2 de octubre de 2009

RETOS ELECTORALES

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 2 de octubre de 2009.

No sé por qué nos extraña la más que probable alianza de los partidos de oposición, si en 2004 fueron coaligados el PAN, PRD y Convergencia contra la Nueva Fuerza Oaxaqueña del PRI, PVEM y PT de Ulises Ruiz Ortiz. Creo que en mucho ayudó al escándalo mediático, la algarabía armada por los diputados federales priistas, en un entorno totalmente ajeno a la política local oaxaqueña.

A pesar de la encuesta de María de las Heras, la experiencia electoral anterior nos mostró que una coalición opositora sí representa un fuerte obstáculo a la opción del triunfo del priismo. Además, ahora, sin constituir una mayoría, hay descontento entre buena parte de la población oaxaqueña, por el ostensible abandono de la función de gobierno ante los atropellos y el desenfreno de la Sección 22 y sus corifeos, especialmente la APPO; pero, también, por la inexistencia de políticas públicas viables para ayudar a los más pobres de la entidad. Hay desconfianza por la actitud sectaria de la camarilla que ha logrado distanciar al Gobernador de sus gobernados, por los negocios organizados desde sus oficinas y por sus constantes torpezas, que han terminado socavando la institución del Poder Ejecutivo. En algunos municipios, la gente observa la constantemente denunciada actitud de clientelismo político para la designación de los administradores municipales, convertidos en verdaderas “cajas chicas” para los diferentes personajes subidos en los lomos del caballo del poder priista.

Además, es evidente la inexistencia de una estrategia organizativa para aglutinar y conducir social y electoralmente al priismo oaxaqueño. No es privativo de esta administración, pero se recrudece por la falsa fe en la quimera de la ingeniería electoral, además del exceso de confianza por los dos triunfos consecutivos en las elecciones pasadas. Sin embargo, realmente esos no fueron triunfos de la dirigencia priista, sino derrotas de las dirigencias de la oposición, por su incapacidad para crear estructuras socio-electorales y por la negligencia de los delegados federales para convertir el apoyo asistencial en fuerzas movilizadas a favor de su partido.

Esto no implica que no haya trabajo político. Sí lo existe, pero está más encaminado hacia la cuestión mediática de los impactos publicitarios, para cooptar militantes inconformes de los partidos de oposición, sin que grupos sociales, ya no digamos masas, se integren automáticamente a las filas del priismo.

Debo recordar, también, que, el día de las elecciones en 2004, a las 11:30 de la noche, en las oficinas del CDE del PRI solo había caras largas y una verdadera inseguridad sobre los resultados electorales. El final ya lo conocemos todos. El actual gobernador triunfó, con apenas 36 mil votos a su favor. Eso nos habla de que una alianza o ahora una coalición, sí pueden poner en jaque al partido oficial.

Si a todo esto le llegáramos a sumar una posible escisión del PRI, por una mala decisión para escoger a un buen candidato para encauzar toda esta inconformidad contenida hasta ahora, que genere la confianza en un futuro incluyente políticamente, pero, sobre todo, que tenga la mira puesta en el interés colectivo y no en aspiraciones personales de camarillas, realmente el PRI tendría la posibilidad de perder el gobierno del Estado, por primera vez en casi 80 años en la cúspide del poder.