FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 30 de noviembre de 2009.
Todos los diagnósticos de los planes estatales de desarrollo elaborados a partir de 1981 a la fecha, coinciden fundamentalmente en cuatro aspectos.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 30 de noviembre de 2009.
Todos los diagnósticos de los planes estatales de desarrollo elaborados a partir de 1981 a la fecha, coinciden fundamentalmente en cuatro aspectos.
Primero. En Oaxaca, todos los recursos naturales son propiedad colectiva. Las tierras están en manos de las comunidades agrarias y los ejidos; los recursos minerales, metálicos y no metálicos, también; los bosques, que mayoritariamente son la vocación forestal de las tierras oaxaqueñas, también son de propiedad colectiva. Hasta el aire del Istmo pasa sobre terrenos comunales o ejidales.
Segundo. La mayoría de los municipios y las localidades del estado están conformadas por sociedades solidarias. Son comunidades basadas en la propiedad comunal y ejidal de la tierra, integradas en redes familiares que se convierten en redes sociales y comunitarias, y, a partir de allí, conforman la administración pública municipal, y hacen pervivir las sociedades de apoyo mutuo, tanto en términos de procesos productivos, de apoyo económico o de organización social.
Tercero. Hay una mínima industrialización en la entidad. El último plan de desarrollo reconoce la existencia de solo cinco empresas grandes. Una de ellas aporta casi el 75% del valor bruto de la producción estatal: la refinería de PEMEX en Salina Cruz, una empresa estatal.
Cuarto. El nivel salarial de la entidad es de las más bajas del país. La empresa que mejor paga es la refinería de PEMEX y su promedio salarial era, en 2004, de 11,500 pesos; por el contrario, el 53% de las unidades económicas del sector terciario de la economía, sólo pagaban un máximo de 690 pesos mensuales a sus empleados, y se concentran fundamentalmente en la Mixteca y la Sierra Sur, las regiones más pobres y marginadas del estado.
La mayoría de los planes de desarrollo aceptan que los dos primeros puntos muestran la existencia de organizaciones sociales y comunitarias, a la pervivencia de una organización comunitaria de apoyo en la producción, las festividades y para mejor solventar las necesidades individuales y familiares; coinciden también en que los bienes patrimoniales se encuentran en posesión de la comunidad, induciendo al servicio comunitario gratuito. En el primer caso, conduce a la existencia de mecanismos de cooperación para solventar las limitaciones económicas y tecnológicas, y además, a un mecanismo de distribución del excedente económico obtenido, mediante la gratuidad de la colaboración en el sistema de cargos, como también en las mayordomías de las fiestas patronales y las actividades religiosas.
Todos estos procesos nos están gritando que, en la práctica, hay una apropiación colectiva de los recursos económicos públicos y los excedentes económicos generados en estas comunidades basadas en la solidaridad.
Los diagnósticos también apuntan que, como resultado de estos procesos y características, hay una persistente y creciente pobreza, desigualdad y marginación en estas comunidades. Insisten en la falta de sentido empresarial de sus actividades económicas, no buscan la maximización de las ganancias, ni la optimización del uso del tiempo individual, para incrementar al máximo las ganancias. No son sujetos de crédito bancario porque sus bienes, comunales o ejidales, son inembargables.
Según los planes de desarrollo, estas características permiten y acrecientan la indolencia individual, reproducida en indolencia social, generando un círculo vicioso de apatía y abandono de las familias para conservar su entorno físico y superar sus carencias.
Consideran que la propiedad comunal induce a una organización comunitaria, basadas en asambleas colectivas, que alargan las negociaciones para otorgar permisos a los empresarios privados que quieren y pueden sacar mejor provecho de los recursos naturales de las comunidades, porque cuentan con la tecnología necesaria y el financiamiento adecuado, además de la preparación educativa requerida. Estos procesos colectivos generan incertidumbre en los inversionistas privados y hacen insegura cualquier inversión en el entorno comunal, porque la asamblea en cualquier momento puede modificar su decisión y tratar de apoderarse de la propiedad privada o solicitar su retiro, sin importarles la cantidad y el destino de los recursos económicos ya invertidos.
Sobre este diagnóstico, desde 1981, los gobiernos estatales han establecido una planeación económica basa en la inversión privada y han abandonado a su suerte a las comunidades y a los oaxaqueños. El resultado ha sido una economía que genera pobreza con desigualdad social.