30 de noviembre de 2008

OAXACA: POBREZA CON DESIGUALDAD.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 30 de noviembre de 2008.

La desigualdad económica entre regiones es así, debido al dispar crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en cada entidad. En un documentado trabajo, Ana Luz Soto Ramos, ha descrito que, si bien el PIB nacional, en términos reales, creció a una tasa anual de 0.2% en 2001, ocho entidades aportaron de manera conjunta el 62% del total. El restante 38% lo generaron las demás entidades; entre ellas, el estado de Oaxaca participó sólo con el 1.5%, muy lejos del 22.5% del Distrito Federal, el 10.1% del Estado de México, el 7% de Nuevo León o el 6.6% de Jalisco.

En el caso del PIB del sector agropecuario, silvicultura y pesca, para ese mismo año, Jalisco participó con el 10.5% del total, Veracruz el 7.7%, Michoacán el 6.9%: mientras que Oaxaca y Guanajuato sólo aportaron el 4.2% respectivamente. En el sector industrial, ocho entidades contribuyeron de manera conjunta con el 62.7%, entre ellos el Distrito Federal con 18. 4%, el Estado de México con 13.2%, Nuevo León con 7.4%, Jalisco con 6.4%, mientras que estados como Guerrero y Oaxaca, sólo participaron con el 1.2%. En el sector servicios, las entidades que más aportaron fueron el Distrito Federal con 25.5%, el Estado de México con 9.3%, Nuevo León con 7.1% y Jalisco, 6.4%, mientras Oaxaca, Yucatán, Querétaro y San Luis Potosí sólo aportaron el 1.5%, respectivamente.

El bajo desempeño económico del estado arroja resultados desastrosos en los índices sociales, como el de marginación. Según el Consejo Nacional de Población (Conapo), con base en el IX Censo General de Población y Vivienda, el estado de Oaxaca ocupa el primer lugar en pobreza del país. Esta situación se repite, con respecto a las siete entidades ubicabas en el grupo de alto grado de marginación, donde Oaxaca ocupó el primer lugar en 1970, en 1980 y en 1990 ascendió al segundo lugar y de 1995 a 2000 se situó en el tercer sitio. En 30 años Oaxaca escaló dos lugares, para situarse sólo por encima de los estados de Chiapas y Guerrero.

Visto así, Oaxaca se ha caracterizado por mantener un marcado grado de desarrollo desigual y bajo crecimiento económico. Las actividades económicas estatales no generan empleos suficientes para absorber en totalidad la oferta de mano de obra, por lo que hay una creciente emigración hacia los estados del Centro y Norte del país, y, actualmente, a Estados Unidos. Además, el sector primario estatal no ha logrado salir del círculo vicioso de la agricultura de subsistencia y de temporal. Estas bajas tasas de crecimiento económico del PIB, la baja participación en el PIB nacional y el alto grado de marginación, constante desde hace 30 años, muestran la necesidad de redimensionar los factores que inducen a la pobreza, la marginación y la desigualdad, para plantear una nueva alternativa de desarrollo que se base en la realidad socioeconómica y cultural del estado, para impulsar un proceso de desarrollo acorde a esas condiciones sociales estatales.

En general, podemos afirmar que el impulso a la economía basada en la empresa con apropiación privada del excedente, que sintetiza la visión empresarial del desarrollo nacional, si bien ha producido crecimiento del Producto Interno Bruto del país, también ha producido una alta concentración de la riqueza en manos de muy pocas familias, y muy pocas personas. No garantiza, pues, la igualdad económica, ni la posibilidad de mejores niveles de bienestar de la población en general, aunque sí el excesivo enriquecimiento de un sector muy reducido de la población.

Aunque esta situación se ha visto reflejada en el Estado de Oaxaca, la diferencia, con el resto del país, consiste en que, si bien a nivel nacional las condiciones socioeconómicas, culturales e históricas, quizá estén dadas para impulsar un modelo de desarrollo basado en la apropiación privada e individual de los excedentes de la producción, en Oaxaca las condiciones son totalmente diferentes. Es precisamente la aplicación a rajatabla del modelo de desarrollo económico capitalista del país, la que nos ha conducido a contar con una mayoría de la población en situación de pobreza permanente y sin ninguna posibilidad de integrarse al proceso de crecimiento económico, tan anunciado y buscado por los regímenes políticos de la entidad y del país.

Por eso, mientras en el país se puede observar el enriquecimiento constante de un pequeño sector de la población, en Oaxaca, la inexistencia del ahorro interno, la carencia de esta visión empresarial privada y el propio desarrollo histórico totalmente diferente del resto del país, ha imposibilitado la conjunción de visiones y la coordinación con las políticas nacionales de desarrollo, lo que ha conducido a un estado permanente de miseria y pobreza de la mayoría de la población estatal.

En nuestro estado, como en general en el Sureste del país, la persistencia de la miseria y pobreza con desigualdad, es la diferencia con el resto de México, donde hay acumulación de riqueza con desigualdad.

28 de noviembre de 2008

PANISMO DESCENDENTE.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de noviembre de 2008.

El demudado rostro del presidente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, al presentar al ex secretario particular de Felipe Calderón y virtual coordinador de la próxima campaña electoral federal, César Nava, es la prueba más palpable de la crisis existencial del panismo en el gobierno. Su rictus de impotencia e inseguridad se acentuó cuando, en la televisión nacional, César Nava anunció, sin ningún recato y adelantándose a los tiempos y las formas, su próxima candidatura a diputado federal y la coordinación de la menguada fracción parlamentaria panista siguiente.

Lo que parecía ser un reacomodo para ajustar las estrategias de gobernabilidad del gobierno federal, salta de su soporte lógico al observar los cambios ocurridos en el gabinete presidencial. La debacle panista, producida por la intromisión de los intereses y los negocios personales, la inmadurez política-administrativa de sus principales cuadros, el conflicto con el radicalismo clerical derechista y la reiterada indisposición para aprender los vericuetos de la política real, indujo a Felipe Calderón a buscar otras posibilidades de recomposición interna para posicionar a su corriente. Sin embargo, la muerte de Juan Camilo Mouriño le cerró la puerta para entrar a los senderos de la negociación y la consolidación de fuerzas, bajo la perspectiva de una promesa de futuro. Sin Mouriño, el PAN no sólo se quedó sin Delfín, sino también está demostrando su incapacidad de auto regeneración. Cortada de tajo la posibilidad de la sucesión heredada, el panismo regresa al aquelarre del retorno de los brujos.

Esta es la lectura del llamado presidencial a Fernando Gómez Mont para dirigir la secretaría de Gobernación y su convocatoria a Luis Felipe Bravo Mena para ocupar la Secretaría Particular. No son hombres del Presidente y pertenecen a otros establos políticos con proyectos divergentes a la camarilla gobernante. Lo que pareciera ser una conjunción de fuerzas, en la práctica se está convirtiendo en la peor muestra de debilidad presidencial y reveladora de la desesperación al ver diluirse el control de las redes reales del ejercicio del poder. Los reacomodos están mostrando a una presidencia espantada por el vaticinio de las encuestas, con el PRI controlando la Cámara de Diputados federal y dirigiendo al Senado de la República, para impulsar el cobro de la factura de la alternancia en el poder.

Mientras eso ocurre en el Distrito Federal, en Oaxaca los panistas se aprestan a apostarle a la vida fácil. Juegan a impulsar a su directiva estatal al ya conocido Carlos Moreno Alcántara, el famoso “Libretón”. Un hombre que, de la nada, llegó a candidato a diputado local, en aquellos tiempos cuando nadie quería ser candidato panista a cargo alguno. El Libretón se caracterizó por no hacer campaña política. Su única propaganda se redujo a unas hojas fotocopiadas pegadas en algunas calles, de algunas colonias de la ciudad. Es más, según algunos de sus amigos, no gastó un solo centavo de su bolsillo, pero pidió prestados 30 mil pesos, tope auto impuesto a su campaña y con el que llegó a la legislatura local. Los votantes de Oaxaca, en esa ocasión, votaron contra el PRI y el Libretón ganó.

En unos días más lo veremos dirigir al panismo local, si los amarres de sus padrinos en las delegaciones federales se concretan. Es lógico esperar que el PAN tenga como futuro inmediato el abandono, la desidia y la apuesta en la suerte. Pareciera ser que su destino, nacional y local, está más que cantada.

25 de noviembre de 2008

DESIGUALDAD ECONÓMICA.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 25 de noviembre de 2008.

La visión del gobierno federal, para impulsar el desarrollo económico del país, se ha caracterizado por la persistencia del apoyo y el impulso a las empresas privadas, como únicos motores para alcanzar el crecimiento económico. Los resultados de estas políticas no han sido benéficos para la mayoría de los habitantes del país.

Por ejemplo, durante los treinta años que van de 1940 a 1970, la economía del país de caracterizó por altos porcentajes de crecimiento del Producto Interno Bruto nacional, llegando a alcanzar cifras de hasta 11.7 por ciento durante el sexenio de Adolfo López Mateos. Sin embargo, al final de ese periodo, conocido como el “desarrollo estabilizador”, el 39.2 por ciento de los mexicanos vivían en condiciones de pobreza extrema y el 23.3 por ciento estaban catalogados como pobres. A pesar que 62.5 por ciento de los mexicanos eran considerados pobres, para ese mismo año, el Banco de México informaba que el 20 por ciento de las familias mexicanas concentraban el 56 por ciento del ingreso nacional y 10 años después ya tenían el 60 por ciento.

Con estos datos, es claro concluir la falsedad del argumento de que el crecimiento económico sostenido garantiza un incremento de los niveles de bienestar de la población en general. Esos largos años del proceso de la sustitución de importaciones o de la industrialización del país, solo tuvo como resultado la concentración del ingreso en muy pocas manos de los ricos del país.

Con la llegada de la “década pérdida”, en términos macroeconómicos, para América Latina y México, a partir del sexenio del presidente Miguel De la Madrid comienza el periodo de la privatización de las empresas paraestatales, la apertura comercial al exterior y la nueva visión de que las empresas y las inversiones financieras extranjeras eran la nueva esperanza del crecimiento económico del país. Este nuevo esquema se consolida y toma forma de política de Estado en el régimen de Carlos Salinas de Gortari, quien incluso llegó a afirmar, en su V Informe de Gobierno: “"Sin duda la estabilidad económica, la desregularización y la privatización han permitido la creación de grandes grupos financieros y empresariales... (sin estos grupos) difícilmente podríamos acometer los retos de la globalización y la competitividad y quedaríamos fuera de los mercados mundiales.”

Esta nueva apuesta al desarrollo económico nacional, basado ahora en la primacía del capital extranjero, pero también fortaleciendo al empresariado nacional, ha dado, de nueva cuenta, como resultado el crecimiento de la desigualdad en México. El gran problema es que esta política neoliberal, basada en el ya famoso Consenso de Washington, no ha producido los espectaculares crecimientos del PIB de las décadas pasadas, sino incluso ha llegado a decrecer en algunos periodos. En general, el crecimiento económico nacional no ha logrado rebasar un modesto 3 por ciento, en los mejores años de desempeño económico, desde que se instauró la política económica neoliberal hasta la fecha.

Sin embargo, lo que ha producido es una alta concentración de la riqueza en manos de muy pocas familias. Según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en octubre de 2008, la desigualdad en el ingreso y el nivel de pobreza en México seguían siendo de los más altos en los países que integran esa organización. Nuestra desigualdad en el ingreso es 1.5 superior al promedio de la OCDE y dos veces superior al de Dinamarca. El ingreso medio del 10% de la población más pobre es inferior a mil dólares. Por otra parte, la distancia entre el ingreso de la clase media y el del sector más rico es mayor que la de cualquier otro país.

La aplicación a rajatabla del modelo neoliberal del desarrollo económico en el país, ha conducido a mantener a una mayoría de la población en situación de pobreza permanente y sin ninguna posibilidad de integrarse al proceso de crecimiento económico, mientras se puede observar el enriquecimiento constante de un pequeño sector de la población.

En este año, solo 39 hombres de negocios o familias tenían cotizadas sus empresas en la Bolsa Mexicana de Valores por un valor de 135 mil millones de dólares, equivalente a 12.3 por ciento del Producto Interno Bruto del país. Sin embargo, de ese total, solo 10 hombres o sus familias concentraba el 81 por ciento de esa riqueza privada. En promedio, cada uno de los diez más ricos de México, ganaron 836 mil 481 dólares diarios durante el último año y medio: casi 9 millones de pesos por día. Reduciendo aún más el intervalo, de los diez, Carlos Slim y familia concentran el 45.8 por ciento del total de esa riqueza, con una fortuna valuada en 61 mil 889.5 millones de dólares (La Jornada, 02 de julio de 2008).

Las políticas económicas seguidas por los diferentes gobiernos federales mexicanos se han caracterizado por definirse en la búsqueda de la acumulación privada de riqueza, pero con desigualdad entre todos los mexicanos. Se gobierna, en términos económicos, para unos pocos y a las mayorías se les atosiga con eufemismos del combate contra la pobreza.
fmtzlopez@gmail.com

17 de noviembre de 2008

El TELETÓN.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 16 de noviembre de 2008.

Ha comenzado en la televisión y en la prensa la parafernalia del Teletón. Especialmente en Televisa, se induce a la gente a donar dinero, apelando al sentido de solidaridad de los más pobres, los más necesitados; aquellos a quienes más afecta la crisis económica que apenas comienza a golpear el bolsillo de los mexicanos. Con la técnica del marketing, la de la publicidad comercial, para apelar a los sentimientos más profundos de los seres humanos, se induce a las personas a donar dinero, bajo la premisa que hará bien a los desvalidos que ciertamente lo necesitan. No dudo que mucha gente donará dinero, con buena voluntad. Donde no veo esa misma actitud es en la directiva de la empresa que promueve la anual sangría económica de todos los mexicanos, para un fin loable, pero cuyos resultados dejan mucho que desear.

Decía, y con mucha razón, John Maynard Keynes que las motivaciones principales de la empresa capitalistas son el egoísmo, la avaricia y la usura. Hasta hoy, en lo personal, no he conocido a un empresario que, cuando se trata de dinero, actúe con sentido de solidaridad social o generoso desprendimiento de lo material; eso me recuerda que una de las parábolas más conocidas del Cristo se refiere a que es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de los cielos.

Por eso, mucho extraña que una empresa comercial, como Televisa, ceda parte de su tiempo de programación a un acto de caridad social, recaudando fondos para apoyar a los discapacitados, a quienes también, por cierto, ahora se les denomina “personas con capacidades diferentes”. Pero no solo eso, sino que también las grandes empresas, con trato directo con el público, donen impresionantes cantidades de dinero para algo tan distante del interés general de la empresa. ¿Será acaso que se equivocaron los teóricos de la economía y la sociología, y también se equivocó el guía espiritual de la cultura occidental?

Parte del velo cae cuando observamos que quienes aportan grandes sumas, el día y la noche televisado del Teletón, son las cadenas comerciales de tiendas de autoservicios y farmacias. Pero ellos no entregan el dinero, las ganancias de sus accionistas, sino lo recaudado con el famoso “redondeo”, es decir, los centavos que para completar el peso de toda compra, solicitan se donen al Teletón; cada redondeo quizá son algunos centavos, pero si contabilizamos todas las miles de operaciones realizadas diariamente en cada tienda comercial o en cada farmacia, nos percataremos que, primero, no todo lo recaudado llega a las arcas del Teletón y, segundo, las empresas entregan el dinero en su nombre y con el recibo pueden deducir esas cantidades de los impuestos que debían pagar a la Tesorería de la Federación. Pagan con dinero ajeno los impuestos que debían cubrir con el dinero propio. En la práctica, todas las empresas que donan al Teletón dejan de pagar impuestos al gobierno federal y todavía nos queda por saber ¿cuánto es realmente lo que la Fundación Televisa les factura de donación y cuánto es lo que donan realmente? Porque otro de los secretos de las fundaciones es que, como no le rinden cuentas a nadie, pueden jugar libremente con los papeles comprobatorios. Ese es el secreto de estas campañas publicitarias, que tanto sangran a la economía nacional.

Por eso, también, es precisamente la Fundación Televisa la encargada de recibir tanto dinero y la que construye y administra los hospitales beneficiados por el Teletón. En realidad, nadie sabe cuánto cuesta construir y mantener un CRIT. Aunque el terreno lo donen los gobiernos de los estados, no sabemos si la Fundación, a la hora de contabilizar los costos del proyecto, también lo incluyen para incrementar el costo global, porque, todo el dinero utilizado, independientemente de quién lo haya dado, para la construcción y el mantenimiento de los hospitales, es deducido de los impuestos que Televisa debía pagar al fisco federal y, como nadie sabe cuánto invierte la empresa y cuánto es dinero de los mexicanos y los gobiernos estatales, Televisa tiene un negocio redondo: hace caravana con sombrero ajeno, paga menos impuestos de sus estratosféricas ganancias y todavía le agradecemos su bonhomía, en nombre de la población vulnerable de México.

Para eso, las empresas crean la Fundaciones. No son para el bien común, sino para limpiar las grandes sumas de sus ganancias y pagar menos dinero a la hacienda pública. Por eso, hasta que no transparenten su ejercicio fiscal, los teletones y “redondeos” de las fundaciones y las empresas debían movernos a la reflexión y a la duda.

De esta situación, incluso el gobierno federal ya se percató. Por eso, al inicio de su gestión, el presidente Calderón impulsó una ley para que las fundaciones entregaran los recursos propuestos para donativos a la hacienda pública y que no hubiera exención de impuesto, salvo para gastos comprobados y aprobados directamente por la Secretaría de Hacienda federal. Obviamente que la propuesta no prosperó. Tirios y Troyanos: partidos, empresas y ONGs se opusieron a la iniciativa. Claro, son los principales beneficiarios del cochinito del dinero vertido sin control ciudadano ni gubernamental.

15 de noviembre de 2008

IRRESPONSABILIDAD EDUCATIVA.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 14 de noviembre de 2008.

Envalentonados y sumidos en su propia irrealidad, la nueva dirigencia magisterial continúa su vieja historia: no leen la coyuntura nacional y se aferran a los intereses personales de la burocracia oaxaqueña. A ese malsano interés de quienes cobran en las nóminas del gobierno estatal estratosféricos salarios, sólo para planear sobre las posibilidades de su posible integración a la lista de candidatos priistas a diputados federales el próximo año. En ese entorno, su máxima divisa parece ser la frase: “No hagan olas”, mientras aspiran los sulfuros de hidrógeno emanados de los aquelarres asambleísticos magisteriales.

Ninguno de los involucrados se ha percatado del cambio de los vientos magisteriales de la federación. La patiza que el gobierno le ha acomodado a los sedicentes integrantes de la CNTE morelense ha sido de antología. No solo regresaron a las escuelas, sin avance alguno, sino que, incluso, veinte de sus dirigentes están sujetos a un sumario administrativo que les puede costar la plaza. En el proceso de repliegue magisterial, los padres de familia comprendieron que la educación pública está en sus manos. Al igual que los oaxaqueños de la Sierra Mazateca y varios municipios de los Valles Centrales, los morelenses tomaron en sus manos las escuelas, propusieron profesores y ahora se niegan a que los irresponsables de la CNTE regresen a los salones abandonados durante más de dos meses.

La diferencia entre los dos estados es que, en Morelos, los padres de familia cuentan con el respaldo y apoyo del gobierno estatal, para impedir que los necios presionen y amenacen con la pérdida del año escolar, si no son ellos quienes den las clases. Allá, tampoco se reúne la mayoría del gabinete de gobierno para escuchar las filípicas de los aspirantes a dirigir la sección magisterial; cuando mucho, se reúne con ellos el director de educación estatal… pero para que justifiquen su ausencia de las aulas y entregarles las notificaciones del proceso administrativo seguido en su contra por incumplimiento laboral.

Pero también es muy importante el mensaje del gobierno federal. Cuando el conflicto arreciaba, la secretaria de Educación Pública fue tajante al declarar que el Acuerdo para la Calidad Educativa se mantendría y los inconformes debían regresar a clases. Esa fue la señal para que el magisterio nacional comprendiera que las plazas no son propiedad particular y no se pueden heredar, tampoco se van a seguir asignando con “pase automático” a los revoltosos profesionales de las normales.

Hoy, después de la debacle magisterial morelense sabemos que el ACE va en serio. Eso también lo intuyen los dirigentes magisteriales oaxaqueños, incluyendo a los vándalos de las normales oaxaqueñas. Por eso, precisamente, su virulencia reciente y el abandono de las aulas durante buena parte de este mes. Pero, a diferencia del gobierno morelense, nuestros burócratas solo rezan para que transcurran los dos próximos meses y la ola de las campañas federales los salve de la iracundia magisterial el próximo mayo.

Lástima que los candidatos ya están más que amarrados y de la dupla educativa oaxaqueña, por lo menos uno se quedará a lavar los platos rotos que implicará no firmar el ACE en Oaxaca. Los famosos 44 mil millones de pesos obtenidos en la Cámara de Diputados federal se reducirán en varios miles de millones de pesos en el rubro educativo, los que deberá cubrir el gobierno estatal, para tener en calma a los rijosos de la Sección 22.

11 de noviembre de 2008

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ESTATAL.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 9 de noviembre de 2008.

Desde hace varias décadas, Oaxaca es uno de los estados más pobres del país. Esta situación no siempre fue así. Por ejemplo, durante la época colonial, la entidad era un buen productor de oro, productos agrícolas y elevó las riquezas personales gracias al cultivo y comercio de la grana cochinilla. Durante la primera mitad del siglo XX, la economía estatal empezó a crecer en el área de las manufacturas, a partir de la mecanización y el mejoramiento de los procesos tecnológicos de las artesanías locales y el procesamiento de las materias primas agrícolas locales. Fue la mejor época de la cuchillería, la talabartería, los telares, el procesamiento de los aceites vegetales, la fabricación de velas, veladoras y jabones. El otro gran despliegue del proceso industrial se dio en las décadas de los 70 y 80. En ese entonces existían en Oaxaca 14 grandes industrias que ocupaban a más de 200 personas; el gran problema residía en que 11 de ellas eran las famosas paraestatales, los monstruos a combatir de los siguientes gobiernos neoliberales y una sociedad inclinada cada vez más a la derecha políticamente.

La riqueza colonial oaxaqueña se derrumbó por las guerras civiles y la creación de los colorantes artificiales, gracias a la revolución de la química industrial. El crecimiento manufacturero del siglo XX terminó con la introducción de la carretera Panamericana, que si bien unió al estado con los principales centros productores y mercados del país, también permitió el acceso de productos manufacturados de mejor calidad y a más bajos precios que los producidos aquí. Sin una política económica definida y con escaso ahorro interno, el estado comenzó su declive industrial, que sólo logró solventar con las políticas de inversión estatal de los gobiernos de los presidentes Echeverría y José López Portillo. Entonces vino el boom económico de las empresas estatales como Cofrinsa, Proquivemex, Fapatux, Celox, la refinería de PEMEX, Astillero No. 8 y cinco ingenios azucareros, cuyas efímeras vidas concluyeron con el alud privatizador de Carlos Salinas de Gortari, cuando se vendieron las empresas y volvió a sellarse la suerte de la economía oaxaqueña. A los nuevos propietarios no les interesaba fomentar el empleo, sino maximizar las ganancias que pudieran producir. El resultado fue el cierre de las empresas y el despido de sus trabajadores.

A partir de estos fracasos del crecimiento industrial oaxaqueño, se ha insistido en un diagnóstico que casi demuestra nuestra incapacidad estructural para obtener los mejores niveles de bienestar para la población estatal.

Así, sabemos ahora que, mientras el Distrito Federal tiene un Producto Interno Bruto de 15,338 dólares, Oaxaca, en 2007, sólo tenía 3,601 dólares, ubicándose en el último lugar de todos los estados del país y con un desarrollo económico sólo comparable al de un Estado con una guerra internacional y otra civil, como Irak, que tenía un PIB de 3,500 dólares anuales. Sin embargo, en 1985, en aquel período cuando el gobierno promovía las empresas paraestatales, tratando de nivelar los desequilibrios regionales generados por el impulso de una economía capitalista que sólo crecía en las zonas con grandes concentraciones urbanas, el Estado de Oaxaca ocupaba el antepenúltimo lugar en términos de Producto Interno Bruto. En ese entonces estaba por encima de Chiapas y Tlaxcala.

Este pobre desarrollo económico estatal ha impulsado el mantenimiento de la ruralidad oaxaqueña. En 2005, de las 10,186 localidades que existían en la entidad, el 98.4% eran rurales, es decir, comunidades donde vivían menos de 2,500 habitantes. En tres cuartas partes de los municipios del estado, el 100% de su población era rural. El gran problema reside en que son precisamente estas localidades donde no se cuenta con sistemas de agua potable, ni drenaje, tampoco tienen escuelas de nivel medio superior, los caminos de acceso son de terracería, casi siempre se ubican en zonas montañosas de difícil acceso y es donde la educación obligatoria se enmarca en la bilingüe y bicultural de las zonas indígenas, el área educativa más atrasada y con menos apoyos del gobierno estatal. Por eso, también, el 53. 32% de la población mayor de 15 años no tiene la primaria terminada; en ese mismo grupo poblacional, el 28. 66% eran analfabetos.

Con esas características socioeconómicas, es obvio que el estado tiene nulas posibilidades de entrar con éxito al ranking de la competitividad nacional. Por eso, mientras el Distrito Federal ocupa el primer lugar en los índices de competitividad nacional, Oaxaca ocupa el último lugar en 2008. Estos índices miden la posibilidad de contar con una sociedad incluyente, capacitada académicamente, sana corporalmente, la calidad de las redes de comunicación, telecomunicaciones y la eficiencia del sistema financiero. En esas mediciones, el Estado de Oaxaca tuvo los peores índices, superado por estados igualmente poco desarrollados como Tlaxcala, Chiapas, Guerrero e Hidalgo.

Esta dinámica difícilmente podemos superarla apostando a un modelo de desarrollo que ha demostrado su incapacidad para elevar los niveles de bienestar de la población nacional. Basado en las condiciones sociales y culturales de la entidad, los gobiernos oaxaqueños debían hacer un alto en su dinámica de fracasos económicos, revisar los caminos seguidos hasta hoy, para plantearse una alternativa verdaderamente viable, a partir de las condiciones sociales reales con que se cuenta.

SIMA PANISTA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 8 de noviembre de 2008.

Sin afanes de oráculo, pero con la evidencia de los datos, es posible prever en el lamentable accidente de Juan Camilo Mouriño, el principio del fin del PAN al frente del destino de México. Bastó un sexenio para descubrir que la ideología de derecha de los fundadores del panismo, setenta años después habían desembocado en un río de ambiciones de riqueza, corrupción e incapacidad administrativa. El actual gobierno no tardó en mostrar el rostro de los negocios hechos al amparo del poder. Pero también nos dejó en claro que las nuevas generaciones panistas eran y son hombres preparados para los delitos de cuello blanco. Ésos cuyo destino no es la denuncia penal, sino el desfiguro social bajo la sombra protectora del poder político y la riqueza personal.

Ése fue, precisamente, el caso de Juan Camilo Mouriño (debo tocar el tema, aun cuando no sea políticamente correcto en estos momentos, aunque debo aclarar que lamento profundamente la muerte del padre de familia y el ser humano). Hasta donde sabemos, estudió una licenciatura en economía y una maestría en contaduría. Me imagino que el posgrado le enseñó cómo hacer las cosas administrativamente, sin dejar huellas para una querella judicial.

Por eso, cuando en la revista Contralínea, Ana Lilia Pérez documentó el conflicto de intereses del presidente de la Comisión de Energía de la cámara de diputados, él sabía que el asunto sería solamente un escándalo mediático. Esa fue la hebra que retomó López Obrador para darle proyección política y tono de denuncia al exhibir los contratos firmados por Mouriño como representante legal de un empresa al servicio de Pemex siendo, a la vez, servidor público. El caso no pasó de la denuncia y la comprobación del cambio de los tiempos. El entonces recientemente nombrado secretario de Gobernación, en una entrevista televisiva, con desparpajo aceptó haber firmado los papeles, pero negó haber violado alguna ley. Tenía razón, pero también dejaba en claro la visión empresarial panista del poder: los negocios y la abierta acumulación de capital, al amparo del poder.

Juan Camilo fue un hombre útil al panista Felipe Calderón. Fue de los pocos que entendieron que el poder se ejerce para mantenerse en él. Por eso, cuando encabezó la Oficina de la Presidencia, impuso la política de que los delegados federales debían ser de probada militancia panista y haber sido, por lo menos, candidatos a un cargo de elección popular. Ahí comenzó a tejer las redes de sus aspiraciones futuras. Por eso no fue extraño su nombramiento como secretario de Gobernación. Lo que nunca previó el presidente Calderón fue el cambio de la sociedad mexicana y la vulnerabilidad de su probable Delfín, por sus negocios hilados al amparo del poder.

También por eso, no tuvo nada de extraño el reciente comentario sobre la posible renuncia del secretario de Gobernación, después de la negación y reconvención de la Procuraduría General de la República para entregar el expediente de la investigación de la justicia española en torno a los hasta ahora oscuros orígenes de la fortuna familiar de los Mouriño Terrazos. Este episodio de la política panista se truncó por el accidente aéreo.

La lista de nombres de los posibles sucesores es la prueba palpable de la falta de alternativas del presidente de la República. Por eso, insisto, el incidente comienza la sima de la decadencia panista en el poder. Ojalá los delegados federales panistas comprendan que el año de Hidalgo aún no ha comenzado.


5 de noviembre de 2008

DESASEOS DE LA SAGARPA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 31 de octubre de 2008.

Es de todos conocido que el panismo, como gobierno, se ha caracterizado por la corrupción entre sus filas y la ineficacia para dirigir los destinos del país. En nuestra entidad, los delegados panistas se han distinguido por su incapacidad administrativa y el manejo faccioso de los recursos públicos federales. Han impulsado una verdadera campaña para cooptar organizaciones, atraer presidentes municipales y financiar asociaciones civiles que, piensan, pueden ser sus próximos aliados electorales. También hay toda una política para impedir la ejecución estatal de los recursos federales. Donde han podido, los delegados han boicoteado y aplazado la ejecución de los programas, además de impulsar los proyectos de sus más allegados o, quizá, donde ven la supuesta oportunidad para engordar al cochinito electoral.

Este es el caso de la Sagarpa, donde retrasaron la ejecución del Programa Soporte, hasta el cierre de las ventanillas para recibir documentación del Programa Adquisición de Activos Productivos, buscando que los productores y los municipios no tuvieran ninguna asesoría para la presentación de proyectos y, al final del año, hubiera una buena bolsa de recursos económicos para transferir al próximo año o para que los allegados y socios de la delegación de Sagarpa tengan prioridad en la asignación de los recursos.

A un mes y medio del cierre del ejercicio fiscal federal, la Sagarpa no ha iniciado aún la revisión y aprobación de los pocos proyectos presentados. Además, después de diez meses de su apertura, no ha autorizado un solo pago de los Programas Soporte y Adquisición de Activos Productivos. Uno de los programas graves es que la SEDER contrató a un buen números de profesionales que se desempeñan como Asesores de los Consejos Municipales de Desarrollo Rural Sustentable, quienes iniciaron labores desde el mes de junio y hoy, 31 de octubre, cinco meses después, aún no cobran un solo centavo del dinero que, al parecer, la Tesorería federal ya depositó para la delegación de la Sagarpa. Entre trámites burocráticos interminables y el abierto deseo de postergar los pagos, la Sagarpa juega con el hambre de los profesionales del campo oaxaqueño.

Pero no solo eso. Por disposiciones de la delegación de la Sagarpa, se prohibió financiar proyectos de servicios en el Programa Adquisición de Activos Productivos. Así han actuado las ventanillas de la SEDER; sin embargo, la delegación de la Sagarpa ha resuelto apoyar, entre otros más, cuatro proyectos de servicios. El matiz de su criterio quizá esté basado en los montos propuestos a asignar. Cada uno de los proyectos ecoturísticos tiene un costo promedio de tres y medio millones de pesos. El problema estriba en que las adquisiciones y los trabajos a efectuar están sobrevaluados. En realidad, ninguno de los proyectos cuesta la cantidad presupuestada y aprobada, en primera instancia, por la delegación de la Sagarpa.

Además, hay una clara triangulación entre un contratista privado, la Fundación Comunitaria que dirige Jaime Bolaños y el delegado de la Sagarpa, Edgar Guzmán Corral, para establecer una red de coyotaje, buscando sus propios beneficios personales.

Así, mientras los municipios que participan en los programas rurales, amparados por la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, tienen asignado un promedio de cien mil pesos para ejercer, a cuatro organizaciones privadas les van a entregar casi 16 millones de pesos, en proyectos sobrevaluados y que solo servirán para enriquecer a unos pocos vivillos del sistema.

FRACASO CULTURAL.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 26 de octubre de 2008.

Muy pocos ponen en duda que el último periodo de gobierno con un proyecto cultural, fue durante la administración de Margarita Dalton Palomo al frente del Instituto Oaxaqueño de las Culturas (IOC). Desde entonces, el gobierno estatal ha ido de tumbo en tumbo, confundiendo los espectáculos y presentaciones artísticas con el proyecto de desarrollo y fomento de las culturas oaxaqueñas.

En el afán de mostrar la supuesta importancia del desarrollo cultural, este régimen impulsó la transformación del IOC en una Secretaría de Cultura, con lo que de paso dejaron en claro que para ellos, la cultura era una sola –quizá la reconocida como occidental- y no la diversidad de manifestaciones artísticas y culturales que producen los muchos pueblos de Oaxaca, como se reflejaba en el nombre de la anterior institución.

Lo que el gobierno nunca observó es que el mal era de fondo. Nadie se puso a pensar en la inexistencia de un proyecto cultural gubernamental y, por lo mismo, cualquier modificación del nombre solo era un cambio burocrático más, beneficiando solamente al nombrado secretario y subsecretarios, por los altos sueldos que perciben.

El problema principal en el área cultural del gobierno del Estado es la incapacidad para comprender que la presentación de eventos artísticos y alguno que otro espectáculo de corte popular, no es el fin último de la administración, sino su función está en la posibilidad de crear las condiciones para impulsar el florecimiento de las artes y las manifestaciones culturales. Las sumas millonarias en pasajes, viáticos y sueldos para pagar a artistas famosos en otros tiempos y lugares del planeta, no compensan el abandono burocrático de las venas artísticas de un estado que ha dado muestra de ser una inmensa cantera de creadores y artistas locales.

Hace apenas tres sexenios, Oaxaca se caracterizaba por tener una verdadera explosión de poesía y literatura. En las librerías locales, incluso en los quioscos de periódicos y revistas, era posible encontrar folletos artesanales, con las obras de los poetas y literatos oaxaqueños. Hoy en día, no existe una sola editorial del gobierno estatal que publique la producción literaria oaxaqueña. Aquel florecimiento de la escritura local, se ha convertido en un punto de inflexión para los negocios de las imprentas particulares, donde los autores deben pagar ediciones privadas. El único pobre intento editorial del gobierno estatal se refugia en el IEEPO, donde, en verdadera clandestinidad, se imprimen textos que desaparecen en los subterráneos del vacío social.

Todos sabemos que Oaxaca es tierra de músicos. Sin embargo, no hay una sola instancia de gobierno que fomente la creación artística de los oaxaqueños, ni siquiera de nombre hay un área burocrática que grabe y ayude a comercializar la producción musical de los oaxaqueños.

Estas dos áreas las tomó sólo como ejemplo, porque nos conducen a la equivocada idea gubernamental de que sólo es arte aquello que se vende, lo que produce ganancias. En pos de la idea del arte empresarial, del artista-empresario, el gobierno del Estado ha abandonado las políticas de fomento cultural y artístico. Se cree que si Luis Miguel ha logrado triunfar, ¿por qué los músicos oaxaqueños no pueden convertirse en exitosos canta autores y colarse al esquema comercial privado para ganar dinero? Si las editoriales nacionales e internacionales pelean las obras de Pérez-Reverte, ¿por qué los autores oaxaqueños no entran al circuito comercial, para difundir sus escritos?

La equivocación de la concepción del fomento cultural ha llegado a tal grado, que, desde el sexenio pasado, se ha intentado frenar la gratuidad de las presentaciones artísticas. Desde entonces, para los funcionarios gubernamentales, un espectáculo o una presentación artística sólo tiene valor si los oaxaqueños están dispuestos a pagar para poder presenciarlos. Es sabido de algunas discusiones en la pomposamente llamada Secretaría de Cultura, donde se discute la imposibilidad de traer obras musicales, porque los oaxaqueños no tiene dinero para pagar la entrada. A ese absurdo ha llegado el intento de la privatización de la cultura y las artes en Oaxaca.

Por eso, no es ninguna novedad la noticia de que pintores de otras entidades han acaparado los mercados nacionales de arte pictórico, porque los artistas oaxaqueños no tienen acceso a ellos. Me imagino que los actuales directivos de la burocracia cultural han de estar más que felices del hecho: al fin, el mercado ha logrado imponer su mano invisible en la comercialización de las pinturas.

Tampoco nos debe llamar la atención el anuncio de que el Planetario Nundehui será entregado a la Fundación Harp Helú. Es otra muestra más de cómo el gobierno municipal y estatal están demostrando su incompetencia y su falta de conocimiento para el desarrollo de las culturas. Es la aceptación de la incapacidad administrativa gubernamental para impulsar una política de fomento cultural y, que, desgraciadamente, se considere que sólo donde hay riqueza se puede producir cultura, porque, tampoco las fundaciones empresariales son generadoras de arte y cultura. Cuando mucho se convierten en canales de comercialización de los artistas y las obras de arte que atesoran sus patrones.

BRAD WILL: JUSTICIA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 24 de octubre de 2008.

Te extrañamos, Lizbeth.

El miércoles pasado, el Juez Cuarto de lo Penal, dictó auto de formal prisión contra Juan Manuel Martínez Moreno, por el delito de homicidio calificado contra Bradley Roland Will, el 27 de octubre de 2006. También lo hizo contra Octavio Pérez Pérez, por encubrir el asesinato. Con este hecho, se cierra la primera etapa del controvertido caso y dejan de tener razón los dimes y diretes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) contra la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR).

Para dos, de tres poderes de la Federación, el caso es muy claro: el asesino de Brad Will se encontraba a dos metros de distancia, le disparó una bala en el centro del pecho y, más tarde, volvió a dispararle otra bala, en sedal, en uno de sus costados. Quienes trasladaron al camarógrafo de Indy Media a la Cruz Roja, no sólo encubrieron al delincuente, sino también ayudaron a borrar las huellas del crimen.

En este caso, como en otros, el prestigio de la CNDH queda en calidad de trapeador para las burocracias sin sentido. Como lo he manifestado, salvo en el mandato de su primer presidente, esta Comisión ha navegado entre las inmundicias de la defensa de las delincuencias profesionales, el olvido de la defensa de los derechos inalienables del ser humano -como en el caso de la muchacha bajacaliforniana obligada a procrear un hijo, producto de una violación- y la parafernalia de la mediatización de su actuación, para obtener el olvido ciudadano de las constantes pifias de su actual presidente, José Luis Soberanes, como su actuación al responder al llamado de los radicales de la ultraderecha, para convalidar la controversia constitucional contra la ley del aborto antes de las 12 semanas, emitida por la Cámara de Representantes del Distrito Federal.

A pesar de los pataleos de los familiares de Brad Will y de las concertadas acusaciones de las organizaciones no gubernamentales, extranjeras y locales, caracterizadas por denostar al Estado mexicano, el Poder Judicial ha dado la razón a las investigaciones de la PGR. De paso, ratificó lo que, desde un principio, la entonces Procuradora de Justicia del Estado, Lizbeth Caña Cadeza, había denunciado públicamente y le valió la demanda de su destitución por parte de la Sección 22, para entrar a un proceso de negociación con el gobierno estatal.

Por cierto, no es extraño el silencio de la dirigencia magisterial sobre la detención del asesino material, tampoco el silencio real del líder mediático de la APPO, Flavio Sosa. Ellos sí tienen conocimiento de la verdad del caso. Para desgracia de los familiares de los implicados, en este caso, como diría Jesús Reyes Heroles, la forma es fondo. Las negociaciones con el IEEPO, para obtener el dinero de las fianzas, se asemejan en mucho a las treinta monedas de plata que Judas recibió al entregar a su Maestro.
Para fortuna de los oaxaqueños, el caso Brad Will está en manos de los juzgados federales. No quiero imaginar este asunto en manos de los actuales ministerios públicos y jueces estatales. Si fueron capaces de liberar a una mujer que acuchilló a su esposo y lo vio desangrar durante dos horas, sólo por la presión mediática de la organizaciones feministas; si retiraron pruebas contra los detenidos por los delitos durante la Trifulca Política del 2006, no tengo ninguna duda que, en sus manos, los implicados en el asesinato de Brad Will no sólo estarían libres a estas horas, sino incluso serían reconocidos como los pro hombres de la ilusa “Primera Revolución del Siglo XXI”.