantidades suficientes de la fuerza policíaca, estará cometiendo un craso error, muy semejante al que cometieron los operadores gubernamentales en esos aciagos días. En realidad, ninguna fuerza policíaca está lo suficientemente capacitada o es lo suficientemente grande para contener un motín o un conflicto popular. La única fuerza que lo puede hacer, es el ejército.

Cuando sólo se cuenta con la policía estatal, es muy difícil controlar un movimiento social generalizado, mucho más cuando está penetrado e inducido por la guerrilla y sus organismos periféricos, además de dirigido y conducido por organizaciones y liderazgos radicalizados. Lo que ahí faltó fue visión estratégica y organización táctica para descabezar el movimiento, junto con el acalambramiento del cuerpo movilizado. Ése es el mensaje de la Comisión, cuando afirma reiteradamente: “… el uso de la fuerza pública fue precipitado y, por ende, no se planeó adecuadamente… la falta de eficiencia en el operativo denota que su preparación y oportunidad no fueron idóneas…” (http://www.scjn.gob.mx/MediosPub/Paginas/CasoOaxaca.aspx, p. 267)

Si quien operó el desalojo policiaco hubiera tenido un mínimo sentido organizativo y hubiera sabido que no hay movimiento sin liderazgos, otro gallo le hubiera cantado al Estado de Oaxaca y otro sería el futuro político del organizador de ese terrible desaguisado del 14 de junio de 2006.

No dudo que los actuales directivos de los cuerpos policiacos y quienes condujeron el fallido desalojo, intentarán distorsionar los resultados presentados por la Comisión de la Corte, para justificar los errores y obtener más recursos económicos para la compra de más y mejor armamento, incrementar las fuerzas policiacas y hasta los salarios. Si así lo hicieran, estarán echando al cesto de la basura todas las enseñanzas de los movimientos sociales en Oaxaca. No debemos olvidar que, durante el movimiento estudiantil de 1977, el gobierno estatal compró, por primera vez, equipos antimotines, rifles de gas lacrimógeno y hasta bastones eléctricos, en un vano intento por controlar el conflicto universitario; de nada sirvieron, porque ningún movimiento popular se puede contener con la mera fuerza policiaca. Cualquier intento por detener un movimiento social mediante la violencia termina generando mártires, derramamiento de sangre y la agonía de esa administración.

Todo gobierno cuenta con los recursos legales para contener un movimiento social, pero requiere inteligencia investigativa, capacidad operativa y decisión política para aplicarlos. Detener a cada cual y al conjunto, en el momento preciso y el lugar adecuado, es el secreto que nunca entendió el operador gubernamental de 2006.

La Ley está con el Gobierno, siempre y cuando la respeten, parece ser el corolario que oiremos el martes próximo, cuando la Corte comience a discutir estos resultados. No habrá juicios, ni acusados, como tampoco culpables definidos. Solo sentencias, para normar los criterios de las próximas acciones gubernamentales. Era una resolución ya esperada, porque, además, el asunto del 2006 ya es solo historia, oaxaqueña y nacional.

5 de octubre de 2009

DIÓDORO Y MURAT. PLANEACIÓN Y DESARROLLO

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 5 de octubre de 2009.

Reviso rápidamente las propuestas contenidas, en sus respectivos planes estatales de desarrollo, de los gobernadores Diódoro Carrasco y José Murat para alcanzar la tan deseada meta del desarrollo.

El sexenio de Diódoro Carrasco Altamirano (1993-1998).
Su propuesta del desarrollo estaba basada en la búsqueda de la equidad social y la eficiencia administrativa del gobierno estatal. La meta central era la modernización: administrativa, económica, social, política y cultural.
Debía alcanzarse por dos vías: por un lado, retomando la idea del sexenio anterior, establecía la existencia de una sociedad organizada en torno a procesos colectivos y trabajaban colectivamente para alcanzar metas comunes; se daba y recibía apoyo en el entorno familiar, pero también se proporcionaba apoyo gratuito para efectuar las obras sociales en las comunidades. Por otra parte, se reconocía la existencia de una iniciativa privada interesada en impulsar la creación de empresas, pero requería de apoyos gubernamentales para crear la infraestructura física y social, sobre la que asentaría sus factorías para impulsar la actividad productiva en las áreas de su interés.
Para este gobierno, los empresarios privados iban a generar las posibilidades de crecimiento económico, concepto con la que identificaba al desarrollo económico estatal. Por su parte, la participación colectiva, social, debía estar enfocada fundamentalmente a la creación de la infraestructura social requerida por los pueblos. Con la participación de todos, los recursos públicos se iban a acrecentar, en cantidad proporcional a la participación de las organizaciones solidarias para suplir los pagos a las empresas privadas, tradicionales ejecutoras de la obra pública.
A la vez, las obras en caminos, agua potable, luz y drenaje, permitirían tener una sociedad cada vez más sana y cada vez más preparada para impulsar el florecimiento de las empresas privadas, los pivotes para el crecimiento económico estatal. Así, la participación colectiva era vista como forma de apoyo, para crear las condiciones adecuadas para permitir el crecimiento empresarial y el florecimiento de la industria privada en todo el Estado.
La industrialización iba a permitir el crecimiento económico para generar la riqueza social y posibilitar el desarrollo integral de la sociedad, en los ámbitos político, económico, social y cultural. A diferencia del sexenio anterior, el desarrollo no se ve como un proceso circular, ni como una dinámica constante, más bien pareciera ser un proceso iniciado con la modernización y termina cuando se alcanza el desarrollo integral.

El sexenio de José Murat Casab (1999-2004).
A diferencia de los demás administraciones y partiendo una vieja idea del sexenio de Vásquez Colmenares, este gobierno reconoce 75 microrregiones, integradas a partir de las características culturales, sociales, lingüísticas y de comunicación física comunes.
El diagnóstico del Plan Estatal de Desarrollo parte de un estudio elaborado por una universidad privada, proclamando la escasa atractividad del Estado para el establecimiento de las empresas privadas en su territorio. A partir del análisis de las posibilidades negativas, se plantea la necesidad de crear las condiciones adecuadas para permitir la creación de las empresas y las inversiones privadas necesarias para desarrollar a la entidad e impulsar el crecimiento económico sostenido. La estrategia central es la búsqueda de la productividad y la atractividad estatal para la inversión privada.
Este gobierno deja totalmente de lado la visión social contemplada en los dos anteriores. En el diagnóstico, las organizaciones sociales y productivas comunitarias dejan de existir; con su virtual desconocimiento, tampoco se establecen políticas públicas para fomentar e impulsar su organización. La fuerza principal de desarrollo es la empresa privada, fin y meta última de todas las políticas públicas para alcanzar el desarrollo.
Como en los otros sexenios, el concepto desarrollo se identifica con la idea del crecimiento económico, aunque se le agrega el adjetivo “sostenido”. Todo este proceso debía conducir a alcanzar el desarrollo integral: en lo político, económico y social, olvidándose de la cuestión cultural.
Para el plan sexenal, toda la dinámica debía estar permeada por la actividad del gobierno y la sociedad, entendiendo por ésta al sector empresarial y a los trabajadores de las empresas. Así, la entidad sería más atractiva para atraer nuevos inversionistas privados, ansiosos por nuevos destinos con ventajas comparativas, para hacer florecer sus nuevas industrias, generando mayor riqueza económica, en un círculo virtuoso que va de la industrialización al crecimiento económico, el incremento de la productividad, y una creciente atractividad para atraer a nuevos inversionistas privados.
Los planes eran los sueños de dos generaciones diferentes, soñando actuar en dos oaxacas diferentes. Los resultados fueron más pobreza y más inequidad.

2 de octubre de 2009

RETOS ELECTORALES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 2 de octubre de 2009.

No sé por qué nos extraña la más que probable alianza de los partidos de oposición, si en 2004 fueron coaligados el PAN, PRD y Convergencia contra la Nueva Fuerza Oaxaqueña del PRI, PVEM y PT de Ulises Ruiz Ortiz. Creo que en mucho ayudó al escándalo mediático, la algarabía armada por los diputados federales priistas, en un entorno totalmente ajeno a la política local oaxaqueña.

A pesar de la encuesta de María de las Heras, la experiencia electoral anterior nos mostró que una coalición opositora sí representa un fuerte obstáculo a la opción del triunfo del priismo. Además, ahora, sin constituir una mayoría, hay descontento entre buena parte de la población oaxaqueña, por el ostensible abandono de la función de gobierno ante los atropellos y el desenfreno de la Sección 22 y sus corifeos, especialmente la APPO; pero, también, por la inexistencia de políticas públicas viables para ayudar a los más pobres de la entidad. Hay desconfianza por la actitud sectaria de la camarilla que ha logrado distanciar al Gobernador de sus gobernados, por los negocios organizados desde sus oficinas y por sus constantes torpezas, que han terminado socavando la institución del Poder Ejecutivo. En algunos municipios, la gente observa la constantemente denunciada actitud de clientelismo político para la designación de los administradores municipales, convertidos en verdaderas “cajas chicas” para los diferentes personajes subidos en los lomos del caballo del poder priista.

Además, es evidente la inexistencia de una estrategia organizativa para aglutinar y conducir social y electoralmente al priismo oaxaqueño. No es privativo de esta administración, pero se recrudece por la falsa fe en la quimera de la ingeniería electoral, además del exceso de confianza por los dos triunfos consecutivos en las elecciones pasadas. Sin embargo, realmente esos no fueron triunfos de la dirigencia priista, sino derrotas de las dirigencias de la oposición, por su incapacidad para crear estructuras socio-electorales y por la negligencia de los delegados federales para convertir el apoyo asistencial en fuerzas movilizadas a favor de su partido.

Esto no implica que no haya trabajo político. Sí lo existe, pero está más encaminado hacia la cuestión mediática de los impactos publicitarios, para cooptar militantes inconformes de los partidos de oposición, sin que grupos sociales, ya no digamos masas, se integren automáticamente a las filas del priismo.

Debo recordar, también, que, el día de las elecciones en 2004, a las 11:30 de la noche, en las oficinas del CDE del PRI solo había caras largas y una verdadera inseguridad sobre los resultados electorales. El final ya lo conocemos todos. El actual gobernador triunfó, con apenas 36 mil votos a su favor. Eso nos habla de que una alianza o ahora una coalición, sí pueden poner en jaque al partido oficial.

Si a todo esto le llegáramos a sumar una posible escisión del PRI, por una mala decisión para escoger a un buen candidato para encauzar toda esta inconformidad contenida hasta ahora, que genere la confianza en un futuro incluyente políticamente, pero, sobre todo, que tenga la mira puesta en el interés colectivo y no en aspiraciones personales de camarillas, realmente el PRI tendría la posibilidad de perder el gobierno del Estado, por primera vez en casi 80 años en la cúspide del poder.