FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 8 de junio de 2009.
La última encuesta de María de las Heras, para el periódico Milenio, confirma lo que siempre se ha sabido: las próximas elecciones le darán al PRI un triunfo arrollador. Si en 2006, los medios de comunicación, especialmente la televisión, arrastraron el voto volátil al lado del PRD e hicieron ganar a una caterva de becarios los más jugosos emolumentos que habían obtenido jamás, el nuevo proceso electoral va a mantener a los indecisos en sus casas y el voto duro de los partidos, especialmente los del PRI, va a arrasar en las casillas electorales. Va a ser el triunfo de la inercia, más que de la voluntad de poder de los votantes.
Esta nueva encuesta muestra algunos otros interesantes datos. Por ejemplo, la campaña negra no ha logrado enderezar el rumbo del barco panista. A pesar de las acusaciones fáciles y la falta de pruebas para apuntalar los dichos o, quizá precisamente por eso, la dinámica de crecimiento de la votación panista no se ha incrementado sustancialmente. También, su estrategia de montarse en la credibilidad presidencial ha sido fallida. Los panistas no han logrado digerir el hecho de que la institución presidencial sigue pesando en el ánimo de los mexicanos, pero no se traduce automáticamente en proselitismo partidista. Muchos de los que ven bien a Calderón, son los mismos que votarán por otros partidos, en julio próximo.
Quizá lo más destacable de la encuesta de este periodo, es la tajante confirmación del poco valor de la personalidad de los candidatos en los procesos de elección para diputados y senadores. Esta enseñanza, el presidencialismo priista lo tuvo siempre muy presente, pero tampoco fue de su invención, porque se la copiaron al mejor gobernante oaxaqueño –que no estadista, como lo fue Juárez- que ha tenido el país: don Porfirio Díaz. La personalidad del candidato es lo de menos, por eso ahí enviaban a los amigos, los compromisos políticos y hasta a los artistas y deportistas que les interesaba destacar.
En las elecciones intermedias, lo importante, se lee en las encuestas, es la imagen y la estructura organizativa del partido político. Quizá por eso, al PRI oaxaqueño muy poco le pudo interesar la pésima imagen –política y física- del candidato del octavo distrito electoral; con una oposición dividida y sin una estructura electoral consolidada, Manuel de Esesarte casi tiene el triunfo en la bolsa. Su único problema radica en la posibilidad de que la misma estructura electoral del PRI, induzca el voto hacia cualquiera de los candidatos de los otros partidos, solo para cobrar cuentas políticas, como ocurrió en aquella dramática candidatura donde David Palacios perdió la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca.
También es de destacarse la lectura de la importancia de las viejas enseñanzas de la psicología de masas: los grandes conglomerados humanos reaccionan con el corazón, más que con el raciocinio; por eso, se les debe dar frases cortas, ideas concretas, muy definidas y en poco número. Esta estrategia propagandística la está aplicando a la perfección el Partido Verde Ecologista de México y sus números van hacia arriba, a pesar de la imposibilidad de la aplicación de las promesas electorales, como la pena de muerte y la dificultad para concretar el bono educativo, aunque en otros países, como en Brasil, ya se aplica. El Verde promete poco, pero los electores casi pueden visualizar sus propuestas.
Esa enseñanza no la entendió el PRI, que se quedó en las farragosas frases del tradicionalismo electoral, un verdadero galimatías de promesas y afirmaciones que nadie recuerda un segundo después de haberlos visto u oído. El resultado es su poco avance en las estadísticas de intención del voto, pero el PRI se sostiene por la inercia de su estructura electoral.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 8 de junio de 2009.
La última encuesta de María de las Heras, para el periódico Milenio, confirma lo que siempre se ha sabido: las próximas elecciones le darán al PRI un triunfo arrollador. Si en 2006, los medios de comunicación, especialmente la televisión, arrastraron el voto volátil al lado del PRD e hicieron ganar a una caterva de becarios los más jugosos emolumentos que habían obtenido jamás, el nuevo proceso electoral va a mantener a los indecisos en sus casas y el voto duro de los partidos, especialmente los del PRI, va a arrasar en las casillas electorales. Va a ser el triunfo de la inercia, más que de la voluntad de poder de los votantes.
Esta nueva encuesta muestra algunos otros interesantes datos. Por ejemplo, la campaña negra no ha logrado enderezar el rumbo del barco panista. A pesar de las acusaciones fáciles y la falta de pruebas para apuntalar los dichos o, quizá precisamente por eso, la dinámica de crecimiento de la votación panista no se ha incrementado sustancialmente. También, su estrategia de montarse en la credibilidad presidencial ha sido fallida. Los panistas no han logrado digerir el hecho de que la institución presidencial sigue pesando en el ánimo de los mexicanos, pero no se traduce automáticamente en proselitismo partidista. Muchos de los que ven bien a Calderón, son los mismos que votarán por otros partidos, en julio próximo.
Quizá lo más destacable de la encuesta de este periodo, es la tajante confirmación del poco valor de la personalidad de los candidatos en los procesos de elección para diputados y senadores. Esta enseñanza, el presidencialismo priista lo tuvo siempre muy presente, pero tampoco fue de su invención, porque se la copiaron al mejor gobernante oaxaqueño –que no estadista, como lo fue Juárez- que ha tenido el país: don Porfirio Díaz. La personalidad del candidato es lo de menos, por eso ahí enviaban a los amigos, los compromisos políticos y hasta a los artistas y deportistas que les interesaba destacar.
En las elecciones intermedias, lo importante, se lee en las encuestas, es la imagen y la estructura organizativa del partido político. Quizá por eso, al PRI oaxaqueño muy poco le pudo interesar la pésima imagen –política y física- del candidato del octavo distrito electoral; con una oposición dividida y sin una estructura electoral consolidada, Manuel de Esesarte casi tiene el triunfo en la bolsa. Su único problema radica en la posibilidad de que la misma estructura electoral del PRI, induzca el voto hacia cualquiera de los candidatos de los otros partidos, solo para cobrar cuentas políticas, como ocurrió en aquella dramática candidatura donde David Palacios perdió la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca.
También es de destacarse la lectura de la importancia de las viejas enseñanzas de la psicología de masas: los grandes conglomerados humanos reaccionan con el corazón, más que con el raciocinio; por eso, se les debe dar frases cortas, ideas concretas, muy definidas y en poco número. Esta estrategia propagandística la está aplicando a la perfección el Partido Verde Ecologista de México y sus números van hacia arriba, a pesar de la imposibilidad de la aplicación de las promesas electorales, como la pena de muerte y la dificultad para concretar el bono educativo, aunque en otros países, como en Brasil, ya se aplica. El Verde promete poco, pero los electores casi pueden visualizar sus propuestas.
Esa enseñanza no la entendió el PRI, que se quedó en las farragosas frases del tradicionalismo electoral, un verdadero galimatías de promesas y afirmaciones que nadie recuerda un segundo después de haberlos visto u oído. El resultado es su poco avance en las estadísticas de intención del voto, pero el PRI se sostiene por la inercia de su estructura electoral.
Lo cierto es que, estos dos partidos coaligados, van a tener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados federal, lo que permitirá tener un congreso que aceite el rumbo del camino del precandidato priista más fotogénico de la televisión. Hablo, por supuesto, del novio de La Gaviota.