FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 15 de mayo de 2010.
El concepto “desarrollo humano” parte de la percepción de que “crecimiento” y “desarrollo” son conceptos relacionados, pero distintos. Si bien el crecimiento económico es una condición necesaria para buscar el avance de un país o región, no es una condición suficiente.
A diferencia de otros conceptos utilizados en la ciencia económica, el de desarrollo no tiene un referente empírico obvio; por eso, en la bibliografía económica existen, al menos, dos enfoques principales para definirlo. Según el economista Robert E. Lucas Jr., el desarrollo económico es "el campo de la economía que se ocupa de explicar el patrón observado, tanto entre países como a través del tiempo, de los niveles y las tasas de crecimiento del ingreso per capita”. En este enfoque, el ingreso o el PIB per capita son utilizados como una aproximación del desarrollo. Una segunda posición retoma el enfoque de funciones y capacidades. Parte de las propuestas de Amartya Sen, para quien el desarrollo económico es "tanto el proceso de ampliación de las alternativas que tienen los individuos como la elevación del bienestar alcanzado". Para esta corriente, el ingreso no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para que las personas consigan lo que consideren valioso. Consecuentemente, es engañoso concentrar la atención en el ingreso o en el PIB per capita como medidas del desarrollo.
Al centrarse en el funcionamiento y las capacidades, Sen redefine la distinción entre bienes y funcionamientos, así como entre logros y libertades. Desde esta perspectiva, un funcionamiento es lo que una persona logra ser o hacer. Un bien permite un funcionamiento, pero es distinto a él; por ejemplo, una bicicleta es un bien, pero transportarse rápidamente se considera un funcionamiento. Los funcionamientos obtenidos por una persona no pueden ser suficientes para determinar la calidad general de vida o el bienestar de una persona. Por eso, como mínimo, necesitamos conocer la capacidad de un individuo, es decir, los funcionamientos entre los cuales pudo elegir y lo obtenido. En ese sentido, las capacidades -el conjunto de funcionamientos disponibles para un individuo- están estrechamente relacionadas con la idea de oportunidad y de libertad. Para determinar la calidad general de vida de una persona no es suficiente saber qué funcionamientos alcanzó, también es necesario conocer entre cuáles eligió.
Sen también retomó la discusión sobre la importancia de la igualdad económica. Al destacar los conceptos de bienes y capacidades, para medir el bienestar enfatizó el carácter instrumental del acceso a bienes y servicios, concibiéndolos únicamente como un medio para poder alcanzar un plan de vida o una realización individual plena. La relación utilitarista que va del mayor acceso a bienes a mayor nivel de utilidad, es sustituida por una relación donde el acceso a bienes abre un conjunto de capacidades que pueden incidir sobre el bienestar. A partir de estas consideraciones, es posible definir el desarrollo como una ampliación de la capacidad de elección de individuos o, en términos filosóficos, como una ampliación de la libertad en el sentido positivo.
En tanto la posibilidad de decidir define la calidad de vida del ser humano, la libertad de las personas para elegir diferentes alternativas de vida es indicativa del desarrollo de una sociedad para respetar y promover el valor de sus integrantes. La libertad personal va más allá de la posibilidad de eliminar los obstáculos para elegir, implica también la cantidad de alternativas para escoger y su significado para las metas de quien elige.
Para Sen, el ejercicio de la libertad no es una cuestión policiaca o la existencia de un sistema judicial eficiente. Implica la existencia de condiciones propicias para tener propósitos propios, elegir y actuar en consecuencia; por eso, las situaciones de pobreza coartan las opciones de elección, porque crean situaciones de desventajas socialmente inaceptables y fuera del control de las personas. En la medida en que existen condiciones sociales para impedir el hambre o evitar las enfermedades y mantener la vitalidad biológica para ejercer las facultades físicas e intelectuales, se promueve realmente el valor de la vida humana. La imposibilidad de vivir saludablemente y por el mayor tiempo posible, de adquirir una formación básica para la realización personal y de generar los medios económicos para procurarse una vida socialmente digna, limita las libertades fundamentales a las que todo ser humano tiene derecho.
Esa promoción involucra también la existencia de oportunidades para que las personas puedan reflexionar sobre su condición, plantearse planes de vida y llevarlos a cabo o para integrarse digna, productiva y participativamente a su comunidad. Por eso, penar el robo y la tortura son acciones para ampliar las posibilidades de elegir, como también las oportunidades de nutrición y educación son condiciones para acceder a una vida digna.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 15 de mayo de 2010.
El concepto “desarrollo humano” parte de la percepción de que “crecimiento” y “desarrollo” son conceptos relacionados, pero distintos. Si bien el crecimiento económico es una condición necesaria para buscar el avance de un país o región, no es una condición suficiente.
A diferencia de otros conceptos utilizados en la ciencia económica, el de desarrollo no tiene un referente empírico obvio; por eso, en la bibliografía económica existen, al menos, dos enfoques principales para definirlo. Según el economista Robert E. Lucas Jr., el desarrollo económico es "el campo de la economía que se ocupa de explicar el patrón observado, tanto entre países como a través del tiempo, de los niveles y las tasas de crecimiento del ingreso per capita”. En este enfoque, el ingreso o el PIB per capita son utilizados como una aproximación del desarrollo. Una segunda posición retoma el enfoque de funciones y capacidades. Parte de las propuestas de Amartya Sen, para quien el desarrollo económico es "tanto el proceso de ampliación de las alternativas que tienen los individuos como la elevación del bienestar alcanzado". Para esta corriente, el ingreso no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para que las personas consigan lo que consideren valioso. Consecuentemente, es engañoso concentrar la atención en el ingreso o en el PIB per capita como medidas del desarrollo.
Al centrarse en el funcionamiento y las capacidades, Sen redefine la distinción entre bienes y funcionamientos, así como entre logros y libertades. Desde esta perspectiva, un funcionamiento es lo que una persona logra ser o hacer. Un bien permite un funcionamiento, pero es distinto a él; por ejemplo, una bicicleta es un bien, pero transportarse rápidamente se considera un funcionamiento. Los funcionamientos obtenidos por una persona no pueden ser suficientes para determinar la calidad general de vida o el bienestar de una persona. Por eso, como mínimo, necesitamos conocer la capacidad de un individuo, es decir, los funcionamientos entre los cuales pudo elegir y lo obtenido. En ese sentido, las capacidades -el conjunto de funcionamientos disponibles para un individuo- están estrechamente relacionadas con la idea de oportunidad y de libertad. Para determinar la calidad general de vida de una persona no es suficiente saber qué funcionamientos alcanzó, también es necesario conocer entre cuáles eligió.
Sen también retomó la discusión sobre la importancia de la igualdad económica. Al destacar los conceptos de bienes y capacidades, para medir el bienestar enfatizó el carácter instrumental del acceso a bienes y servicios, concibiéndolos únicamente como un medio para poder alcanzar un plan de vida o una realización individual plena. La relación utilitarista que va del mayor acceso a bienes a mayor nivel de utilidad, es sustituida por una relación donde el acceso a bienes abre un conjunto de capacidades que pueden incidir sobre el bienestar. A partir de estas consideraciones, es posible definir el desarrollo como una ampliación de la capacidad de elección de individuos o, en términos filosóficos, como una ampliación de la libertad en el sentido positivo.
En tanto la posibilidad de decidir define la calidad de vida del ser humano, la libertad de las personas para elegir diferentes alternativas de vida es indicativa del desarrollo de una sociedad para respetar y promover el valor de sus integrantes. La libertad personal va más allá de la posibilidad de eliminar los obstáculos para elegir, implica también la cantidad de alternativas para escoger y su significado para las metas de quien elige.
Para Sen, el ejercicio de la libertad no es una cuestión policiaca o la existencia de un sistema judicial eficiente. Implica la existencia de condiciones propicias para tener propósitos propios, elegir y actuar en consecuencia; por eso, las situaciones de pobreza coartan las opciones de elección, porque crean situaciones de desventajas socialmente inaceptables y fuera del control de las personas. En la medida en que existen condiciones sociales para impedir el hambre o evitar las enfermedades y mantener la vitalidad biológica para ejercer las facultades físicas e intelectuales, se promueve realmente el valor de la vida humana. La imposibilidad de vivir saludablemente y por el mayor tiempo posible, de adquirir una formación básica para la realización personal y de generar los medios económicos para procurarse una vida socialmente digna, limita las libertades fundamentales a las que todo ser humano tiene derecho.
Esa promoción involucra también la existencia de oportunidades para que las personas puedan reflexionar sobre su condición, plantearse planes de vida y llevarlos a cabo o para integrarse digna, productiva y participativamente a su comunidad. Por eso, penar el robo y la tortura son acciones para ampliar las posibilidades de elegir, como también las oportunidades de nutrición y educación son condiciones para acceder a una vida digna.
Si bien las sensaciones disfrutadas y los significados obtenidos son propios de cada persona, el grado en que una sociedad posibilita alcanzarlos es un indicador observable del aprecio y recursos depositados en ellos.