29 de diciembre de 2008

NEOLIBERALISMO MEXICANO.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de diciembre de 2008.

El liberalismo económico nace propiamente cuando santo Tomás (1225-1274) establece en su célebre Suma teológica que la propiedad privada es un derecho natural del hombre concedido por la Divinidad para procurarle una vida feliz. A su vez, el Papa Juan XXII (1249-1334), en franca oposición a la Orden de los Franciscanos, calificaría de herética la doctrina sobre la pobreza absoluta de Cristo y sus discípulos; a partir de su tesis, la propiedad privada dejaría de ser pecaminosa y anticristiana. La idea tomaría vuelo con el médico y filósofo John Locke (1632-1704), se perfeccionaría con Adam Smith (1723-1790) y se haría modelo de desarrollo neoliberal con los californianos Howard Jarvis y Milton Friedman. Su dogma principal postula que la clave del crecimiento económico reside en la empresa privada, pues es la única capaz de activar la producción, generar riqueza, aumentar el ingreso general y garantizar el bienestar de la población.

En México, se introdujo cuando un grupo de tecnócratas, capitaneados por Carlos Salinas de Gortari, tomó como rehén al gobierno e hizo virar a la derecha al país. Con el propósito de entronizarlo, se pondría en marcha una ofensiva para borrar todo vestigio de soberanía; asegurar la preeminencia del interés transnacional; instalar en el centro de la política económica a los dueños del dinero y, simultáneamente, debilitar al sindicalismo mexicano; subordinar al PRI a las políticas prefijadas por el grupo en el poder, desnaturalizándolo, transformándolo en una mera agencia electoral legitimadora de la suplantación. Se persiguió a todo movimiento popular que opusiera resistencia; y se entronizó en el poder de la Federación y los estados a grises individuos, dóciles y complacientes.

Desmantelar al Estado y liquidar las instituciones revolucionarias de desarrollo económico y transformación social fue siempre el objetivo de los neoliberales en el país. Impulsaron el empobrecimiento del campo como nunca, cuando deliberadamente le restaron apoyos, buscando disminuir su participación en el aparato productivo y forzar la entrega de las tierras al capital privado. Provocaron la crisis de la empresa pública, mediante la táctica falaz de hacerla aparecer como irreversiblemente ineficiente. Eliminaron de golpe las políticas de protección a los pequeños y medianos industriales. Cancelaron o redujeron a extremos de inoperancia los subsidios destinados a las clases económicamente menos favorecidas. Abrieron a la participación privada la prestación de funciones esenciales del Estado, como los servicios de seguridad social. El ahorro de los trabajadores se incorporó, vía Afores, a la mesa de la especulación. Los precios de los artículos de consumo necesario fueron abandonados a su suerte en el azaroso campo de la oferta y la demanda.

Aunque se ha presentado como milagrosa panacea, el neoliberalismo no ha producido felicidad alguna entre los mexicanos y sí trajo una y mil calamidades. No logó incorporar a nuestro país al primer mundo, no trajo estabilidad económica ni la ofrecida capitalización. Expectativas y promesas se han diluido en crisis recurrentes, cada vez más profundas y acentuadas, que han golpeado y continuar golpeando con severidad al aparato productivo y a la población trabajadora, que ha visto caer el poder adquisitivo del salario a un nivel ínfimo sin precedente. En pocos años, el modelo hizo crecer la concentración de la riqueza, el desempleo, la falta de fuentes de ocupación y la pobreza.

Congruente con el propósito de otorgar primacía a la empresa particular, los gobiernos neoliberales rompieron el equilibrio finamente hilvanado por la Constitución de 1917, que hacía descansar el desarrollo nacional en el avance y la cooperación fructífera de tres tipos de propiedad: la propiedad nacional en ámbitos estratégicos, administrada por un Estado rector de los procesos económicos; la propiedad privada, sujeta a una función social; y la propiedad social de las clases trabajadoras (ejidos, sindicatos, cooperativas), pensada siempre como el factor de equilibrio entre el estatismo y el capitalismo.

El más grave efecto de las políticas neoliberales ha sido la desincorporación en masa de empresas públicas, como le llamaron a la venta y ruina del patrimonio nacional. En ese proceso, el Estado mexicano perdió gran parte del poder que la Constitución le reservó para salvaguardar su soberanía y, por eso, también ha perdido la capacidad para conducir al país por rumbos propios. El gobierno de la República es hoy un juguete manipulado por los círculos empresariales.

Desde la instauración neoliberal, a mediados de la década de los ochenta, el PRI perdió el poder, dejó de actuar conforme a los principios que le dieron origen y permanencia histórica, se alejó de las demandas populares, renunció a la lucha por la soberanía e independencia del país, dejó de ser el brazo político de la Revolución y se convirtió en una simple herramienta electoral para legitimar las atrocidades de los nuevos dueños del país.

Así se alejó a México de los fines originarios de las luchas populares. Se abandonó el ideal de ordenación social configurado por el Constituyente de 1917; el poder del Estado se puso el servicio de los capitales extranjeros; y se postergó indefinidamente la satisfacción de los derechos y la realización de los anhelos de reivindicación de los trabajadores del campo y las ciudades. Con el declive de la línea revolucionaria comenzó la debacle del pueblo, pero también la reposición de los sueños de emancipación, inspiradores de las luchas libertarias mexicanas.

20 de diciembre de 2008

PROGRAMAS RURALES.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 19 de diciembre de 2008.

Cuánta razón tiene el senador Adolfo Toledo Infanzón al solicitar que los programas que desarrollo rural, especialmente el Procampo, sean depurados y modificados. Hasta hoy, los recursos dedicados al campo no han servido más que para enriquecer a unos pocos funcionarios gubernamentales, a los muchos contratistas que pululan por las oficinas públicas y para que sobrevivan millones de campesinos pobres.

Hace unos meses, el Centro de Análisis e Investigación Fundar denunció que, en los 15 años de vigencia del Procampo, sólo 10 por ciento de los 2.4 millones de beneficiarios recibieron 16 mil pesos anuales, mientras el 80 por ciento obtuvieron menos de mil pesos al año (La Jornada, 14 de octubre de 2008). Entre los que reciben más dinero está el papá de Vicente Fox ¡después de muerto!, el mismo ex presidente y varios de los más renombrados cabecillas de las mafias del narcotráfico.

Es su origen, los programas de asistencia fueron establecidos por los gobiernos priistas para paliar la pobreza. En los regimenes panistas se han convertido en arcones de negocios familiares, donde lo mismo meten la mano los funcionarios y los delegados federales panistas, para impulsar sueños de grandeza y futuras candidaturas políticas, como también son utilizados por los pro hombres del panismo para aprovecharse del escaso recurso público. En el Procampo, los verdaderos beneficiarios son los latifundistas y los políticos metidos agricultores. Por eso, mientras un comunero oaxaqueño recibe menos de mil pesos ¡al año!, los familiares y hasta el ex presidente Vicente Fox cobran miles de pesos. Es la desvergüenza total: un supuesto rico empresario metido a político, esquilmando el presupuesto federal destinado a los más necesitados del país.

Pero no sólo es eso. Los recursos del Programa Adquisición de Activos Productivos fondeados en Oaxaca se dividen en dos. A una parte se le denomina "municipalizados" y distribuye entre 100 mil y 150 mil pesos a cada municipio de la entidad; una verdadera miseria para satisfacer las miles de solicitudes recibidas cada año en las dependencias gubernamentales. El otro monto, el mayor, denominado "federalizados”, queda en manos de los delegados federales. Con ese dinero se autorizan los proyectos de grandes montos, los que rebasan el millón de pesos para una sola persona o un pequeño grupo. Son los proyectos impulsados por los contratistas amigos de los funcionarios públicos y que, la mayor parte de las veces, tienen los costos sobrevaluados y se presupuestan entre dos o tres veces lo que realmente valen. De ahí sale el dinero para armar el supuesto "cochinito" para las próximas campañas electorales y, por qué no decirlo, también para el ahorro particular de los funcionarios públicos.

Ojalá que la demanda de la Comisión de Desarrollo Rural en el Senado de la República sea escuchada y atendida por la presidencia de la República. En realidad, a los Fox no les hará ningún daño perder la bicoca con que sangran el presupuesto federal; con los ahorros de Martita Sahagún en la Fundación Vamos México, los negocios privados de los Sahagún Bribiesca y los de Fox con los contratistas privados, la familia ex presidencial tiene lo suficiente para que vivan bien sus próximas generaciones. Pero también es necesario ordenar la operatividad de los programas, ahí se desangra más el presupuesto y es una de las causas de la persistencia de la pobreza mexicana y oaxaqueña.

14 de diciembre de 2008

PLANEACIÓN ESTATAL EQUIVOCADA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 14 de diciembre de 2008.

Cuando asumen el cargo, todos los gobiernos estatales reiteran su voluntad de impulsar el desarrollo del estado de Oaxaca, sin embargo, desde hace por lo menos treinta años, persisten los indicadores de una planeación equivocada, que ha dado como resultado la perseverancia de los índices más bajos de desarrollo social y los peores de competitividad y productividad económica. Durante todo ese lapso, el primer punto que llama la atención son las diferentes concepciones que cada gobierno ha tenido sobre el concepto desarrollo. La mayor parte, tomaron los conceptos establecidos en los planes de desarrollo nacionales.

Para algunos de ellos, el desarrollo era el mero crecimiento económico que lograría el tan deseado efecto del desbordamiento de la copa cuando se llena con la riqueza acumulada en manos privadas, provocando que, con el incremento de la riqueza personal, los empresarios dedicaran los excedentes al mejoramiento, ampliación y creación de nuevas empresas para proporcionar más y mejores empleos a una mayor cantidad de oaxaqueños, quienes con la capacitación adquirida en las escuelas, lograrían alcanzar mejores y más altos niveles salariales que sus patronos estarían dispuestos a ofrecer, a partir del incremento de la productividad en sus empresas y de la mejor calidad de los productos producidos en ellas. Algunos otros gobiernos se definieron o al menos intentaron vincular el desarrollo social con el crecimiento económico. Para ellos, lo importante era que los más empobrecidos de la sociedad, los indígenas, los obreros, los campesinos y las capas populares pudieran acceder a los beneficios del crecimiento económico. Veían en la participación social la posibilidad de lograr la meta del desarrollo.

Sin embargo, en lo que coincidían todas las administraciones era en la necesidad de alcanzar el anhelado crecimiento económico que permitiera incrementar el Producto Interno Bruto (PIB) estatal y tener una mayor participación en el PIB nacional. Identificaban el desarrollo estatal con el crecimiento económico, con el incremento de los índices económicos. Obviamente, influenciados por las políticas nacionales, identificaban a la empresa privada como la única con posibilidad de generar el crecimiento económico y, por lo mismo, de crear riqueza social.

Esta visión del constante crecimiento empresarial privado como método y medio para lograr el crecimiento económico nacional, fue el marco teórico e ideológico de todos los planteamientos y lineamientos que enmarcaron la ansiada meta del desarrollo de la sociedad oaxaqueña. Para alcanzarla, desde finales de la década de 1970, los gobiernos estatales impulsaron el proceso de la planificación propuesto por la administración del presidente López Portillo y se dieron también a la tarea de establecer sus propios programas estatales de desarrollo, para plantear su visión del desarrollo, sus objetivos y los lineamientos de políticas públicas que desarrollarían durante sus sexenios.

Durante la campaña presidencial de Miguel de la Madrid, un grupo de análisis político se percató que, si bien la Constitución otorgaba el marco legal para la planificación estatal, había muchas lagunas para su concreción. Su propuesta buscaba que la planificación y la programación fueron concebidas como instrumentos para reorganizar al gobierno federal, sus relaciones con los gobiernos estatales, con los sectores de los trabajadores y de los empresarios. Consideraban que, si bien se le había dado impulso institucional en la segunda mitad de los setenta, había sido en medio de dos contradictorios procesos: el primero la veía como una técnica administrativa para modernizar la estructura y el funcionamiento de los órganos del Estado, y, el otro, buscaba convertirla en un sistema rector del Estado para, en alianza con las fuerzas motrices del cambio, transformar a las estructuras socioeconómicas, buscando construir una sociedad más democrática en lo económico, lo social, lo político y lo cultural.

Así, en cuanto asume la presidencia de la República, De la Madrid propuso modificaciones a la Constitución Política nacional, especialmente en el artículo 25 para otorgarle al Estado la rectoría del desarrollo nacional, buscando que fuera integral para fortalecer la soberanía nacional y su régimen democrático; mediante el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, debía permitir el pleno ejercicio de la libertad individual, grupal y de las clases sociales. El Estado debía planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica nacional. En las modificaciones constitucionales, la planeación se entendía como la ordenación racional y sistemática de acciones para transformar la realidad del país, de conformidad con las normas, principios y objetivos constitucionales. Mediante la planeación se fijarían los objetivos, metas, estrategias y prioridades; se asignarían recursos, responsabilidades y tiempos de ejecución, la coordinación de las acciones y se evaluarían los resultados.

En el Artículo 21, establecía que el Plan Nacional de Desarrollo debía precisar los objetivos nacionales, estrategia y prioridades del desarrollo integral y sustentable del país, contener las previsiones sobre los recursos asignados a esos fines; determinar los instrumentos y responsables de su ejecución, establecer los lineamientos de política de carácter global, sectorial y regional; sus previsiones debían referirse al conjunto de la actividad económica y social.

Este es el marco constitucional en el que los gobiernos estatales se enredaron, a la hora de interpretar los diagnósticos de sus planes, para plantear las políticas públicas equivocadas que nos han llevado a continuar siendo uno de los estados más atrasados entre todos los de la república mexicana.

12 de diciembre de 2008

PAN: INERCIA DERROTISTA.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 12 de diciembre de 2008.

Si el gobierno de Felipe Calderón no modifica sustancialmente la estrategia política del PAN, el año próximo sufrirá una histórica derrota y volverá a ser sólo la segunda fuerza política en la Cámara de Diputados. Lugar de donde, por cierto, lo rescató Ernesto Zedillo para cumplir con los acuerdos secretos del Tratado de Libre Comercio.

El PAN vive uno de sus peores momentos. En su vigésima Asamblea Nacional, el grupo gobernante logró derrotar a la ultraderecha conservadora del yunquismo y parecía encaminarse hacia la conformación de un partido pragmático de derecha centrista; sin embargo, la falta de oficio político práctico de sus cuadros dirigentes los hizo reponer a Vicente Fox en un cargo clave, acción leída por la ultraderecha como rasgo de debilidad y catapultó el retorno de Manuel Espino a la tarea mediática, desde el Consejo Nacional panista. Es su guerrita interna.

En las próximas elecciones, el electorado calificará también el ejercicio del gobierno. Hasta hoy, la crisis económica mundial aún no desfonda el bolsillo de los mexicanos; sin embargo, el alza de la gasolina y el gas ya empezó a repercutir en el índice inflacionario que casi llega al 7% anual. El efecto será retardado y pegará exactamente en el segundo semestre de 2009, precisamente en el momento de las elecciones. Además, los panistas tampoco saben gobernar. Sus gobernadores han mostrado su incapacidad administrativa, insensibilidad social y son propensos a los desmanes y al ridículo ético; en general, la mayoría vive entre la mediocridad y el escándalo, como Emilio González Márquez, el jaliciense góber piadoso y etílico.

Mientras tanto, el PRI va posicionándose hacia una cómoda mayoría relativa. Según una encuesta de María de las Heras, la intención del voto para las próximas elecciones federales le darían al PRI el 38 por ciento de las posiciones, el PRD retornaría a su tradicional 20 por ciento y el PAN llegaría al 32 por ciento (Milenio, 8/12/2008). Sin embargo, en estos seis meses que faltan para las elecciones, al descrédito político del PRD se suma la ruptura del Frente Amplio Popular y, del lado del PAN, mantienen su incapacidad congénita para convertir sus buenas intenciones en estructura política y votos electorales.

El PAN no cuenta con una cantera de cuadros triunfadores que le permitan ser competitivo en los estados. Por ejemplo, en Oaxaca van a tener el problema de escoger entre los delegados federales, quienes han usado los fondos públicos para hacer promoción política personal o seguir en la inercia de candidatear a desconocidos, sólo para cubrir el trámite electoral. El problema es que los delegados federales ganan más que cualquiera de los secretarios del gobierno estatal y casi ninguno está dispuesto a entrar en un proceso electoral perdido de antemano. Entre ellos no hay voluntad política, porque son panistas de última hora; los mismos que se irán al PRI en cualquier hora del triunfo.

Por último, y no menor en importancia, aquí los panistas eligieron a su peor candidato para dirigirlos. Un hombre que no invirtió un solo peso propio ni hizo campaña cuando fue candidato a diputado local; ya en la curul, lo financió el presidente priista de la Gran Comisión de entonces y lo impulso a aspirar a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez. Ese mismo “Libretón” va a dirigir la campaña electoral federal panista. ¿Alguien se puede preguntar por qué van a perder los once distritos electorales federales?

7 de diciembre de 2008

POLÍTICAS ECONÓMICAS EQUIVOCADAS.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 7 de diciembre de 2008.

En Oaxaca, la persistencia de la miseria y pobreza con desigualdad ha sido impulsada por las equivocadas políticas públicas económicas. Para empezar, al menos desde 1981, ningún gobierno ha definido con claridad su concepto de desarrollo. Tampoco se pusieron de acuerdo, ni han terminado de comprender que el crecimiento económico no conduce necesariamente y unívocamente al proceso de desarrollo, en cualquiera de las últimas cuatro vertientes que han tomado carta de naturalización en la discusión teórica y práctica instaurada a nivel mundial.

Desde una perspectiva comparativa, en el estado se han repetido los viejos esquemas transitados en el país. En mucho, vivimos aún en una etapa superada a nivel nacional desde la década de los cuarenta, cuando se dejó atrás el viejo modelo agrario-exportador, para plantear la posibilidad de la industrialización bajo el esquema de la sustitución de importaciones.

Por el contrario, nuestro estado se mantiene en el primer esquema. Sus características son las de una entidad dedicada a la agricultura de subsistencia, con muy poca actividad agropecuaria y agroindustrial. En realidad, casi todo lo que producimos lo consumimos y solo una mínima parte de la producción estatal sale al mercado externo, pero fundamentalmente como materia prima y no en productos manufacturados. Quizá por esto, ha sido una constante de los gobiernos estatales la necesidad de impulsar la industrialización de la entidad, bajo las mismas premisas y con las mismas promesas que el gobierno federal impulso la industrialización a partir de 1940.

Recordemos que el modelo agrario exportador saltó en pedazos en el período de intervalo entre las dos guerras mundiales, cuando los países más desarrollados compraban las materias primas a bajo precio, sin disminuir los precios de sus productos manufacturados, a pesar del incremento de la productividad y la tecnologización de sus industrias. Era un proceso oligopólico, de intercambio desigual, según Raúl Prebisch, donde los países de la periferia transferían excedentes económicos a los centros. En ese entorno surge la Segunda Guerra Mundial. Mientras Estados Unidos y Europa se enfrascaban en el conflicto, dejando de producir los productos para su consumo interno, los países latinoamericanos encontraron su gran oportunidad para producir mercancía ligera, en un proceso conocido después como sustitución de importaciones, impulsando un modelo basado en la industrialización y en el crecimiento del mercado interno.

El círculo vicioso oaxaqueño es la repetición de este esquema, con especial énfasis a partir de la década de los 80. La burocracia estatal se percata de la existencia de un proceso económico de intercambio desigual con el resto del país y la inexistencia de un mercado interno consolidado, entonces, la respuesta planteada es la misma que experimentó –con relativo éxito- el gobierno mexicano a partir de la década de los 40: el proyecto de la industrialización, la búsqueda de la mayor productividad y la tecnología de punta. Aunque en la entidad no se le aplica el nombre de “sustitución importaciones”, sí se retoma mecánicamente el procedimiento y lo plantean como un modelo de desarrollo para el Estado de Oaxaca.

En muchos sentidos, ese esquema de desarrollo económico nacional, impulsado especialmente a partir del modelo de sustitución de importaciones, buscando la industrialización y su consiguiente resultado de crear un empresariado privado fuerte, pujante y competitivo, ha llevado a los gobiernos estatales a concentrar aquí todos los grandes males observados en la escala nacional, sin tener los pocos beneficios alcanzados allá.

Si bien es cierto que el modelo impulsó el crecimiento de la economía mexicana, colocando la industria como eje de acumulación del capital y desarrollando los servicios, elevó el empleo e incrementó los salarios reales y alteró de manera importante la estructura social y espacial del país, aumentando el peso de los trabajadores asalariados de las capas medias y de la población urbana sobre la rural, también fue incapaz de abrir un verdadero sistema productivo nacional, coherente e integrado, sobre todo porque, los países como México, tenían una incapacidad estructural para generar las divisas que reclamaba el desarrollo económico, lo que impidió mantener el impulso del esquema.

Esta es la misma situación de Oaxaca. Todos los diagnósticos de los planes estatales de desarrollo, a partir de la década de los ochenta, confirman la existencia de un escaso ahorro interno y la falta de capital para financiar la industrialización, fundamentalmente por la inexistencia de la propiedad privada en el entorno rural. Así, los campesinos, a quienes los planes de desarrollo quieren ver como rancheros agrícolas, no logran encontrar financiamiento para impulsar los procesos de infraestructura hidroagrícola y agroindustrial. A esta situación debemos agregar que el proceso de sustitución de importación nacional impulsó un paulatino abandono del sector agropecuario, focalizándolo a la producción de la materia prima de la industrialización y olvidándose de las demás ramas de la producción agrícola. Así se comenzó a perder la autosuficiencia alimentaria y crecieron las importaciones de productos agropecuarios.

Enmarcados en ese proceso, durante casi 30 años, los diferentes gobiernos estatales que han dirigido el destino del Estado de Oaxaca se han equivocado reiteradamente en el proceso para concretar el deseo de impulsar el desarrollo económico de la entidad.

5 de diciembre de 2008

ABANDONO EDUCATIVO.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 5 de diciembre de 2008.

El 15 de octubre pasado, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en el informe La ortografía de los estudiantes de educación básica, reveló que todos los niños en tercero de primaria y el 98 por ciento de los alumnos de sexto de primaria y tercero de secundaria tienen problemas para acentuar las palabras agudas y el pretérito de los verbos. Tampoco utilizan bien la transparencia grafemática: no usan correctamente la b y la v, ni la c y la s. Tienen problemas con las mayúsculas en las palabras y omiten frecuentemente la letra h.

Lo grave del caso es que los mejores resultados los obtuvieron los alumnos de escuelas primarias particulares, tanto en tercero como en sexto grados. Los estudiantes de planteles rurales de gobierno obtuvieron las calificaciones más baja, seguidos de escuelas de educación indígena.

Mientras los niños mexicanos tienen problemas educativos, los profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) lograban que, al menos en Quintana Roo, Guerrero y Oaxaca, se suspendiera la aplicación de la Alianza por la Calidad Educativa (ACE), una propuesta del gobierno federal para profesionalizar al magisterio, controlar la venta y la herencia de las plazas, evaluar los resultados académicos escolares y mejorar la infraestructura física de las escuelas. Su lucha se centra ahora en Michoacán, después de haber sido derrotados en Morelos.

En Oaxaca, los funcionarios del IEEPO y la Secretaría General de Gobierno demostraron que no saben leer las coyunturas y dejaron ir la posibilidad de acotar los desplantes del dirigente de la Sección 22. Hace unos días anunciaron que en Oaxaca no se aplicará la ACE, sino se propondrá un proyecto alterno para mejorar la educación básica, además de cerrar los módulos educativos creados cuando los profesores holgazaneaban en el zócalo de la ciudad y se establecía el compromiso de regresar 45 escuelas a manos de los líderes de la 22.

Parece clara la claudicación del gobierno para dirigir los destinos de la educación oaxaqueña, pero, eso sí, los funcionarios garantizan una precaria estabilidad política durante los primeros meses del próximo año. Lo que nadie dice, incluso la borregada magisterial de la Sección 22 lo ignora, es que las 45 escuelas devueltas son precisamente donde los módulos dejan de funcionar. No se regresan escuelas, solo dejan de trabajar las paralelas creadas con personal de la Sección 29; las escuelas donde esa Sección tiene mayoría continuarán trabajando, como hasta ahora. Eso, también, le permitirá a los radicales de la Sección 22 paralizar las clases en junio del próximo año, en medio del proceso federal electoral, para obtener las prebendas económicas anuales acostumbradas.

Nuestro problema es que al sindicato magisterial oaxaqueño no le importa la calidad educativa, ni el gobierno termina por comprender su estrategia política. El sindicato busca demostrar la ingobernabilidad en la entidad y la incapacidad administrativa de los funcionarios para aplicar las normas institucionales de convivencia, además del beneficio económico personal de sus líderes, y, de paso, obtener mejoras salariales para las masas magisteriales movilizadas. A nadie le importa la calidad de la educación oaxaqueña, porque, por su parte, nuestros funcionarios viven al día y pensando solo en el cargo político-electoral siguiente, aplicando la máxima del gobierno foxista: “¡Que se pudra Oaxaca!”.


30 de noviembre de 2008

OAXACA: POBREZA CON DESIGUALDAD.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 30 de noviembre de 2008.

La desigualdad económica entre regiones es así, debido al dispar crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en cada entidad. En un documentado trabajo, Ana Luz Soto Ramos, ha descrito que, si bien el PIB nacional, en términos reales, creció a una tasa anual de 0.2% en 2001, ocho entidades aportaron de manera conjunta el 62% del total. El restante 38% lo generaron las demás entidades; entre ellas, el estado de Oaxaca participó sólo con el 1.5%, muy lejos del 22.5% del Distrito Federal, el 10.1% del Estado de México, el 7% de Nuevo León o el 6.6% de Jalisco.

En el caso del PIB del sector agropecuario, silvicultura y pesca, para ese mismo año, Jalisco participó con el 10.5% del total, Veracruz el 7.7%, Michoacán el 6.9%: mientras que Oaxaca y Guanajuato sólo aportaron el 4.2% respectivamente. En el sector industrial, ocho entidades contribuyeron de manera conjunta con el 62.7%, entre ellos el Distrito Federal con 18. 4%, el Estado de México con 13.2%, Nuevo León con 7.4%, Jalisco con 6.4%, mientras que estados como Guerrero y Oaxaca, sólo participaron con el 1.2%. En el sector servicios, las entidades que más aportaron fueron el Distrito Federal con 25.5%, el Estado de México con 9.3%, Nuevo León con 7.1% y Jalisco, 6.4%, mientras Oaxaca, Yucatán, Querétaro y San Luis Potosí sólo aportaron el 1.5%, respectivamente.

El bajo desempeño económico del estado arroja resultados desastrosos en los índices sociales, como el de marginación. Según el Consejo Nacional de Población (Conapo), con base en el IX Censo General de Población y Vivienda, el estado de Oaxaca ocupa el primer lugar en pobreza del país. Esta situación se repite, con respecto a las siete entidades ubicabas en el grupo de alto grado de marginación, donde Oaxaca ocupó el primer lugar en 1970, en 1980 y en 1990 ascendió al segundo lugar y de 1995 a 2000 se situó en el tercer sitio. En 30 años Oaxaca escaló dos lugares, para situarse sólo por encima de los estados de Chiapas y Guerrero.

Visto así, Oaxaca se ha caracterizado por mantener un marcado grado de desarrollo desigual y bajo crecimiento económico. Las actividades económicas estatales no generan empleos suficientes para absorber en totalidad la oferta de mano de obra, por lo que hay una creciente emigración hacia los estados del Centro y Norte del país, y, actualmente, a Estados Unidos. Además, el sector primario estatal no ha logrado salir del círculo vicioso de la agricultura de subsistencia y de temporal. Estas bajas tasas de crecimiento económico del PIB, la baja participación en el PIB nacional y el alto grado de marginación, constante desde hace 30 años, muestran la necesidad de redimensionar los factores que inducen a la pobreza, la marginación y la desigualdad, para plantear una nueva alternativa de desarrollo que se base en la realidad socioeconómica y cultural del estado, para impulsar un proceso de desarrollo acorde a esas condiciones sociales estatales.

En general, podemos afirmar que el impulso a la economía basada en la empresa con apropiación privada del excedente, que sintetiza la visión empresarial del desarrollo nacional, si bien ha producido crecimiento del Producto Interno Bruto del país, también ha producido una alta concentración de la riqueza en manos de muy pocas familias, y muy pocas personas. No garantiza, pues, la igualdad económica, ni la posibilidad de mejores niveles de bienestar de la población en general, aunque sí el excesivo enriquecimiento de un sector muy reducido de la población.

Aunque esta situación se ha visto reflejada en el Estado de Oaxaca, la diferencia, con el resto del país, consiste en que, si bien a nivel nacional las condiciones socioeconómicas, culturales e históricas, quizá estén dadas para impulsar un modelo de desarrollo basado en la apropiación privada e individual de los excedentes de la producción, en Oaxaca las condiciones son totalmente diferentes. Es precisamente la aplicación a rajatabla del modelo de desarrollo económico capitalista del país, la que nos ha conducido a contar con una mayoría de la población en situación de pobreza permanente y sin ninguna posibilidad de integrarse al proceso de crecimiento económico, tan anunciado y buscado por los regímenes políticos de la entidad y del país.

Por eso, mientras en el país se puede observar el enriquecimiento constante de un pequeño sector de la población, en Oaxaca, la inexistencia del ahorro interno, la carencia de esta visión empresarial privada y el propio desarrollo histórico totalmente diferente del resto del país, ha imposibilitado la conjunción de visiones y la coordinación con las políticas nacionales de desarrollo, lo que ha conducido a un estado permanente de miseria y pobreza de la mayoría de la población estatal.

En nuestro estado, como en general en el Sureste del país, la persistencia de la miseria y pobreza con desigualdad, es la diferencia con el resto de México, donde hay acumulación de riqueza con desigualdad.

28 de noviembre de 2008

PANISMO DESCENDENTE.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 28 de noviembre de 2008.

El demudado rostro del presidente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, al presentar al ex secretario particular de Felipe Calderón y virtual coordinador de la próxima campaña electoral federal, César Nava, es la prueba más palpable de la crisis existencial del panismo en el gobierno. Su rictus de impotencia e inseguridad se acentuó cuando, en la televisión nacional, César Nava anunció, sin ningún recato y adelantándose a los tiempos y las formas, su próxima candidatura a diputado federal y la coordinación de la menguada fracción parlamentaria panista siguiente.

Lo que parecía ser un reacomodo para ajustar las estrategias de gobernabilidad del gobierno federal, salta de su soporte lógico al observar los cambios ocurridos en el gabinete presidencial. La debacle panista, producida por la intromisión de los intereses y los negocios personales, la inmadurez política-administrativa de sus principales cuadros, el conflicto con el radicalismo clerical derechista y la reiterada indisposición para aprender los vericuetos de la política real, indujo a Felipe Calderón a buscar otras posibilidades de recomposición interna para posicionar a su corriente. Sin embargo, la muerte de Juan Camilo Mouriño le cerró la puerta para entrar a los senderos de la negociación y la consolidación de fuerzas, bajo la perspectiva de una promesa de futuro. Sin Mouriño, el PAN no sólo se quedó sin Delfín, sino también está demostrando su incapacidad de auto regeneración. Cortada de tajo la posibilidad de la sucesión heredada, el panismo regresa al aquelarre del retorno de los brujos.

Esta es la lectura del llamado presidencial a Fernando Gómez Mont para dirigir la secretaría de Gobernación y su convocatoria a Luis Felipe Bravo Mena para ocupar la Secretaría Particular. No son hombres del Presidente y pertenecen a otros establos políticos con proyectos divergentes a la camarilla gobernante. Lo que pareciera ser una conjunción de fuerzas, en la práctica se está convirtiendo en la peor muestra de debilidad presidencial y reveladora de la desesperación al ver diluirse el control de las redes reales del ejercicio del poder. Los reacomodos están mostrando a una presidencia espantada por el vaticinio de las encuestas, con el PRI controlando la Cámara de Diputados federal y dirigiendo al Senado de la República, para impulsar el cobro de la factura de la alternancia en el poder.

Mientras eso ocurre en el Distrito Federal, en Oaxaca los panistas se aprestan a apostarle a la vida fácil. Juegan a impulsar a su directiva estatal al ya conocido Carlos Moreno Alcántara, el famoso “Libretón”. Un hombre que, de la nada, llegó a candidato a diputado local, en aquellos tiempos cuando nadie quería ser candidato panista a cargo alguno. El Libretón se caracterizó por no hacer campaña política. Su única propaganda se redujo a unas hojas fotocopiadas pegadas en algunas calles, de algunas colonias de la ciudad. Es más, según algunos de sus amigos, no gastó un solo centavo de su bolsillo, pero pidió prestados 30 mil pesos, tope auto impuesto a su campaña y con el que llegó a la legislatura local. Los votantes de Oaxaca, en esa ocasión, votaron contra el PRI y el Libretón ganó.

En unos días más lo veremos dirigir al panismo local, si los amarres de sus padrinos en las delegaciones federales se concretan. Es lógico esperar que el PAN tenga como futuro inmediato el abandono, la desidia y la apuesta en la suerte. Pareciera ser que su destino, nacional y local, está más que cantada.

25 de noviembre de 2008

DESIGUALDAD ECONÓMICA.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 25 de noviembre de 2008.

La visión del gobierno federal, para impulsar el desarrollo económico del país, se ha caracterizado por la persistencia del apoyo y el impulso a las empresas privadas, como únicos motores para alcanzar el crecimiento económico. Los resultados de estas políticas no han sido benéficos para la mayoría de los habitantes del país.

Por ejemplo, durante los treinta años que van de 1940 a 1970, la economía del país de caracterizó por altos porcentajes de crecimiento del Producto Interno Bruto nacional, llegando a alcanzar cifras de hasta 11.7 por ciento durante el sexenio de Adolfo López Mateos. Sin embargo, al final de ese periodo, conocido como el “desarrollo estabilizador”, el 39.2 por ciento de los mexicanos vivían en condiciones de pobreza extrema y el 23.3 por ciento estaban catalogados como pobres. A pesar que 62.5 por ciento de los mexicanos eran considerados pobres, para ese mismo año, el Banco de México informaba que el 20 por ciento de las familias mexicanas concentraban el 56 por ciento del ingreso nacional y 10 años después ya tenían el 60 por ciento.

Con estos datos, es claro concluir la falsedad del argumento de que el crecimiento económico sostenido garantiza un incremento de los niveles de bienestar de la población en general. Esos largos años del proceso de la sustitución de importaciones o de la industrialización del país, solo tuvo como resultado la concentración del ingreso en muy pocas manos de los ricos del país.

Con la llegada de la “década pérdida”, en términos macroeconómicos, para América Latina y México, a partir del sexenio del presidente Miguel De la Madrid comienza el periodo de la privatización de las empresas paraestatales, la apertura comercial al exterior y la nueva visión de que las empresas y las inversiones financieras extranjeras eran la nueva esperanza del crecimiento económico del país. Este nuevo esquema se consolida y toma forma de política de Estado en el régimen de Carlos Salinas de Gortari, quien incluso llegó a afirmar, en su V Informe de Gobierno: “"Sin duda la estabilidad económica, la desregularización y la privatización han permitido la creación de grandes grupos financieros y empresariales... (sin estos grupos) difícilmente podríamos acometer los retos de la globalización y la competitividad y quedaríamos fuera de los mercados mundiales.”

Esta nueva apuesta al desarrollo económico nacional, basado ahora en la primacía del capital extranjero, pero también fortaleciendo al empresariado nacional, ha dado, de nueva cuenta, como resultado el crecimiento de la desigualdad en México. El gran problema es que esta política neoliberal, basada en el ya famoso Consenso de Washington, no ha producido los espectaculares crecimientos del PIB de las décadas pasadas, sino incluso ha llegado a decrecer en algunos periodos. En general, el crecimiento económico nacional no ha logrado rebasar un modesto 3 por ciento, en los mejores años de desempeño económico, desde que se instauró la política económica neoliberal hasta la fecha.

Sin embargo, lo que ha producido es una alta concentración de la riqueza en manos de muy pocas familias. Según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en octubre de 2008, la desigualdad en el ingreso y el nivel de pobreza en México seguían siendo de los más altos en los países que integran esa organización. Nuestra desigualdad en el ingreso es 1.5 superior al promedio de la OCDE y dos veces superior al de Dinamarca. El ingreso medio del 10% de la población más pobre es inferior a mil dólares. Por otra parte, la distancia entre el ingreso de la clase media y el del sector más rico es mayor que la de cualquier otro país.

La aplicación a rajatabla del modelo neoliberal del desarrollo económico en el país, ha conducido a mantener a una mayoría de la población en situación de pobreza permanente y sin ninguna posibilidad de integrarse al proceso de crecimiento económico, mientras se puede observar el enriquecimiento constante de un pequeño sector de la población.

En este año, solo 39 hombres de negocios o familias tenían cotizadas sus empresas en la Bolsa Mexicana de Valores por un valor de 135 mil millones de dólares, equivalente a 12.3 por ciento del Producto Interno Bruto del país. Sin embargo, de ese total, solo 10 hombres o sus familias concentraba el 81 por ciento de esa riqueza privada. En promedio, cada uno de los diez más ricos de México, ganaron 836 mil 481 dólares diarios durante el último año y medio: casi 9 millones de pesos por día. Reduciendo aún más el intervalo, de los diez, Carlos Slim y familia concentran el 45.8 por ciento del total de esa riqueza, con una fortuna valuada en 61 mil 889.5 millones de dólares (La Jornada, 02 de julio de 2008).

Las políticas económicas seguidas por los diferentes gobiernos federales mexicanos se han caracterizado por definirse en la búsqueda de la acumulación privada de riqueza, pero con desigualdad entre todos los mexicanos. Se gobierna, en términos económicos, para unos pocos y a las mayorías se les atosiga con eufemismos del combate contra la pobreza.
fmtzlopez@gmail.com

17 de noviembre de 2008

El TELETÓN.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 16 de noviembre de 2008.

Ha comenzado en la televisión y en la prensa la parafernalia del Teletón. Especialmente en Televisa, se induce a la gente a donar dinero, apelando al sentido de solidaridad de los más pobres, los más necesitados; aquellos a quienes más afecta la crisis económica que apenas comienza a golpear el bolsillo de los mexicanos. Con la técnica del marketing, la de la publicidad comercial, para apelar a los sentimientos más profundos de los seres humanos, se induce a las personas a donar dinero, bajo la premisa que hará bien a los desvalidos que ciertamente lo necesitan. No dudo que mucha gente donará dinero, con buena voluntad. Donde no veo esa misma actitud es en la directiva de la empresa que promueve la anual sangría económica de todos los mexicanos, para un fin loable, pero cuyos resultados dejan mucho que desear.

Decía, y con mucha razón, John Maynard Keynes que las motivaciones principales de la empresa capitalistas son el egoísmo, la avaricia y la usura. Hasta hoy, en lo personal, no he conocido a un empresario que, cuando se trata de dinero, actúe con sentido de solidaridad social o generoso desprendimiento de lo material; eso me recuerda que una de las parábolas más conocidas del Cristo se refiere a que es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de los cielos.

Por eso, mucho extraña que una empresa comercial, como Televisa, ceda parte de su tiempo de programación a un acto de caridad social, recaudando fondos para apoyar a los discapacitados, a quienes también, por cierto, ahora se les denomina “personas con capacidades diferentes”. Pero no solo eso, sino que también las grandes empresas, con trato directo con el público, donen impresionantes cantidades de dinero para algo tan distante del interés general de la empresa. ¿Será acaso que se equivocaron los teóricos de la economía y la sociología, y también se equivocó el guía espiritual de la cultura occidental?

Parte del velo cae cuando observamos que quienes aportan grandes sumas, el día y la noche televisado del Teletón, son las cadenas comerciales de tiendas de autoservicios y farmacias. Pero ellos no entregan el dinero, las ganancias de sus accionistas, sino lo recaudado con el famoso “redondeo”, es decir, los centavos que para completar el peso de toda compra, solicitan se donen al Teletón; cada redondeo quizá son algunos centavos, pero si contabilizamos todas las miles de operaciones realizadas diariamente en cada tienda comercial o en cada farmacia, nos percataremos que, primero, no todo lo recaudado llega a las arcas del Teletón y, segundo, las empresas entregan el dinero en su nombre y con el recibo pueden deducir esas cantidades de los impuestos que debían pagar a la Tesorería de la Federación. Pagan con dinero ajeno los impuestos que debían cubrir con el dinero propio. En la práctica, todas las empresas que donan al Teletón dejan de pagar impuestos al gobierno federal y todavía nos queda por saber ¿cuánto es realmente lo que la Fundación Televisa les factura de donación y cuánto es lo que donan realmente? Porque otro de los secretos de las fundaciones es que, como no le rinden cuentas a nadie, pueden jugar libremente con los papeles comprobatorios. Ese es el secreto de estas campañas publicitarias, que tanto sangran a la economía nacional.

Por eso, también, es precisamente la Fundación Televisa la encargada de recibir tanto dinero y la que construye y administra los hospitales beneficiados por el Teletón. En realidad, nadie sabe cuánto cuesta construir y mantener un CRIT. Aunque el terreno lo donen los gobiernos de los estados, no sabemos si la Fundación, a la hora de contabilizar los costos del proyecto, también lo incluyen para incrementar el costo global, porque, todo el dinero utilizado, independientemente de quién lo haya dado, para la construcción y el mantenimiento de los hospitales, es deducido de los impuestos que Televisa debía pagar al fisco federal y, como nadie sabe cuánto invierte la empresa y cuánto es dinero de los mexicanos y los gobiernos estatales, Televisa tiene un negocio redondo: hace caravana con sombrero ajeno, paga menos impuestos de sus estratosféricas ganancias y todavía le agradecemos su bonhomía, en nombre de la población vulnerable de México.

Para eso, las empresas crean la Fundaciones. No son para el bien común, sino para limpiar las grandes sumas de sus ganancias y pagar menos dinero a la hacienda pública. Por eso, hasta que no transparenten su ejercicio fiscal, los teletones y “redondeos” de las fundaciones y las empresas debían movernos a la reflexión y a la duda.

De esta situación, incluso el gobierno federal ya se percató. Por eso, al inicio de su gestión, el presidente Calderón impulsó una ley para que las fundaciones entregaran los recursos propuestos para donativos a la hacienda pública y que no hubiera exención de impuesto, salvo para gastos comprobados y aprobados directamente por la Secretaría de Hacienda federal. Obviamente que la propuesta no prosperó. Tirios y Troyanos: partidos, empresas y ONGs se opusieron a la iniciativa. Claro, son los principales beneficiarios del cochinito del dinero vertido sin control ciudadano ni gubernamental.

15 de noviembre de 2008

IRRESPONSABILIDAD EDUCATIVA.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 14 de noviembre de 2008.

Envalentonados y sumidos en su propia irrealidad, la nueva dirigencia magisterial continúa su vieja historia: no leen la coyuntura nacional y se aferran a los intereses personales de la burocracia oaxaqueña. A ese malsano interés de quienes cobran en las nóminas del gobierno estatal estratosféricos salarios, sólo para planear sobre las posibilidades de su posible integración a la lista de candidatos priistas a diputados federales el próximo año. En ese entorno, su máxima divisa parece ser la frase: “No hagan olas”, mientras aspiran los sulfuros de hidrógeno emanados de los aquelarres asambleísticos magisteriales.

Ninguno de los involucrados se ha percatado del cambio de los vientos magisteriales de la federación. La patiza que el gobierno le ha acomodado a los sedicentes integrantes de la CNTE morelense ha sido de antología. No solo regresaron a las escuelas, sin avance alguno, sino que, incluso, veinte de sus dirigentes están sujetos a un sumario administrativo que les puede costar la plaza. En el proceso de repliegue magisterial, los padres de familia comprendieron que la educación pública está en sus manos. Al igual que los oaxaqueños de la Sierra Mazateca y varios municipios de los Valles Centrales, los morelenses tomaron en sus manos las escuelas, propusieron profesores y ahora se niegan a que los irresponsables de la CNTE regresen a los salones abandonados durante más de dos meses.

La diferencia entre los dos estados es que, en Morelos, los padres de familia cuentan con el respaldo y apoyo del gobierno estatal, para impedir que los necios presionen y amenacen con la pérdida del año escolar, si no son ellos quienes den las clases. Allá, tampoco se reúne la mayoría del gabinete de gobierno para escuchar las filípicas de los aspirantes a dirigir la sección magisterial; cuando mucho, se reúne con ellos el director de educación estatal… pero para que justifiquen su ausencia de las aulas y entregarles las notificaciones del proceso administrativo seguido en su contra por incumplimiento laboral.

Pero también es muy importante el mensaje del gobierno federal. Cuando el conflicto arreciaba, la secretaria de Educación Pública fue tajante al declarar que el Acuerdo para la Calidad Educativa se mantendría y los inconformes debían regresar a clases. Esa fue la señal para que el magisterio nacional comprendiera que las plazas no son propiedad particular y no se pueden heredar, tampoco se van a seguir asignando con “pase automático” a los revoltosos profesionales de las normales.

Hoy, después de la debacle magisterial morelense sabemos que el ACE va en serio. Eso también lo intuyen los dirigentes magisteriales oaxaqueños, incluyendo a los vándalos de las normales oaxaqueñas. Por eso, precisamente, su virulencia reciente y el abandono de las aulas durante buena parte de este mes. Pero, a diferencia del gobierno morelense, nuestros burócratas solo rezan para que transcurran los dos próximos meses y la ola de las campañas federales los salve de la iracundia magisterial el próximo mayo.

Lástima que los candidatos ya están más que amarrados y de la dupla educativa oaxaqueña, por lo menos uno se quedará a lavar los platos rotos que implicará no firmar el ACE en Oaxaca. Los famosos 44 mil millones de pesos obtenidos en la Cámara de Diputados federal se reducirán en varios miles de millones de pesos en el rubro educativo, los que deberá cubrir el gobierno estatal, para tener en calma a los rijosos de la Sección 22.

11 de noviembre de 2008

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ESTATAL.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 9 de noviembre de 2008.

Desde hace varias décadas, Oaxaca es uno de los estados más pobres del país. Esta situación no siempre fue así. Por ejemplo, durante la época colonial, la entidad era un buen productor de oro, productos agrícolas y elevó las riquezas personales gracias al cultivo y comercio de la grana cochinilla. Durante la primera mitad del siglo XX, la economía estatal empezó a crecer en el área de las manufacturas, a partir de la mecanización y el mejoramiento de los procesos tecnológicos de las artesanías locales y el procesamiento de las materias primas agrícolas locales. Fue la mejor época de la cuchillería, la talabartería, los telares, el procesamiento de los aceites vegetales, la fabricación de velas, veladoras y jabones. El otro gran despliegue del proceso industrial se dio en las décadas de los 70 y 80. En ese entonces existían en Oaxaca 14 grandes industrias que ocupaban a más de 200 personas; el gran problema residía en que 11 de ellas eran las famosas paraestatales, los monstruos a combatir de los siguientes gobiernos neoliberales y una sociedad inclinada cada vez más a la derecha políticamente.

La riqueza colonial oaxaqueña se derrumbó por las guerras civiles y la creación de los colorantes artificiales, gracias a la revolución de la química industrial. El crecimiento manufacturero del siglo XX terminó con la introducción de la carretera Panamericana, que si bien unió al estado con los principales centros productores y mercados del país, también permitió el acceso de productos manufacturados de mejor calidad y a más bajos precios que los producidos aquí. Sin una política económica definida y con escaso ahorro interno, el estado comenzó su declive industrial, que sólo logró solventar con las políticas de inversión estatal de los gobiernos de los presidentes Echeverría y José López Portillo. Entonces vino el boom económico de las empresas estatales como Cofrinsa, Proquivemex, Fapatux, Celox, la refinería de PEMEX, Astillero No. 8 y cinco ingenios azucareros, cuyas efímeras vidas concluyeron con el alud privatizador de Carlos Salinas de Gortari, cuando se vendieron las empresas y volvió a sellarse la suerte de la economía oaxaqueña. A los nuevos propietarios no les interesaba fomentar el empleo, sino maximizar las ganancias que pudieran producir. El resultado fue el cierre de las empresas y el despido de sus trabajadores.

A partir de estos fracasos del crecimiento industrial oaxaqueño, se ha insistido en un diagnóstico que casi demuestra nuestra incapacidad estructural para obtener los mejores niveles de bienestar para la población estatal.

Así, sabemos ahora que, mientras el Distrito Federal tiene un Producto Interno Bruto de 15,338 dólares, Oaxaca, en 2007, sólo tenía 3,601 dólares, ubicándose en el último lugar de todos los estados del país y con un desarrollo económico sólo comparable al de un Estado con una guerra internacional y otra civil, como Irak, que tenía un PIB de 3,500 dólares anuales. Sin embargo, en 1985, en aquel período cuando el gobierno promovía las empresas paraestatales, tratando de nivelar los desequilibrios regionales generados por el impulso de una economía capitalista que sólo crecía en las zonas con grandes concentraciones urbanas, el Estado de Oaxaca ocupaba el antepenúltimo lugar en términos de Producto Interno Bruto. En ese entonces estaba por encima de Chiapas y Tlaxcala.

Este pobre desarrollo económico estatal ha impulsado el mantenimiento de la ruralidad oaxaqueña. En 2005, de las 10,186 localidades que existían en la entidad, el 98.4% eran rurales, es decir, comunidades donde vivían menos de 2,500 habitantes. En tres cuartas partes de los municipios del estado, el 100% de su población era rural. El gran problema reside en que son precisamente estas localidades donde no se cuenta con sistemas de agua potable, ni drenaje, tampoco tienen escuelas de nivel medio superior, los caminos de acceso son de terracería, casi siempre se ubican en zonas montañosas de difícil acceso y es donde la educación obligatoria se enmarca en la bilingüe y bicultural de las zonas indígenas, el área educativa más atrasada y con menos apoyos del gobierno estatal. Por eso, también, el 53. 32% de la población mayor de 15 años no tiene la primaria terminada; en ese mismo grupo poblacional, el 28. 66% eran analfabetos.

Con esas características socioeconómicas, es obvio que el estado tiene nulas posibilidades de entrar con éxito al ranking de la competitividad nacional. Por eso, mientras el Distrito Federal ocupa el primer lugar en los índices de competitividad nacional, Oaxaca ocupa el último lugar en 2008. Estos índices miden la posibilidad de contar con una sociedad incluyente, capacitada académicamente, sana corporalmente, la calidad de las redes de comunicación, telecomunicaciones y la eficiencia del sistema financiero. En esas mediciones, el Estado de Oaxaca tuvo los peores índices, superado por estados igualmente poco desarrollados como Tlaxcala, Chiapas, Guerrero e Hidalgo.

Esta dinámica difícilmente podemos superarla apostando a un modelo de desarrollo que ha demostrado su incapacidad para elevar los niveles de bienestar de la población nacional. Basado en las condiciones sociales y culturales de la entidad, los gobiernos oaxaqueños debían hacer un alto en su dinámica de fracasos económicos, revisar los caminos seguidos hasta hoy, para plantearse una alternativa verdaderamente viable, a partir de las condiciones sociales reales con que se cuenta.

SIMA PANISTA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 8 de noviembre de 2008.

Sin afanes de oráculo, pero con la evidencia de los datos, es posible prever en el lamentable accidente de Juan Camilo Mouriño, el principio del fin del PAN al frente del destino de México. Bastó un sexenio para descubrir que la ideología de derecha de los fundadores del panismo, setenta años después habían desembocado en un río de ambiciones de riqueza, corrupción e incapacidad administrativa. El actual gobierno no tardó en mostrar el rostro de los negocios hechos al amparo del poder. Pero también nos dejó en claro que las nuevas generaciones panistas eran y son hombres preparados para los delitos de cuello blanco. Ésos cuyo destino no es la denuncia penal, sino el desfiguro social bajo la sombra protectora del poder político y la riqueza personal.

Ése fue, precisamente, el caso de Juan Camilo Mouriño (debo tocar el tema, aun cuando no sea políticamente correcto en estos momentos, aunque debo aclarar que lamento profundamente la muerte del padre de familia y el ser humano). Hasta donde sabemos, estudió una licenciatura en economía y una maestría en contaduría. Me imagino que el posgrado le enseñó cómo hacer las cosas administrativamente, sin dejar huellas para una querella judicial.

Por eso, cuando en la revista Contralínea, Ana Lilia Pérez documentó el conflicto de intereses del presidente de la Comisión de Energía de la cámara de diputados, él sabía que el asunto sería solamente un escándalo mediático. Esa fue la hebra que retomó López Obrador para darle proyección política y tono de denuncia al exhibir los contratos firmados por Mouriño como representante legal de un empresa al servicio de Pemex siendo, a la vez, servidor público. El caso no pasó de la denuncia y la comprobación del cambio de los tiempos. El entonces recientemente nombrado secretario de Gobernación, en una entrevista televisiva, con desparpajo aceptó haber firmado los papeles, pero negó haber violado alguna ley. Tenía razón, pero también dejaba en claro la visión empresarial panista del poder: los negocios y la abierta acumulación de capital, al amparo del poder.

Juan Camilo fue un hombre útil al panista Felipe Calderón. Fue de los pocos que entendieron que el poder se ejerce para mantenerse en él. Por eso, cuando encabezó la Oficina de la Presidencia, impuso la política de que los delegados federales debían ser de probada militancia panista y haber sido, por lo menos, candidatos a un cargo de elección popular. Ahí comenzó a tejer las redes de sus aspiraciones futuras. Por eso no fue extraño su nombramiento como secretario de Gobernación. Lo que nunca previó el presidente Calderón fue el cambio de la sociedad mexicana y la vulnerabilidad de su probable Delfín, por sus negocios hilados al amparo del poder.

También por eso, no tuvo nada de extraño el reciente comentario sobre la posible renuncia del secretario de Gobernación, después de la negación y reconvención de la Procuraduría General de la República para entregar el expediente de la investigación de la justicia española en torno a los hasta ahora oscuros orígenes de la fortuna familiar de los Mouriño Terrazos. Este episodio de la política panista se truncó por el accidente aéreo.

La lista de nombres de los posibles sucesores es la prueba palpable de la falta de alternativas del presidente de la República. Por eso, insisto, el incidente comienza la sima de la decadencia panista en el poder. Ojalá los delegados federales panistas comprendan que el año de Hidalgo aún no ha comenzado.


5 de noviembre de 2008

DESASEOS DE LA SAGARPA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 31 de octubre de 2008.

Es de todos conocido que el panismo, como gobierno, se ha caracterizado por la corrupción entre sus filas y la ineficacia para dirigir los destinos del país. En nuestra entidad, los delegados panistas se han distinguido por su incapacidad administrativa y el manejo faccioso de los recursos públicos federales. Han impulsado una verdadera campaña para cooptar organizaciones, atraer presidentes municipales y financiar asociaciones civiles que, piensan, pueden ser sus próximos aliados electorales. También hay toda una política para impedir la ejecución estatal de los recursos federales. Donde han podido, los delegados han boicoteado y aplazado la ejecución de los programas, además de impulsar los proyectos de sus más allegados o, quizá, donde ven la supuesta oportunidad para engordar al cochinito electoral.

Este es el caso de la Sagarpa, donde retrasaron la ejecución del Programa Soporte, hasta el cierre de las ventanillas para recibir documentación del Programa Adquisición de Activos Productivos, buscando que los productores y los municipios no tuvieran ninguna asesoría para la presentación de proyectos y, al final del año, hubiera una buena bolsa de recursos económicos para transferir al próximo año o para que los allegados y socios de la delegación de Sagarpa tengan prioridad en la asignación de los recursos.

A un mes y medio del cierre del ejercicio fiscal federal, la Sagarpa no ha iniciado aún la revisión y aprobación de los pocos proyectos presentados. Además, después de diez meses de su apertura, no ha autorizado un solo pago de los Programas Soporte y Adquisición de Activos Productivos. Uno de los programas graves es que la SEDER contrató a un buen números de profesionales que se desempeñan como Asesores de los Consejos Municipales de Desarrollo Rural Sustentable, quienes iniciaron labores desde el mes de junio y hoy, 31 de octubre, cinco meses después, aún no cobran un solo centavo del dinero que, al parecer, la Tesorería federal ya depositó para la delegación de la Sagarpa. Entre trámites burocráticos interminables y el abierto deseo de postergar los pagos, la Sagarpa juega con el hambre de los profesionales del campo oaxaqueño.

Pero no solo eso. Por disposiciones de la delegación de la Sagarpa, se prohibió financiar proyectos de servicios en el Programa Adquisición de Activos Productivos. Así han actuado las ventanillas de la SEDER; sin embargo, la delegación de la Sagarpa ha resuelto apoyar, entre otros más, cuatro proyectos de servicios. El matiz de su criterio quizá esté basado en los montos propuestos a asignar. Cada uno de los proyectos ecoturísticos tiene un costo promedio de tres y medio millones de pesos. El problema estriba en que las adquisiciones y los trabajos a efectuar están sobrevaluados. En realidad, ninguno de los proyectos cuesta la cantidad presupuestada y aprobada, en primera instancia, por la delegación de la Sagarpa.

Además, hay una clara triangulación entre un contratista privado, la Fundación Comunitaria que dirige Jaime Bolaños y el delegado de la Sagarpa, Edgar Guzmán Corral, para establecer una red de coyotaje, buscando sus propios beneficios personales.

Así, mientras los municipios que participan en los programas rurales, amparados por la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, tienen asignado un promedio de cien mil pesos para ejercer, a cuatro organizaciones privadas les van a entregar casi 16 millones de pesos, en proyectos sobrevaluados y que solo servirán para enriquecer a unos pocos vivillos del sistema.

FRACASO CULTURAL.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 26 de octubre de 2008.

Muy pocos ponen en duda que el último periodo de gobierno con un proyecto cultural, fue durante la administración de Margarita Dalton Palomo al frente del Instituto Oaxaqueño de las Culturas (IOC). Desde entonces, el gobierno estatal ha ido de tumbo en tumbo, confundiendo los espectáculos y presentaciones artísticas con el proyecto de desarrollo y fomento de las culturas oaxaqueñas.

En el afán de mostrar la supuesta importancia del desarrollo cultural, este régimen impulsó la transformación del IOC en una Secretaría de Cultura, con lo que de paso dejaron en claro que para ellos, la cultura era una sola –quizá la reconocida como occidental- y no la diversidad de manifestaciones artísticas y culturales que producen los muchos pueblos de Oaxaca, como se reflejaba en el nombre de la anterior institución.

Lo que el gobierno nunca observó es que el mal era de fondo. Nadie se puso a pensar en la inexistencia de un proyecto cultural gubernamental y, por lo mismo, cualquier modificación del nombre solo era un cambio burocrático más, beneficiando solamente al nombrado secretario y subsecretarios, por los altos sueldos que perciben.

El problema principal en el área cultural del gobierno del Estado es la incapacidad para comprender que la presentación de eventos artísticos y alguno que otro espectáculo de corte popular, no es el fin último de la administración, sino su función está en la posibilidad de crear las condiciones para impulsar el florecimiento de las artes y las manifestaciones culturales. Las sumas millonarias en pasajes, viáticos y sueldos para pagar a artistas famosos en otros tiempos y lugares del planeta, no compensan el abandono burocrático de las venas artísticas de un estado que ha dado muestra de ser una inmensa cantera de creadores y artistas locales.

Hace apenas tres sexenios, Oaxaca se caracterizaba por tener una verdadera explosión de poesía y literatura. En las librerías locales, incluso en los quioscos de periódicos y revistas, era posible encontrar folletos artesanales, con las obras de los poetas y literatos oaxaqueños. Hoy en día, no existe una sola editorial del gobierno estatal que publique la producción literaria oaxaqueña. Aquel florecimiento de la escritura local, se ha convertido en un punto de inflexión para los negocios de las imprentas particulares, donde los autores deben pagar ediciones privadas. El único pobre intento editorial del gobierno estatal se refugia en el IEEPO, donde, en verdadera clandestinidad, se imprimen textos que desaparecen en los subterráneos del vacío social.

Todos sabemos que Oaxaca es tierra de músicos. Sin embargo, no hay una sola instancia de gobierno que fomente la creación artística de los oaxaqueños, ni siquiera de nombre hay un área burocrática que grabe y ayude a comercializar la producción musical de los oaxaqueños.

Estas dos áreas las tomó sólo como ejemplo, porque nos conducen a la equivocada idea gubernamental de que sólo es arte aquello que se vende, lo que produce ganancias. En pos de la idea del arte empresarial, del artista-empresario, el gobierno del Estado ha abandonado las políticas de fomento cultural y artístico. Se cree que si Luis Miguel ha logrado triunfar, ¿por qué los músicos oaxaqueños no pueden convertirse en exitosos canta autores y colarse al esquema comercial privado para ganar dinero? Si las editoriales nacionales e internacionales pelean las obras de Pérez-Reverte, ¿por qué los autores oaxaqueños no entran al circuito comercial, para difundir sus escritos?

La equivocación de la concepción del fomento cultural ha llegado a tal grado, que, desde el sexenio pasado, se ha intentado frenar la gratuidad de las presentaciones artísticas. Desde entonces, para los funcionarios gubernamentales, un espectáculo o una presentación artística sólo tiene valor si los oaxaqueños están dispuestos a pagar para poder presenciarlos. Es sabido de algunas discusiones en la pomposamente llamada Secretaría de Cultura, donde se discute la imposibilidad de traer obras musicales, porque los oaxaqueños no tiene dinero para pagar la entrada. A ese absurdo ha llegado el intento de la privatización de la cultura y las artes en Oaxaca.

Por eso, no es ninguna novedad la noticia de que pintores de otras entidades han acaparado los mercados nacionales de arte pictórico, porque los artistas oaxaqueños no tienen acceso a ellos. Me imagino que los actuales directivos de la burocracia cultural han de estar más que felices del hecho: al fin, el mercado ha logrado imponer su mano invisible en la comercialización de las pinturas.

Tampoco nos debe llamar la atención el anuncio de que el Planetario Nundehui será entregado a la Fundación Harp Helú. Es otra muestra más de cómo el gobierno municipal y estatal están demostrando su incompetencia y su falta de conocimiento para el desarrollo de las culturas. Es la aceptación de la incapacidad administrativa gubernamental para impulsar una política de fomento cultural y, que, desgraciadamente, se considere que sólo donde hay riqueza se puede producir cultura, porque, tampoco las fundaciones empresariales son generadoras de arte y cultura. Cuando mucho se convierten en canales de comercialización de los artistas y las obras de arte que atesoran sus patrones.

BRAD WILL: JUSTICIA.

FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 24 de octubre de 2008.

Te extrañamos, Lizbeth.

El miércoles pasado, el Juez Cuarto de lo Penal, dictó auto de formal prisión contra Juan Manuel Martínez Moreno, por el delito de homicidio calificado contra Bradley Roland Will, el 27 de octubre de 2006. También lo hizo contra Octavio Pérez Pérez, por encubrir el asesinato. Con este hecho, se cierra la primera etapa del controvertido caso y dejan de tener razón los dimes y diretes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) contra la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR).

Para dos, de tres poderes de la Federación, el caso es muy claro: el asesino de Brad Will se encontraba a dos metros de distancia, le disparó una bala en el centro del pecho y, más tarde, volvió a dispararle otra bala, en sedal, en uno de sus costados. Quienes trasladaron al camarógrafo de Indy Media a la Cruz Roja, no sólo encubrieron al delincuente, sino también ayudaron a borrar las huellas del crimen.

En este caso, como en otros, el prestigio de la CNDH queda en calidad de trapeador para las burocracias sin sentido. Como lo he manifestado, salvo en el mandato de su primer presidente, esta Comisión ha navegado entre las inmundicias de la defensa de las delincuencias profesionales, el olvido de la defensa de los derechos inalienables del ser humano -como en el caso de la muchacha bajacaliforniana obligada a procrear un hijo, producto de una violación- y la parafernalia de la mediatización de su actuación, para obtener el olvido ciudadano de las constantes pifias de su actual presidente, José Luis Soberanes, como su actuación al responder al llamado de los radicales de la ultraderecha, para convalidar la controversia constitucional contra la ley del aborto antes de las 12 semanas, emitida por la Cámara de Representantes del Distrito Federal.

A pesar de los pataleos de los familiares de Brad Will y de las concertadas acusaciones de las organizaciones no gubernamentales, extranjeras y locales, caracterizadas por denostar al Estado mexicano, el Poder Judicial ha dado la razón a las investigaciones de la PGR. De paso, ratificó lo que, desde un principio, la entonces Procuradora de Justicia del Estado, Lizbeth Caña Cadeza, había denunciado públicamente y le valió la demanda de su destitución por parte de la Sección 22, para entrar a un proceso de negociación con el gobierno estatal.

Por cierto, no es extraño el silencio de la dirigencia magisterial sobre la detención del asesino material, tampoco el silencio real del líder mediático de la APPO, Flavio Sosa. Ellos sí tienen conocimiento de la verdad del caso. Para desgracia de los familiares de los implicados, en este caso, como diría Jesús Reyes Heroles, la forma es fondo. Las negociaciones con el IEEPO, para obtener el dinero de las fianzas, se asemejan en mucho a las treinta monedas de plata que Judas recibió al entregar a su Maestro.
Para fortuna de los oaxaqueños, el caso Brad Will está en manos de los juzgados federales. No quiero imaginar este asunto en manos de los actuales ministerios públicos y jueces estatales. Si fueron capaces de liberar a una mujer que acuchilló a su esposo y lo vio desangrar durante dos horas, sólo por la presión mediática de la organizaciones feministas; si retiraron pruebas contra los detenidos por los delitos durante la Trifulca Política del 2006, no tengo ninguna duda que, en sus manos, los implicados en el asesinato de Brad Will no sólo estarían libres a estas horas, sino incluso serían reconocidos como los pro hombres de la ilusa “Primera Revolución del Siglo XXI”.

19 de octubre de 2008

PROYECTO ECONÓMICO NACIONAL.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 19 de octubre de 2008.

Una de las características más reiteradas de la política del desarrollo mexicano ha sido el marcado y persistente apoyo a la empresa privada, mediante privilegios y concesiones a los sectores económicos más poderosos del país. Sus resultados no han sido en beneficio de la mayoría de los habitantes del país.

Tres han sido las grandes etapas político-económicas para consolidar el capitalismo mexicano. Una primera va de la década de 1940 a 1970. Durante el período presidencial de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) se reorganizó Nacional Financiera y se revitalizó el aparato productivo del gobierno, con el fin de favorecer a la iniciativa privada del país. Esa misma política siguió Miguel Alemán en el sexenio posterior, impulsando a las empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras. En general, los siguientes periodos presidenciales mantuvieron el esquema, sin tener más objetivos que la acumulación privada de capital.

Si bien el periodo de 1940 a 1970 se caracterizó por altos porcentajes de crecimiento del Producto Interno Bruto nacional, no se observó ninguna mejora en la calidad de vida de la población. Por ejemplo, de 1940 a 1946, el crecimiento económico fue de 9.7% anual, con Ruiz Cortines llegó a 10% y con Adolfo López Mateos a 11.7%; sin embargo, en 1970 vivían en condiciones de pobreza extrema el 39.2% de la población y el 23.3% en la pobreza. El 62.5% de los mexicanos eran pobres. Para ese mismo año, el Banco de México informaba que el 20% de las familias concentraban el 56% del ingreso nacional y 10 años después concentraban el 60%. Con estos datos, se puede observar la falacia del supuesto de que el crecimiento sostenido garantiza un incremento de los niveles de bienestar de la población en general, pues el esquema seguido, de la sustitución de importaciones o de industrialización del país, lo único que impulsó fue la tendencia a la concentración del ingreso en el país.

La segunda etapa va de 1970 a 1995. En los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo se produjo un proceso de crecimiento monopólico estatal y privado, a pesar de la crisis y recesión económica con que tomó el gobierno el segundo, por la devaluación del peso y por los convenios firmados con el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, el descubrimiento de nuevos yacimientos petroleros, el incremento de la plataforma de extracción y el aumento del precio del petróleo, le permitieron al gobierno de López Portillo impulsar una política de creciente endeudamiento para acelerar la industrialización del país. Los resultados obtenidos fueron una elevada inflación, el aumento de la deuda externa, el desempleo y el agudizamiento de la concentración del ingreso. Al finalizar el sexenio, junto con América Latina, México entró en “la década perdida” en materia económica, registrando tasas negativas de crecimiento (-4. 2% en 1983, -3.8% en 1986), la fuga de capitales por la devaluación del peso y la caída de los precios del petróleo.

La tercera etapa comienza a partir del sexenio del presidente Miguel de la Madrid, cuando se intentó reencauzar al país en un nuevo proceso, buscando abrir la economía al exterior. Este proceso se consolidó con la llegada a la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, en 1998, cuando se encontró con una economía en recesión, la disminución de las actividades productivas y el mercado interno deprimido por los bajos ingresos de la población.

Salinas impulsó medidas económicas de corte abiertamente neoliberal, para orientar el crecimiento hacia la apertura comercial del mercado externo, lo que, si bien propició el aumento de la producción manufacturera, disminuyó la actividad del sector primario. A pesar de las promesas discursivas, la política económica impulsó el incremento de las diferencias regionales y el decrecimiento de las actividades del sector agropecuario. Así, en 1989, el crecimiento promedio anual del sector primario registró tasas negativas de -3.1 %, y la pérdida de 2.4 millones de empleos. A su vez, 14.3 millones de mexicanos cayeron en la pobreza extrema. Durante todo este periodo, el ingreso de la población se pulverizó y el salario mínimo sufrió un deterioro de 32%, debido a las políticas de contención salarial que no iban a la par con los montos de la inflación.

El siguiente gobierno comenzó con la devaluación del peso debido al llamado "error de diciembre" de Ernesto Zedillo, que obligó a mantener el impulsó al sector exportador y la búsqueda de inversión privada, tanto nacional como extranjera. A partir de 2000, la mayoría de los votantes mexicanos depositaron su confianza en el Partido Acción Nacional, que abrazó y extendió el neoliberalismo y la visión empresarial como medio y fin del gobierno mexicano; incluso, el panista Vicente Fox llegó a definirse como un empresario haciendo funciones de presidente.

Los resultados obtenidos no han sido de ninguna manera halagüeños. En esta etapa, si bien la economía mexicana ha mostrado periodos de bajo crecimiento, se han marcado aun más claramente los desequilibrios regionales, se incrementaron las corrientes migratorias de las áreas rurales a las ciudades y se vive un constante deterioro de las condiciones laborales. Las características de la economía mexicana son: 1) incapacidad para absorber la mano de obra disponible; 2) no generar fuentes de empleo, debido a la falta de crecimiento constante de los sectores económicos, principalmente el manufacturero; 3) imposibilidad de mejorar las deterioradas condiciones de trabajo, permitiendo la existencia de jornada de más de 48 horas e ingresos mensuales menores a dos salarios mínimos para casi el 50% de la población con empleo; y, 4) incapacidad para aumentar la seguridad laboral y las prestaciones de ley de los mexicanos.

17 de octubre de 2008

LECCIONES MAGISTERIALES.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 17 de octubre de 2008.

En el problema magisterial del estado de Morelos se enfrentan dos fuerzas, con la que ningún mexicano se puede identificar plenamente: por un lado, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), cuyo emblema es la salvaje y silvestre Sección 22 de Oaxaca y, por otro, el cacicazgo magisterial de Elba Esther Gordillo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). En medio, atrapados y molidos por la barbarie, está la educación de miles de niños morelenses, quienes durante dos meses no han podido acudir a clases, pero, también, el destino de un proyecto para profesionalizar la enseñanza y darle calidad a los contenidos educativos de los niños y jóvenes del país.

El 13 de agosto, dos días después de la firma de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) en Cuernavaca, Morelos, comenzaron los paros magisteriales. Una semana después se constituyó la Comisión Negociadora del Movimiento de Bases Magisteriales de Morelos, para desconocer al comité seccional del SNTE.

Quienes retomaron la experiencia oaxaqueña —abandono de las aulas, bloqueo de carreteras, plantones y marchas— son un variopinto de actores: ex dirigentes seccionales desplazados, profesores que no aceptan perder los “derechos” para vender y heredar las plazas, y funcionarios del instituto de educación estatal (inspectores de preescolar y primarias, directores de secundarias y jefes de sector) con sus propios rencores contra el titular. También están ahí los activistas de la CNTE de Michoacán y Oaxaca, buscando reemplazar el liderazgo del SNTE; movimientos sociales como el de Los 13 Pueblos de Morelos y el Movimiento Tepozteco, así como militantes de la APPO oaxaqueña. Además, algunos legisladores y autoridades municipales del PRD.

Así, el movimiento morelense no reivindica las mejores causas de la educación, sino es una mezcla de intereses y complicidades para hacer fracasar la ACE y lograr el control sindical magisterial.

Ojalá las autoridades educativas oaxaqueñas observen este humeante espejo, para prepararse al conflicto que se desencadenará aquí dentro de unos meses. Si bien no se repetirá la Trifulca Política del 2006, el dirigente magisterial, Azael Santiago Chepe, trae en su agenda las líneas del perredismo más silvestre del país, las alianzas con los grupos más radicales del magisterio y, también, por qué no decirlo, los vínculos con los grupos periféricos de la guerrilla local. Quienes lo vean como un líder cooptable, pueden sufrir una desagradable decepción. Quienes lo vean sólo como un ariete contra Elba Esther Gordillo, convendría que recordaran la experiencia de Felipe Martínez Soriano en el conflicto de la UABJO, hace 30 años.

Si bien, aquí la ACE aún no tensa las relaciones gobierno-magisterio, a partir de enero debe ponerse en marcha en la entidad; de lo contrario, disminuirán los apoyos educativos federales y será el gobierno estatal quien desembolse los grandes costos económicos del sometimiento a los dictados de la Sección 22. Aún así, nadie garantiza que la dirigencia sindical se someta al yugo de las alianzas políticas personales. Quienes juegan a la alquimia electoral, tampoco deben olvidar que en el 2006, los únicos distritos electorales federales ganados, fueron precisamente aquellos donde el perredismo magisterial estaba escindido o los padres de familia les arrebataron las escuelas, como en el Istmo de Tehuantepec y la Sierra Mazateca.

12 de octubre de 2008

LAS BARBAS DEL VECINO.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 12 de octubre de 2008.

Bill Clinton fue uno de los presidentes más ocurrentes de nuestro vecino país del norte. De las prácticas de la Lewinsky, pasando por el rescate más rápido ante el desastre financiero de México en 1995, a él se debe una de las más famosas y lapidarias frases de la historia norteamericana: “Es la economía, idiota”, dijo, para criticar al presidente George Bush Sr. y rescatar del marasmo a Estados Unidos.

Ése fue uno de sus puntos fuertes para derrotarlo y es la misma fórmula que los ciudadanos norteamericanos le van a recetar a George Bush Jr., en su intento por mantener al Partido Republicano en la presidencia imperial norteamericana. Hasta ahora, cuando la crisis financiera de Estados Unidos está comenzando apenas, el candidato demócrata, Barak Obama, le lleva al republicano una ventaja de entre 5 y 8 puntos porcentuales en las encuestas aplicadas recientemente; también le está ganando a John McCain en los estados tradicionalmente cautivos de la derecha republicana. De acuerdo con estas tendencias, el próximo año, por primera vez, un negro se sentará a despachar en la Oficina Oval de la Casa Blanca.

Contra todos los pronósticos y las dudas de quienes pensaban que los blancos norteamericanos, en el último momento, iban a voltear a ver el color de la piel de los dos candidatos y se iban a inclinar por su tradición europea y protestante, los beneficiarios del poderío norteamericano, los grandes financieros y los jugadores de la fortuna de Wall Street, han volteado los papeles, gracias a su soberbia, su avaricia y su irresponsabilidad. Hoy, muy pocos norteamericanos le tienen confianza al Partido Republicano que enarboló las banderas de la libre empresa, de la libertad absoluta para el libre albedrío de los empresarios y financieros, y condujo el mito ideológico de la mano invisible del mercado como bandera de conquista por sobre todos los pueblos del mundo.

La mayor parte de los votantes achaca el desastre financiero norteamericano a un gobierno que no pudo y no quiso poner control al aventurerismo de los apostadores financieros. Los mismos que ahora, con el dinero de los contribuyentes, se pagan millonarios sueldos y bonos, casi como premio por el desastre económico que propiciaron. Estos son los nuevos aires que hacen ondear la bandera triunfante del candidato del Partido Demócrata.

Así, la crisis financiera mundial le va a dar el primer rebote al gobierno norteamericano que le explotó en las manos. La segunda escena de esta deflagración financiera la vamos a vivir en México.

A principio de este año, todas las encuestas y opiniones apuntaban al reverdecimiento de las esperanzas del PRI. Se basaban en la corroboración de las corruptelas del PAN y de sus fracaso como opción de gobierno, porque los funcionarios de la derecha jamás pudieron aprender a gobernar con base en los intereses de la nación, sino respondiendo solamente a intereses facciosos y partidistas. Pero, también, porque en el manejo económico, el PAN en el gobierno se enredó en la macroeconomía y propició una escalada de precios, buscando inducir a la opinión pública a aceptar la ley para la privatización petrolera.

En ese esquema -de cumplimiento de los compromisos contraídos con los financieros internacionales que apoyaron la alternancia como definición de la democratización mexicana y el triunfo de Felipe Calderón como propuesta de cambio-, el gobierno redujo subsidios e impulsó la escalada inflacionaria que afecta principalmente a los más pobres del país. Lo que nunca esperó este gobierno neoliberal, fue el desfondamiento de la supuesta economía más sólida del mundo. El desbarrancamiento financiero de Estados Unidos tomó por sorpresa al gobierno mexicano, como lo declaró el miércoles pasado el secretario de Hacienda, Agustín Casterns.

Es la gota que va a derramar el vaso de los mexicanos. Con un Partido de la Revolución Democrática enredado en las luchas tribales y en su ilegitimidad fundacional como partido de izquierda, muchos votantes han perdido al sol amarillo como faro de su lucha política. Entre la barbarie mesiánica de López obrador y el pragmatismo comercial de Los Chuchos, el militante perredista se va a perder en la maraña de siglas que las nuevas boletas electorales de 2009 le presentarán. Del naranja convergente, pasando por el rojo petistas, hasta llegar al amarillo perredista, muchos votos se van a volatilizar por la falta de consistencia ideológica de sus líderes políticos y, otros, por la ambición y la corrupción marcada de los más radicales del perredismo silvestre.

La primera muestra del futuro inmediato lo acabamos de observar en las pasadas elecciones de Guerrero. Ciertamente, ganó el PRI, pero las causas fundamentales estuvieron en las pugnas internas de los partidos autonombrados de izquierda y en la abulia y el marasmo del panismo derechista.

Pero también, como en Estados Unidos, la anticipada derrota del PAN y el PRD, el próximo año, va a tener en su base la ya clásica expresión de Bill Clinton. La economía va a ser el martillo del ataúd político de los aprendices de magos panistas y también del radicalismo tropical perredista.

DOBLE DISCURSO MAGISTERIAL.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.
Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 10 de octubre de 2008.

En su primera reunión con funcionarios del gobierno estatal, la nueva dirigencia del magisterio pidió dejar de lado simulaciones, imposiciones y autoritarismo para atender las demandas de los mentores con voluntad política (Tiempo, 8/X/2008). El Gobierno del Estado debía preocuparse por ese llamado a la voluntad política, porque implica una convocatoria a transgredir las leyes, para cumplir los caprichos del sindicato magisterial.

Si no mal recuerdo, uno de los primeros en utilizar el término fue el presidente municipal de Juchitán, Leopoldo de Gyves de la Cruz, cuando se puso en huelga de hambre para no comprobar más de 42 millones de pesos. Con el absurdo argumento de no contar en Juchitán con profesionales para llevar una cuenta pública ordenada, exigió la voluntad política gubernamental para solucionar su problema. A su entender, la voluntad política implicaba hacerse de la “vista gorda” y/o, en su caso, el propio gobierno estatal debía justificar los recursos reclamados. La voluntad política se aplicó y, hasta el día de hoy, Leopoldo de Gyves vive al amparo de la total impunidad.

A esa misma voluntad política convoca la Sección 22, para resolver sus dos principales demandas. Primero, el Gobierno debe recuperar las escuelas, entregadas por los padres de familia de la región mazateca y valles centrales a los profesores que sí daban clases, mientras la Sección 22 holgazaneaba en el zócalo oaxaqueño o estaba en plantones y marchas. Segundo, reclaman el castigo inmediato de sus agresores, en aquellos conflictivos días de 2006. Exigen soluciones no conflictivas, porque de lo contrario, el sindicato se verá obligado a mostrar su fuerza.

Como puede observarse, en esta primera reunión no hubo una sola propuesta de cómo elevar el nivel educativo de los niños y jóvenes de Oaxaca; tampoco se habló de cómo recuperar los días perdidos en las marchas y reuniones sindicales para elegir a sus dirigente y, mucho menos, se planteó posibilidad alguna de cursos de actualización y capacitación pedagógica para mejor atender al alumnado. Para concluir, el Gobierno, en voz de su Secretario General, ya adelantó su mejor voluntad para que las normales del estado no se cierren; puntual ofrecimiento que los profesores ni siquiera se dignaron a considerar, porque aún no está en la agenda nacional educativa.

Sin embargo, lo que sí dejó claro Azael Santiago Chepe, nuevo dirigente sindical, es que, siguiendo al Peje legítimo, no reconoce la legalidad y legitimidad del actual gobernador Ulises Ruiz Ortiz. Ya en Morelos, el mismo personaje gritaba la consigna “¡No a la privatización de la educación!”. Aquí en Oaxaca, frente a las autoridades que el Gobernador nombró y tomó la protesta, les restregó en la cara el mismo discurso pejista: ni la mano, ni el saludo al Gobernador de Oaxaca; pero eso sí, exige que el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz le solucione sus problemas. No sé si sea un problema de psicosis política o sólo una pose circense. El problema estriba en que los grandes conflictos empiezan por las pequeñas incomprensiones verbales y estallan en medio de los conflictos de pasiones.

He insistido que en Morelos se está decidiendo el destino de la educación mexicana. Ojalá los funcionarios oaxaqueños se miren en ese espejo y no sigan cometiendo los mismos errores que han llevado a la Sección 22 a ser portavoz de la oscuridad educativa de todo el país.

5 de octubre de 2008

ANDANZAS MAGISTERIALES.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 5 de octubre de 2008.

Para fortuna de los oaxaqueños y para desgracia de los morelenses, el destino de la educación pública nacional se está decidiendo en el estado de Morelos. La disidencia de la Sección 19 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), aprovechando el cambio de su dirigencia estatal y la novatada de los recién llegados, inició un movimiento que terminó en la confrontación con la recién firmada Alianza por la Calidad de la Educación.

Como argumento para la movilización, que comenzó como una lucha por el control de la dirigencia, utilizaron un tema clave para cualquier profesor sindicalizado: el gobierno federal quería arrebatarles el derecho de heredar las plazas a los familiares que decidieran. En una ahora famosa nota televisiva, una profesora de Morelos declaró públicamente que estaban luchando para conservar los usos y costumbres de la herencia de las plazas magisteriales.

Obviamente, el argumento era el más endeble y el más susceptible de repudio por la opinión publica. Cuando la dirigencia de la disidencia nacional se percató del hecho, modificaron el formato de las declaraciones y convocaron la ayuda de sus seguidores y defensores en la prensa del Distrito Federal. A partir de entonces, el movimiento magisterial morelense y sus portaplumas manejaron la lucha como defensa contra la privatización de la educación pública. Siguiendo el eslogan de la lucha por el petróleo, la consigna fue ¡no a la privatización de la educación en México!

En el proceso, el magisterio disidente morelense abrevó de lo más nefasto de la Sección 22 oaxaqueña. Cerraron las escuelas y bloquearon las carreteras; en las casetas de pago, dejaban pasar los vehículos, pero antes, los automovilistas tenían que “cooperar para la causa”. No le pagaban al gobierno federal, pero el sindicato magisterial sí cobraba el peaje. El mismo esquema de la toma de la caseta de la supercarretera en la desviación a Telixtlahuaca, donde, año con año, los profesores oaxaqueños se forran los bolsillos con los ingresos federales.
La siguiente etapa fue el bloqueo al Palacio de Gobierno y las calles de Cuernavaca. La semana pasada, la disidencia magisterial morelense dio un paso más en la copia del modelo oaxaqueño, al convocar a las organizaciones sociales y políticas para integrarse en una coordinadora de lucha: estaban convocando al fantasma de la APPO morelense.

Para su desgracia, en Morelos gobierna el PAN y en Los Pinos despacha ahora Felipe Calderón. Por eso, tuvieron una respuesta pronta. Los padres de familia de Morelos y la Asociación Nacional de Padres de Familia inmediatamente se movilizaron, convocaron a recuperar las escuelas y llamaron al gobierno estatal para impartir clases por la televisión estatal. Por su parte, la secretaria de Educación Pública también dio una respuesta contundente: las plazas son del Estado mexicano y no de ningún particular, dijo.

Con estos hechos, todo la mesa de negociación se encontró con la barrera de la necesidad de profesionalizar el proceso educativo y de evaluar sus resultados, tanto el trabajo de los profesores, como el conocimiento adquirido por los estudiantes. Precisamente las causas reales de la revuelta magisterial. Mientras las dirigencias sindicales consideran la plaza como patrimonio personal, la SEP plantea la permanencia en las plazas, pero con la consiguiente actualización en los procesos pedagógicos y en las modificaciones curriculares; a los de nuevo ingreso, también se plantea su evaluación, como paso previo para su contratación.

En contraparte, los defensores de la disidencia argumentan las disparidades regionales. Es decir, que un profesor de Oaxaca no sabe lo mismo que uno del Distrito Federal o uno de Nuevo León; que un niño oaxaqueño tiene capacidades diferentes a los otros niños de otras entidades. En síntesis, la defensa argumenta que los usos y costumbres regionales deben prevalecer por sobre la media nacional; pero también defienden que cada estado otorgue las plazas de acuerdo a los usos y costumbres establecidos entre los institutos estatales de educación y las secciones sindicales: la venta de plazas, su asignación mediante el puntaje por asistencia a marchas y plantones, entre otras linduras de la irracionalidad sindical.

Mientras en Morelos se disputa el destino de la educación nacional, los profesores oaxaqueños mantienen su misma línea. Eligieron un nuevo líder, sobre la base del activismo y la virulencia radical. Por eso, su primer acto fue dirigirse al estado de Morelos y enviar, a partir de esta semana, un contingente de profesores oaxaqueños para engrosar las desfortalecidas filas de la disidencia morelense.

No conformes con el paro de labores durante la semana de la elección de su dirigencia, los profesores volvieron a dejar sin clases a los niños oaxaqueños el jueves pasado. El pretexto era lo de menos: festejar el “¡2 de octubre, no se olvida!” o el apoyo solidario a la lucha morelense, de lo que se trata es dejar vacías las aulas, para manifestar la combatividad del supuesto magisterio democrático oaxaqueño. Y luego denuncian que quien quiere privatizar la educación en México es el gobierno federal, sin terminar de entender que, con sus largas ausencias de las aulas, han hecho más por la privatización de la educación en el estado, al impulsar el auge a las escuelas privadas, donde incluso asisten los hijos de los propios líderes magisteriales oaxaqueños.

4 de octubre de 2008

PIFIAS DE LA CNDH.


FELIPE MARTÍNEZ LÓPEZ.

Publicado en el periódico Tiempo, de Oaxaca, Oax., el 3 de octubre de 2008.

Nunca he creído que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) sirva realmente para algo, que no sea para pagar sueldos estratosféricos a un grupo de personas que se sienten funcionarios públicos, y para enredar la convivencia político-social del país.

La Comisión nació, según el modelo europeo, para tutelar los derechos de las personas contra el autoritarismo e ilegalidad del gobierno constituido. Sin embargo, su misión se extravió, cuando su personal comprendió que sólo podía actuar contra las decisiones administrativas del Poder Ejecutivo. El camino más fácil fue tutelar a la delincuencia contra los abusos policíacos.

Por eso, hasta hoy, no hemos visto un caso trascendental, donde la CNDH haya tenido intervención decisiva, para tutelar el derecho ciudadano nacional. Independientemente de la filiación política de los gobiernos de la República, la Comisión ha brillado porque sus intervenciones buscan los reflectores de la política, pero jamás en la defensa del interés ciudadano nacional.

Esto se pudo observar notoriamente durante la Trifulca Política Oaxaqueña del 2006. Había claramente una sociedad secuestrada por un grupo de vándalos y un sindicato magisterial, dirigidos por políticos que dirimían sus conflictos de grupo; estaba un gobierno estatal atado de manos por la incapacidad de sus funcionarios; y, el gobierno nacional se solazaba dejando a los oaxaqueños despedazarse entre sí, sin dar respuesta a los llamados de intervención de los poderes legalmente constituidos.

Cuando la CNDH acudió a Oaxaca, fue para corroborar si los derechos de los vándalos y el sindicato magisterial eran respetados o no. Sin embargo, al llegar a la ciudad, se encontraron a los oaxaqueños enardecidos y solicitando ser escuchados por una instancia institucional; entonces la Comisión montó una farsa para recibir las quejas. Hasta hoy, no conozco una sola respuesta dada a las miles de quejas presentadas en el Paseo El Llano.

Hace poco, la CNDH cometió el peor desaguisado de su existencia. Impulsado por los grupos de ultraderecha, su presidente se inconformó, ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la ley permitiendo el aborto en el Distrito Federal. La respuesta de la Corte fue clara y contundente. Muchos esperamos que por pudor y un mínimo de vergüenza, el presidente de la Comisión renunciara o, por lo menos, pidiera una disculpa pública.

Su última pifia es la recomendación emitida contra los resultados de las investigaciones por la muerte del norteamericano Brad Will. Es tan absurda la recomendación que, por ejemplo, reclama a la Procuraduría General de Justicia del estado su ausencia en el lugar de los hechos, inmediatamente después del asesinato. Como si el vandalismo de los APPOs hubiera permitido la presencia de una autoridad estatal, en medio de la balacera que provocaron. También establece que los disparos se efectuaron a una distancia de 50 metros, más o menos, sin ponerse a pensar que acusa a unos policías municipales de ser expertos tiradores, como para acertar con la misma arma, en dos ocasiones seguidas, casi en el mismo lugar, a una persona delgada y en constante movimiento.

Pero no se trata de resolver el caso, más bien de estar en el centro de la atención mediática, porque la mayoría de los mexicanos y de los analistas de los derechos humanos, están convencidos que la Comisión ha dejado de cumplir su papel y su presidente ha perdido la brújula de la misión originaria de esa institución.