13 de septiembre de 2010

POBRES Y RICOS

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 11 de septiembre de 2010.

El bajo desempeño económico del estado de Oaxaca arroja resultados desastrosos en los índices sociales, como el de marginación. Según el Consejo Nacional de Población, en 2000, Oaxaca ocupaba el primer lugar en pobreza del país. La situación es constante con respecto a las siete entidades ubicadas en el grupo de alto grado de marginación, donde ocupamos el primer lugar en 1970 y en 1980, en 1990 ascendimos al segundo lugar y de 1995 a 2000 en el tercer sitio; en 30 años, Oaxaca escaló dos lugares, para quedar sólo por encima de los estados de Chiapas y Guerrero. Otro de los resultados es que las actividades económicas no generan empleos suficientes para absorber la gran oferta de mano de obra, generando una creciente emigración hacia los estados del Centro y Norte del país, y hacia Estados Unidos.

La desigualdad regional, entre estados, se refleja en el dispar crecimiento del Producto Interno Bruto. En 2001, por ejemplo, el PIB nacional creció a una tasa anual de 0.2%, pero sólo ocho entidades aportaron el 62% del total, mientras el restante 38% lo generaron los demás estados. Oaxaca participó sólo con el 1.5%, muy lejos del 22.5% del Distrito Federal, el 10.1% del estado de México, el 7% de Nuevo León o el 6.6% de Jalisco. En el sector agropecuario, silvicultura y pesca, Oaxaca aportó sólo el 4.2% y en el sector industrial el 1.2% del PIB. Una bajísima aportación económica.

El generador de esta dramática situación es el impulso –a raja tabla- de una política económica basada exclusivamente en la empresa con apropiación privada del excedente, que, si bien impulsa el crecimiento del Producto Interno Bruto, también ha producido una alta concentración de la riqueza en manos de muy pocas familias y muy pocas personas, es decir, no garantiza la igualdad económica, ni la posibilidad de mejores niveles de bienestar de la población en general, aunque sí el excesivo enriquecimiento de un sector muy reducido de la población. En 2008, sólo diez personas o familias concentraban el 81% de la riqueza conjunta de los 39 hombres de negocios o familias que cotizaban en la Bolsa Mexicana de Valores. En promedio, cada uno de los diez participantes habría obtenido un ingreso de casi 9 millones de pesos por día. A la cabeza de los diez, y de los 39, figura Carlos Slim Helú y familia, quienes detentaban una riqueza estimada en 61 mil 889.5 millones de dólares. (La Jornada, 2/vii/2008).

Según el informe de la OCDE, en octubre de 2008, la desigualdad en el ingreso y el nivel de pobreza en México seguía siendo de los más altos de los países integrantes de esa organización. La desigualdad en el ingreso es 1.5 superior al promedio de la OCDE y dos veces superior al de Dinamarca. El ingreso medio del 10% de la población más pobre es inferior a mil dólares. Por otra parte, la distancia entre el ingreso de la clase media y el del sector más rico es mayor a la de cualquier otro país.

Aunque esta situación se ha visto reflejada en el estado de Oaxaca, la diferencia, con el resto del país, consiste en que, si bien a nivel nacional las condiciones socioeconómicas, culturales e históricas, quizá estén dadas para la acumulación de la riqueza, mediante la apropiación privada e individual de los excedentes de la producción, en Oaxaca, las condiciones son totalmente diferentes. Es precisamente la aplicación del modelo de desarrollo económico capitalista del país lo que nos conduce a contar con una mayoría de la población en situación de pobreza permanente y sin ninguna posibilidad de integrarse al proceso de crecimiento económico, tan anunciado y buscado por los gobiernos federal o estatal.

Mientras en el país se puede observar el enriquecimiento constante de un pequeño sector de la población, en Oaxaca, la inexistencia del ahorro interno, la carencia de esta visión empresarial privada y el propio desarrollo histórico totalmente diferente del resto del país, impide la creación de un núcleo empresarial dinámico, agresivo y creador, pero también ha fomentado el círculo vicioso de permanente crecimiento de la miseria y la pobreza en la mayoría de las regiones de la entidad. Con las actuales políticas económicas, si en el país hay acumulación de riqueza con desigualdad, en Oaxaca vivimos en la acumulación de la miseria y la pobreza con desigualdad.