FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 14 de noviembre de 2008.
Envalentonados y sumidos en su propia irrealidad, la nueva dirigencia magisterial continúa su vieja historia: no leen la coyuntura nacional y se aferran a los intereses personales de la burocracia oaxaqueña. A ese malsano interés de quienes cobran en las nóminas del gobierno estatal estratosféricos salarios, sólo para planear sobre las posibilidades de su posible integración a la lista de candidatos priistas a diputados federales el próximo año. En ese entorno, su máxima divisa parece ser la frase: “No hagan olas”, mientras aspiran los sulfuros de hidrógeno emanados de los aquelarres asambleísticos magisteriales.
Ninguno de los involucrados se ha percatado del cambio de los vientos magisteriales de la federación. La patiza que el gobierno le ha acomodado a los sedicentes integrantes de la CNTE morelense ha sido de antología. No solo regresaron a las escuelas, sin avance alguno, sino que, incluso, veinte de sus dirigentes están sujetos a un sumario administrativo que les puede costar la plaza. En el proceso de repliegue magisterial, los padres de familia comprendieron que la educación pública está en sus manos. Al igual que los oaxaqueños de la Sierra Mazateca y varios municipios de los Valles Centrales, los morelenses tomaron en sus manos las escuelas, propusieron profesores y ahora se niegan a que los irresponsables de la CNTE regresen a los salones abandonados durante más de dos meses.
La diferencia entre los dos estados es que, en Morelos, los padres de familia cuentan con el respaldo y apoyo del gobierno estatal, para impedir que los necios presionen y amenacen con la pérdida del año escolar, si no son ellos quienes den las clases. Allá, tampoco se reúne la mayoría del gabinete de gobierno para escuchar las filípicas de los aspirantes a dirigir la sección magisterial; cuando mucho, se reúne con ellos el director de educación estatal… pero para que justifiquen su ausencia de las aulas y entregarles las notificaciones del proceso administrativo seguido en su contra por incumplimiento laboral.
Pero también es muy importante el mensaje del gobierno federal. Cuando el conflicto arreciaba, la secretaria de Educación Pública fue tajante al declarar que el Acuerdo para la Calidad Educativa se mantendría y los inconformes debían regresar a clases. Esa fue la señal para que el magisterio nacional comprendiera que las plazas no son propiedad particular y no se pueden heredar, tampoco se van a seguir asignando con “pase automático” a los revoltosos profesionales de las normales.
Hoy, después de la debacle magisterial morelense sabemos que el ACE va en serio. Eso también lo intuyen los dirigentes magisteriales oaxaqueños, incluyendo a los vándalos de las normales oaxaqueñas. Por eso, precisamente, su virulencia reciente y el abandono de las aulas durante buena parte de este mes. Pero, a diferencia del gobierno morelense, nuestros burócratas solo rezan para que transcurran los dos próximos meses y la ola de las campañas federales los salve de la iracundia magisterial el próximo mayo.
Lástima que los candidatos ya están más que amarrados y de la dupla educativa oaxaqueña, por lo menos uno se quedará a lavar los platos rotos que implicará no firmar el ACE en Oaxaca. Los famosos 44 mil millones de pesos obtenidos en la Cámara de Diputados federal se reducirán en varios miles de millones de pesos en el rubro educativo, los que deberá cubrir el gobierno estatal, para tener en calma a los rijosos de la Sección 22.